En la calle Huertas llaman la atención los gruesos cuarterones de madera pintados de rojo de Casa Alberto.

En la calle Huertas llaman la atención los cuarterones de madera pintados de rojo de Casa Alberto.

El Barrio de las Letras, en el que vivieron algunos de los escritores más célebres del Siglo de Oro, es uno de mis rincones preferidos de Madrid. Me gusta pasear por sus calles y adentrarme en las tiendas vintage y en esos anticuarios donde siempre es fácil descubrir alguna inesperada joya del pasado: un libro, algún cartel, muebles… Pero, a veces, basta con mirar mientras caminas para encontrarte con algo que te llama poderosamente la atención. Si habéis recorrido alguna vez la animada calle de Huertas seguro que os habréis fijado en una preciosa fachada roja en la que se puede leer Casa Alberto. Yo os animo a que paséis: más que una taberna este sitio es todo un monumento.

El restaurante de Casa Alberto se ubica en el antiguo cuarto donde se guardaba el vino en pellejos de piel.

El restaurante de Casa Alberto se ubica en el antiguo cuarto donde se guardaba el vino en pellejos de piel.

Como podréis ver en la puerta de entrada, Casa Alberto fue fundada en el año 1827, una época en la que en Madrid se pusieron muy de moda los teatros. El público que acudía a disfrutar de algún espectáculo se acercaba después hasta esta zona para tomar algo y comentar la función. Aunque empezó a ser reconocida casi desde que abrió sus puertas, no fue hasta 1915 cuando entró a formar parte del equipo Alberto de Dios, que da nombre a esta castiza tasca. En 1924, tomó las riendas del local e hizo la reforma a la que se debe su aspecto definitivo. Él también puso de moda el vermú, en unos tiempos en que el vino de Valdepeñas, que venía en pellejos de vaca, era lo más demandado.

En Casa Alberto la comida es casera y sabrosa. Como ejemplo, este salteado de solomillo de ternera.

En Casa Alberto la comida es casera y sabrosa. Como ejemplo, este salteado de solomillo de ternera.

Desde entonces hasta hoy Casa Alberto es reconocida por su excelente cocina casera, que mantiene el más puro sabor madrileño. ¡Hay dónde elegir! Desde sus clásicos (callos, rabo de buey, bacalao) hasta sus creaciones más recientes, como el solomillo de ternera marinado con alioli de manzana. Todos los platos se pueden degustar en el restaurante del interior, que era el antiguo almacén, o en la barra… Si os decantáis por esta opción, ¡no dejéis de mirarla!

La barra de piedra de ónice de Casa Alberto es toda una joya, única en todo Madrid.

La barra de piedra de ónice de Casa Alberto es toda una joya, única en todo Madrid.

La barra de Casa Alberto es de piedra de ónice, única en Madrid y, probablemente, en toda España. También hay que fijarse bien en la saturadora de seltz, con la que se fabricaba el agua con gas, la caja registradora del siglo XIX y la pila de cinco grifos de los que manaban la cerveza y el vermú. El resto de la decoración del local tampoco desmerece. Ahí están sus columnas de hierro forjado, sus lámparas de bronce, sus cuadros y motivos taurinos… Sin duda, Casa Alberto es un trocito de nuestra historia.

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