“Señores y señoras, damas y caballeros vamos a entrar en el lugar donde ocurre la magia, la meca del circo madrileño”, nos advierte Carmencita del Cobrete antes de guiarnos por las entrañas del Price que, con El menor espectáculo del mundo, presenta seis piezas de microteatro a lo largo de un paseo por los rincones más íntimos del edificio.

Contar el número de butacas del Price, medir el diámetro del foso o conocer su complejo sistema de iluminación no serviría de nada si queremos saber cual es la verdadera esencia del circo. Hasta el 26 de octubre, la cicerone de El menor espectáculo del mundo, una decadente artista de vodevil maravillosamente interpretada por Julia de Castro (cantante estrambótica De La Purissima), hace trasparente el telón para mostrarnos el corazón de los trapacistas, los domadores y los magos que pululan cada noche por la Ronda de Atocha número 35. Las seis historias, entre el humor y la poesía, son las ganadoras del «Certamen de Textos Breves Teatro Circo Price» y su dirección corre a cargo de Marta Gutierrez, que ha salpicado cada situación con números de contorsionismo, acrobacia o lanzamiento de cuchillos, cuya belleza y precisión pude admirarse a muy corta distancia, dado que las visitas son para grupos de 30 personas.

Un espectáculo, dicen que el menor del mundo, capaz, sin embargo, de hacernos soñar en todos los circos habidos y por haber. El viernes pasado salí del Price convencido de que volvería muy pronto, porque es ya uno de mis escenarios favoritos de Madrid.  He echado un vistazo a la programación y del 6 al 9 de noviembre los finlandeses Race Horse Company visitan la ciudad con su nueva creación Super Sanday. ¡Ya estoy buscando hueco en mi agenda!

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