Café de Chinitas: esencia flamenca

Categoría: Diversión 24 noviembre 2016

«En el Café de Chinitas / dijo Paquiro a su hermano: / Soy más valiente que tú / más torero y más gitano«. Así rezan los versos de Federico García Lorca haciendo homenaje al Café Cantante más antiguo de España y antecesor directo de los actuales tablaos flamencos: el Café de Chinitas de Málaga, que, desde 1857 a 1937, acogió al pueblo llano y a la rufianiesca para ofrecer el flamenco más puro y añejo.

Haciendo un salto temporal hasta 1969, miembros de las familias Verdasco y Heras, propietarios del tradicional restaurante La Bola, tomaron la decisión de abrir un nuevo negocio que homenajeara a aquel legendario café que inspiró los versos de Federico. El local escogido no podía ser más apropiado: un viejo y señorial palacete del siglo XVIII situado en la calle Torija nº 7, a espaldas del Senado y muy cercano a la intersección de las plazas de Ópera, Oriente y España.

En los años 70 se vivía en Madrid una auténtica fiebre con los tablaos flamencos, a los que llegaban figuras incipientes desde todos los puntos de territorio nacional con el anhelo de triunfar en la capital, mientras que los grandes ya establecidos del flamenco inundaban las madrugadas con su arte ante la atenta mirada de un público de fuste y extranjeros de renombre. Mara Verdasco, miembro de la familia que lo fundó y actual encargada del Café de Chinitas, recuerda que “a finales de los 60 y principios de los 70 fue la época dorada de los tablaos. Eran restaurantes de cinco tenedores a los que acudían todos vestidos de largo y cenar te costaba 2.500 pesetas de la época. Una de esas noches históricas empezaba a las diez o diez y media y podía terminar a las cuatro o las cinco de la mañana con los clientes asiduos. Se cerraba y se quedaban los artistas con ellos y se organizaban juergas flamencas.

Los años 80 y la movida cambiaron esa tendencia y, sin entrar en decadencia, la esencia de los tablaos se racionalizó sin abandonar su labores de escaparate del mejor flamenco y conexión con el público foráneo que acudía a España a disfrutar del flamenco más auténtico. Mara recita de memoria la nómina de artistas que han pasado por su escenario: “Entre los bailaores Tomás de Madrid, La Chunga, la legendaria Rosario, María Albaicín, la gran bailarina Premio Nacional de Danza, Carmen Mora, Pastora Imperio…”. La lista de cantaores y cantaoras es igual de impresionante: “María Vargas, Gabriel Moreno, el mítico Enrique Morente, El Lebrijano, José Mercé, que comenzó su carrera aquí. En cuanto a la guitarra destaca la magia de Víctor Monje Serranito”.

Por la puerta de entrada del Café han circulado toreros, futbolistas y deportistas de toda índole, intelectuales, miembros de la realeza y la nobleza y políticos de todas las tendencias; todos ellos nacionales e internacionales, como dan fe las fotografías que albergan las paredes de un local diseñado por el gran pintor Manuel Mampaso, el conocido decorador Pinto Coelho y el arquitecto Luis Caruncho. En su interior las esculturas en bronce y mármol del escultor Sanguino -quien también esculpió las puertas de la Catedral de la Almudena- se alternan con una profusa selección de cuadros del pintor Vicente Viudes en una imaginería que, como explica Mara, “resalta la eterna relación entre el flamenco y el toreo. Aún ahora se siguen casando tonadilleras con toreros.” En sus 250 metros se instalan las 50 mesas que  adornan el local, ofreciendo una perfecta visibilidad con respecto al escenario situado el fondo, adornado con hermosos mantones de Manila y en el que cada noche se ofrecen dos pases de 90 minutos de un impresionante espectáculo flamenco compuesto por un bailaor, cinco bailaoras, tres guitarristas y tres cantaores. “Un auténtico “Cuadro flamenco” que hace que quien lo ve se sienta especial, percibiendo el embrujo y el sentimiento flamenco en toda su intensidad”. Mientras se contempla el espectáculo, el público degusta exquisitos platos de la mejor cocina mediterránea a base de arroces, jamón, queso… Una vez al año, se celebra allí el espectáculo teatralizado de creación propia Recordando a Lorca, relatando aspectos de la vida del poeta y sus poemas.

A pesar de que a finales de los 80 los tablaos empezaron a tener un gran auge turístico, atrayendo a turistas de a pie de todas las nacionalidades, eso hizo que los españoles se apartaran de los tablaos. Explica Mara que: “se ha perdido una generación de españoles que no ha ido nunca a los tablaos. Ahora se está recuperando el publico nacional, pero cuesta mucho captarlo. Suelen acompañar a extranjeros de visita o de modo casual. Pero en cuanto vienen una vez se enganchan, porque el flamenco es una cosa muy nuestra”. Mara reclama un poco de atención y mimo para estos espacios culturales tan nuestros: “Vuelven a ser importantes, pero no todo lo que deberían ser. Seguimos pensando que desde fuera se valoran más el flamenco, el arte y el trabajo que hacemos. Por eso reclamamos el apoyo de las instituciones para que el flamenco vuelva a ocupar el sitio que merece en la oferta cultural de la ciudad”.

 

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