Dejarse caer (y leer) por Bloggin’ Madrid, siempre es un placer. Y en esta ocasión, queridos lectores, lo hago encantado y con el firme objetivo de descubriros aquellos lugares que no puedes dejar de visitar si encender la llama del placer es lo que buscas. Lugares muy de moda que, sin embargo, no veremos en las revistas ni en los blogs de ocio de la capital. Lugares donde encontrar al actor del momento junto con ese afamado editor de Instagram. Al primero y al último de los bloggers urbanitas, entre tercios y risas bien avenidas.
Si eres un auténtico classy gay madrileño (nativo o residente, no hacemos distinción), aquí tienes tus diez mandamientos:
1. Irás de copas a Maculato
Porque sí. Porque es el sitio de moda y no hay más que hablar. Porque allí se da cita lo más granado de la moda, la decoración y, en general, todo buen bebedor que se precie. Porque es el place to be de la temporada.
2. Comprarás en Sportivo
Porque es bueno, bonito y caro. ¿Qué más se puede pedir? Perfecto para ir hecho todo un dandy y cumplir a rajatabla el resto de mandamientos.
3. Comerás en Capuccino
Porque no todo iba a ser Malasaña y, al menos de vez en cuando, hay que dejarse ver por las zonas nobles. Y, ya puestos, que mejor que hacerlo en este mítico café balear (aterrizado hace no tanto en la capital) con vistas a la Puerta de Alcalá.
4. Alternarás en Cazador
Porque allí van los más guapos, los mejor vestidos y los más dicharacheros. Porque siempre hay una cara conocida. Porque las copas están a muy buen precio. Y porque la música es ideal para un gin tonic furtivo. Eso sí, no te pases con las copas: las miradas de desdén no tardarán en aparecer.
5. Acudirás, sin miramientos, a los premios AD y a la closing de ARCO
Si no estás, no existes. Si hace falta, róbale la invitación a tu classy gay más cercano. Pero no te las pierdas. Las Heineken y los vodka tonics for free hacen que estas veladas se conviertan en auténticos networkings de medianoche.
6. La tarde en la terraza del Principal y de arty party a la Fresh Gallery
Porque es la novedad. Porque su antecesor ya era un punto cardinal. Y este cinco estrellas viene dispuesto a marcar la diferencia. Su terraza: un primor en plena Gran Vía. Y sus gentes, pura flor y nata. Y después del té, a la Fresh. ¡Cómo no! Allí encontrarás más gente guapa que mecenas, más bloggers que artistas y más tacones que cuadros. Pero tú no entiendes de arte, a ti lo que te gusta es beber entre gente guapa. Y en la galería de Topacio tienes tu lugar de peregrinación.
7. Adorarás el brunch de Intercontinental por encima de todas las cosas
Porque un auténtico classy sabe valorar la calidad. Y cuando Madrid ya parece haber pasado la fiebre de los brunch de segunda en cada bar hípster de Malasaña, una vuelta a los clásicos es la opción más acertada. Eso sí, prepara el bolsillo: el lujo clásico hay que pagarlo.
8. Visitarás la Embajada Americana (en recepción, claro está)
Y es que desde que a sus paredes llegaran el nuevo embajador James Costos y su flamante pareja, por allí desfila lo más moderno de la ciudad. Sus fiestas, dicen, no se olvidan. Y nunca está demás codearse con la diplomacia gay del primer país del mundo (sin foto en Instagram, no cuenta). Si no te recibe James, nunca serás un classy.
9. Pasarás el after work en el Urban
Cada tarde es un festival en el Urban. Cuando no es una cosa, es otra. Da igual que sea martes que viernes. En el Barrio de las Letras tienes tu cita classy diaria. Buena conversación, buena música, buen beber y buen comer. Un must de la vida madrileña.
10. Bailarás en Clamores
Una vez hayas cumplimentado debidamente todos los mandamientos anteriores y después de una semana de lo más interesante, los viernes la fiesta se pasa en Clamores. Una mítica sala en las proximidades de Alonso Martínez donde, de cuando en cuando, encontrarás diseñadores, modernas albinas, directores de moda y otras especies del firmamento bailando entre eclécticos temas del pop más electrónico.
Pero oiga, que si lo suyo no es la etiqueta, la fauna gay madrileña consta de innumerables manadas a las que podrá adscribirse, según sus gustos y apetencias. Dime con quién andas, y te diré quién eres.