Santiago Auserón, exlíder de Radio Futura y desde hace décadas habitante en la piel de Juan Perro, es el gran protagonista de la semana por su actuación de este viernes 22 en el Teatro Circo Price. Un concierto en el que Auserón combinará las voces singulares de un grupo de músicos creadores unidos por la complicidad: Joan Vinyals en la guitarra y voz, Gabriel Amargant en saxo y clarinete, David Pastor a la trompeta, Isaac Coll al bajo eléctrico, Moisés Porro en batería, percusión y coro y el propio Santiago en la voz y la guitarra. Pura síntesis de tradiciones afroamericanas e hispanas llevadas al terreno de la experimentación sonora a través de música de baile que abre espacios novedosos, humor dispuesto a la invención en cada escena, hondura en la interpretación y una decena de canciones -inéditas antes de ser registradas- que cuentan nuevas historias emocionantes en dos horas de concierto caliente y divertido. En esta actuación estival en Madrid el músico ofrecerá “algunos estrenos, mezclados con una selección del repertorio más caliente”.
Con los años, podría pensarse que, a imagen y semejanza de lo que ocurre en el mercado anglosajón, el rockero inevitablemente ha de mutar en crooner; sin embargo, Santiago no tiene esto tan claro: “El otro día me crucé a toda velocidad con Rod Stewart en el aeropuerto de Barcelona –íbamos en cintas opuestas– y fui pensando en el asunto. Me parece bien que los roqueros practiquen los standards, pero debo confesar que la palabra crooner me causa desazón. La asocio con un vocalista melindroso que interpreta con la máxima corrección, sin molestar mucho al público y con un buen fajo de dólares en el bolsillo interior del esmoquin, dispuesto a salir por piernas en cuanto empiece el tiroteo. El cantar con orquesta no me obliga a ser tenor de ópera, ni me encasilla como crooner. Soy roquero, medio sonero, amigo de jazzeros y poetas. Confío en que el tiempo me permita aclarar si mi papel de mediador ha servido para algo”.
Al hilo de uno de sus últimos temas, El desterrado, preguntamos a Auserón su opinión sobre los refugiados: “Occidente se comporta de manera cruel: expolia riquezas naturales, promueve guerras, arrasa países y pretende mantener a raya a los millones de personas a quienes aboca al horror, en vez de desarrollar programas de acogida, de entendimiento entre culturas, de reconstrucción de los países devastados”. El caso de Siria es especialmente flagrante: “El exilio sirio podría hacerse cargo de un cambio de mentalidad, un debate entre musulmanes que hiciera compatible la evolución de sus tradiciones con la democracia, que opusiera argumentos al ‘terrorismo con el libro sagrado en la mano’. No es prudente renunciar al entendimiento, porque el problema de las migraciones no va a hacer sino crecer”.
Esta renuncia señala los pecados de Europa: “El europeo medio ha elegido involucionar hacia una mentalidad primitiva. Europa empieza a sonar de nuevo como marca vergonzante y la imagen de las naciones-miembro se reduce a una banda de borrachos peleando a las puertas del estadio de fútbol. Menos mal que los españoles y los irlandeses no dan tan mala imagen. Para reconstruir el prestigio del proceso hacia la unidad, habrá que renovar el sentido antiguo de la humanidad en torno a la cuenca del Mediterráneo”. Si bien la música no puede ayudar a que nos redimamos social y políticamente, “si nos puede hacer vivir sensaciones de libertad y generar visiones de porvenir, independientemente de los conflictos sociales y políticos. Hacer la vida un poco más interesante, aunque se hunda el mundo”.
Auserón y Madrid
Desde aquel “al pasar por la Puerta del Sol” del Enamorado de la moda juvenil de Radio Futura, la capital de España para este creador indómito “nunca ha dejado de ser un lugar de gestación de ideas y de sensaciones interesantes” y sus habitantes son “un público al que le gusta divertirse y que aprecia la aventura artística”. Por eso, para Auserón, Madrid “nunca ha dejado de ser divertida, hasta en los momentos de retroceso cultural, si el paseante nocturno sabe dónde dirigirse. Ahora se respira algo más de libertad en otras ciudades, por ejemplo en Lisboa, donde hay locales en que los comportamientos recuerdan a los momentos más locos de la movida. Pero Madrid nunca pierde el punto”. Esta es la ruta madrileña de Santiago Auserón:
– Me gusta la plaza de Santa Ana a la hora del aperitivo, comparar el flujo de turistas con el andar y el habla de los transeúntes locales.
– Las puestas de sol son espectaculares en las Vistillas.
– Paseos largos por el Retiro, hasta entrada la noche. Malasaña sigue siendo un mundo independiente, en cuanto dejas atrás los bulevares.
– Me gusta tomar un vino en una taberna de Argüelles antes de ir al teatro o a un concierto y caminar después hasta la Gran Vía.
– Me gusta sentirme copropietario del Museo del Prado, de la Biblioteca Nacional, del Auditorio… Del Teatro Real también me gustaría, si pudiéramos adquirir asientos de visibilidad completa. Ya sé que las coproducciones de ópera salen carísimas, pero, sinceramente, se podría ahorrar mucho en escenografía superflua.