Galletas de las Carboneras

Los dulces aparecieron como por arte de magia. El torno transformó unos pocos euros en unas deliciosas galletas que, aunque parezcan hechas por los ángeles, son en realidad obra de las monjas de clausura del Convento de las Carboneras. Este post va de repostería: galletas, rosquillas, pastas y mermeladas hechas según recetas antiguas y exquisitas para todos los paladares.

El Convento de las Carboneras fue fundado en 1607 por Beatriz Ramírez de Mendoza, una de las damas de compañía de la reina Ana de Austria. Si bien su iglesia está vestida con curiosas obras de arte, como una Última cena de Vicente Carducho, o la tabla de la virgen que, si hacemos caso a la tradición, fue encontrada en una pila de carbón sin mancha alguna de carbonilla; lo que verdaderamente me ha atraído hasta este recóndito lugar del Barrio de los Austrias es la fama de las galletas que hacen sus monjas de clausura. Llama a una pequeña puerta, situada a la derecha de la entrada principal de la iglesia, en la Plaza del Conde de Miranda, 3, y solicita, a través del torno, el número de galletas que desees.

Muy cerca de aquí, si todavía no has saciado tu ansia de azúcar, tienes una tienda especializada en delicatessen hechas por monjas, El jardín del convento. Dirígete a la calle del Cordón, 1, allí encontrarás todo lo que quieras, pestiños, mazapanes, gelatinas… Buenos para la salud, puesto que son de elaboración artesanal, pero mucho mejores para el alma.

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