El Madrid de Christina Rosenvinge

Categoría: Diversión 25 octubre 2016
Christina Rosenvinge actúa el jueves 27 de octubre en la sala Ochoymedio.

Christina Rosenvinge actúa el jueves 27 de octubre en la sala Ochoymedio (Foto: Víctor Garrido).

La siempre hermosa Christina Rosenvinge es la gélida Venus de la música independiente española. Veterana desde los tiempos de pop comercial de Magia Blanca y Álex y Christina, iniciada ruidista con los Subterráneos y mutable crisálida de un montón de sonidos e influencias en solitario, Christina aterriza este jueves 27 de octubre en la sala Ochoymedio para cerrar la gira que la ha llevado durante un año a pasear su último disco Lo nuestro, en el que se pueden rastrear influencias de lo más variopinto.

Luis Cernuda, Louise Bourgeois, Nikola Tesla, New Order, Franco Battiato, Bill Callahan, Yoko Ono… De algún modo, todos estos personajes han dejado un poco de ellos mismos en canciones como Alguien tendrá la culpa, Balada obscena o La muy puta. Christina admite estos términos y aclara: “Así, puestos juntos, parecen cosas que metes al tuntún en una caja de mudanza. Pero son hilos que se entremezclan en estas canciones en la búsqueda de una interpretación personal de estos tiempos que vivimos. De la nada difícilmente sale nada. Lo más bonito de la música es lo insondable e inagotable que es. Cuanto más tiempo pasas dentro más, hallazgos haces y más fácil es integrar cosas dispares para crear un mundo propio”. Christina evoluciona constantemente dentro de la música, dándose la circunstancia de que poco tienen que ver la artista de los 80 con la de los 90, 2000 o la del ahora mismo. Ella lo razona: “Hay muchos artistas solistas con carreras largas que mutan cada cierto tiempo. En realidad mis canciones de todas las épocas conviven muy bien. Lo que cambia de un disco a otro son las circunstancias en las que lo hago y, por tanto, el sonido”. Hablando de esto último, en esta última versión de Christina suenan más dominantes los arreglos electrónicos. Christina está de acuerdo: “De momento he aparcado la guitarra acústica, me interesa más acercarme al rock con elementos sintéticos. Tengo una banda muy potente que ha barrido el intimísimo de la gira anterior. Hacer ruido es muy liberador y esta gira ha supuesto una renovación de energía para mí”.

Foto: Víctor Garrido

Foto: Víctor Garrido

En los últimos discos de Christina Rosenvinge se aprecia una defensa cerrada de la mujer: una especie de deseo de vencer los obstáculos a los que se enfrentan las féminas y un punto de comprensión y complicidad con ellas. ¿Podemos hablar de feminismo en su música?: “El mundo de la mujer es exactamente el mismo que el del hombre, pero la visión masculina ha sido dominante en cuanto a cómo se ha construido el relato del mundo hasta hace bien poquito. En el momento que una mujer tiene la posibilidad de escribir, la visión se amplia”. La cantante recuerda que “con Álex y Christina ya escribí canciones pop con un punto de vista muy feminista. El Souvenir, por ejemplo, era en contra del matrimonio tradicional y en la época de Los Subterráneos escribí otras tantas, pero entonces esa –feminismo- era una palabra maldita y cada vez que la pronunciaba la gente me miraba espantada. Me alegra mucho que ahora el tema de la discriminación sexual esté sobre la mesa. Hay que avanzar hacia una sociedad donde ni tu sexo ni tu preferencia sexual determine el lugar que ocupas en ella, porque aún falta mucho para la igualdad real”. El álbum tiene también un intenso sabor latino: “He tocado mucho en Perú y en Chile y, últimamente, tamnbién en México y Colombia. Es inevitable llevarte puesto algo de toda esa riqueza cultural. La música pop en español que me interesa es la que incorpora elementos propios de forma inesperada, estamos demasiado subyugados por el imperio anglosajón y nuestro camino está en el mestizaje”.

Pese  lo que muchos pudieran pensar, Christina tiene doble nacionalidad: “Nací en Madrid. Soy hija de inmigrantes daneses. He vivido aquí casi toda mi vida. Mis dos hijos han nacido aquí también, pero, sin embargo, no tengo nacionalidad española, porque eso me obligaría a renunciar a la nacionalidad danesa”. Buena conocedora de Madrid, para Christina “es una ciudad abierta que acoge a la gente sin prejuicios. Hay poco orgullo de ser madrileño, porque somos muy críticos, lo cual es algo bueno”. De este modo, recuerda muchas noches vividas con el plauso sobre algún escenario de la capital: “He tenido muchas noches memorables aquí: en la sala Aqualung en el año 93, la primera gran velada que recuerdo; La Casa Encendida en 2006, el Joy Eslava en diciembre de 2015, la última. Durante un tiempo lo clásico era empezar la gira en Madrid. Ahora lo evito a toda costa porque quiero llegar muy fuerte. Conocer a parte del público personalmente juega en parte a favor, pero también en contra porque te examinan minuciosamente”. El público de Madrid para ella es: “cálido pero atento. Muy variopinto. Cada cual de su padre y de su madre. En cuanto tengo ocasión les pregunto a la salida cómo les va la vida, siempre me sorprenden”. Para este concierto del jueves 27 ha preparado “sobre todo repertorio del último disco, pero, como hemos ido a Latinoamérica muchas veces, he estado tocando allí  mis temas de los noventa. Seguramente voy a incluir alguno. También vendrá algún invitado de lujo”.

Esta es la ruta madrileña de Christina Rosenvinge:

Casa de Campo

Casa de Campo

– La Casa de Campo, una maravilla salvaje de Madrid que, curiosamente, la gente casi no conoce.

– El Campo del Moro como paseo solitario para las almas románticas.

– El parque del Oeste, sobre todo cerca de la universidad para ir de picnic.

Madrid Río para los niños.

Real Jardín Botánico

Real Jardín Botánico

– Y, por supuesto, el Real Jardín Botánico para llevar a los mayores. Lo que más me gusta de Madrid son las zonas verdes. Esta es una ciudad estresada y muy contaminada en medio de una meseta muy seca. Las zonas verdes son necesarias para mantener alto el ánimo. Es fundamental que se planten más árboles y se hagan más fuentes en las plazas del centro al tiempo que se limita el acceso a los coches. Necesitamos aire limpio y menos ruido.

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