El Orgullo de David Wojnarowicz

Categoría: Arte y Cultura 27 junio 2019

Autorretrato. David Wojnarowicz, 1983–84. Collection of Brooke Garber Neidich and Daniel Neidich. Photograph by Ron Amstutz.

Llega la semana del Orgullo LGTBI y entre los cientos de fiestas, eventos deportivos, reivindicaciones ciudadanas y citas culturales sorprende, por su vigencia y autenticidad, la exposición que el Museo Reina Sofía dedica a David Wojnarowicz, uno de los más significativos artistas del East Village de Nueva York en la década de 1980. Podrá verse durante todo el verano, hasta el 30 de septiembre.

David Wojnarowicz quería ser escritor. Jean Genet, Yukio Mishima, William S.Burroughs, Walt Whitman y muy especialmente Arthur Rimbaud, todos ellos autores reivindicados como propios por la comunidad gay, fueron una referencia fundamental en su formación como artista. “Je est un autre”, decía el poeta francés, y literalmente esto es lo que sugiere el joven Wojnaorwicz cuando con 24 años hace posar a sus amigos ante la cámara de fotos con una máscara que representa al mismo Rimbaud. Rimbaud en el cine, tomándose un café, masturbándose, pinchándose… ¿Es el autor de Una temporada en el infierno en las calles de Nueva York? ¿Es Wonjanorowicz? ¿Soy yo? No, es otro. Así comienza la historia de este creador polifacético, cuya obra se convertirá en uno de los testimonios más sinceros y comprometidos de una época marcada por crisis del sida, el intervencionismo de los EE.UU en los países de Latinoamerica o la emergencia ecologista.

Arthur Rimbaud in New York. David Wojnarowicz, 1978-1979. Courtesy of PPOW Gallery, NY and the Estate of David Wojnarowicz

En las primeras salas se muestran sus collages, estarcidos, plantillas y esculturas realizadas con objetos recogidos de la basura, cuando no tenía demasiados recursos económicos para la producción de obra. Por aquellos años formaba parte de un grupo de música con el provocador nombre de 3 Teens Kill 4 (Tres adolescentes asesinan a cuatro personas), en alusión a un titular del periódico sensacionalista New York Post. Trabajaba por las noches y a veces se prostituía hasta que conoció a Peter Hujar, un fotógrafo veinte años mayor que él con quien mantuvo una relación de amor y amistad. Hujar le introdujo en los círculos artísticos de la ciudad. A partir de entonces comenzaría a hacer películas en super 8 y pinturas en acrílico, en las que los mitos de la cultura americana aparecen violentados de manera obsesiva: búfalos, dólares, soldados, fábricas o crucifijos.

En 1985 Ronald Reagan todavía se negaba a reconocer la gravedad de la pandemia del VIH que, según los datos oficiales, había acabado con la vida de 3.776 personas en Nueva York desde su estallido a principios de la década. Peter Hujar murió dos años más tarde debido a complicaciones causadas por el sida. Las últimas salas de la exposición muestran una serie de fotografías y pinturas de enorme delicadeza que expresan tanto el miedo a la enfermedad como le necesidad de denunciar la ausencia de apoyo institucional. “Cuando me dijeron que había contraído este virus, me di cuenta enseguida de que había contraído además una enfermedad social”, escribió Wojnarowicz en el catálogo de la exposición colectiva Witnesses: Against Our Vanishing. Pero aunque su activismo adquiere en los últimos años un enorme peso público, el artista nunca olvidará su vocación poética. En una conversación con la escultora Zoe Leonard le dijo “nunca renuncias a la belleza. Estamos luchando para poder recuperar la belleza”.

David Wojnarowicz murió en 1992. La exposición tiene el subtítulo de “La historia me quita el sueño”, sin embargo pocas muestras hablan con tanta rotundidad del presente como ésta. Tal vez porque cuando nos enfrentamos al dolor, nos enfrentamos a lo eterno. ¿Es Rimbaud? ¿Es Wonjanorowicz? ¿Soy yo? No, somos todos.

Sin título, David Wojnarowicz. 1991.

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