Exóticos, clásicos, sin alcohol, detox y, sobre todo, muy fríos. En esta época en Madrid no se sale de copas, se sale de cócteles. En los locales y terrazas de moda, con una copa en la mano viendo el atardecer y brindando por el verano. ¿Se te ocurre mejor plan?
Si hay un nombre propio en la coctelería de Madrid, ese es el de Diego Cabrera. Revolucionó el mundo del cóctel y sigue haciéndolo. Su último proyecto se llama Salmón Gurú (calle Echegaray, 21). Acaba de estrenar local con la compañía de Pepe Orts, un experto en botánicos que ha trabajado en algunas de las mejores barras del mundo, como la del American Bar del Savoy de Londres o en el Hotel De Russie en Roma.
Juntos han ideado una carta de cócteles sorprendentes, algunos sin alchohol, y un apartado de mezclas con champagne. Lo suyo es un templo de la coctelería con diferentes ambientes: una barra inspirada en los clubes de Nueva York de los años 60 con neones, una sala underground con un guiño a otra de las pasiones de Guerrero, el mundo del cómic, y un espacio innovador: la Mesa del Barman. Un lugar para divertirse, previa reserva, del espectáculo que es ver de cerca al barman en acción y donde pueden aparecer mixólogos invitados y terminar… de manera imprevisible. Hay una carta de picoteo, ceviches, perritos gourmet y otras tapas que pueden pedirse hasta la una de la madrugada.
Si nos metemos en la Gran Vía, hay unas cuantas paradas cocteleras que te van a encantar. La primera en El Atico 11, del Hotel de Las Letras, que estrena nuevo look este verano. Para la hora del aperitivo su barman Daniel Arnal ha ideado el vermú-tónic, perfecto también para empezar la noche. A los clásicos les ha dado una vuelta y los presenta con una forma original y personal, como esa versión de la caipiroska que lleva vodka berry, fresas, lima y azúcar. Para grupos con ganas de animación, ha pensado en una versión XXL de la sangría, para compartir.
Sin salir de la Gran Vía, atravesamos el hall con paso decidido y subimos al mirador del Hotel Vincci Capitol, el que luce el famoso cartel luminoso de Schweppes en la plaza de Callao. En la novena planta está este balcón privilegiado con vistas increíbles y en la séptima, una terraza más amplia con vistas al sur. Puedes elegir un cóctel, una copa o alguno de los smoothies (hasta siete distintos) con las frutas como protagonistas.
Un poco más abajo, en la plaza de Santo Domingo, subimos también a lo más alto esta vez del Hotel Santo Domingo, hasta su séptima planta, para tomarnos un refrescante cóctel (Vodka Sunrise, Bahama Mama, Blue Eyes…) en su Sunset Lokkers. Es la zona del solarium y piscina (se tapa a partir de las 20:00 h) donde nos vamos a embriagar con la panorámica de 360 grados de las mejores vistas de Madrid: la plaza de España, el palacio Real y el cielo de Madrid del que, quizá, se escape una estrella…
El atardecer desde la terraza Nice to meet you (del hotel Dear Hotel) es idílico. Está en una de las esquinas de la plaza de España (Gran Vía, 80) y bajo tus pies, desde la planta 14, tendrás la imagen del Madrid monumental y también del barrio de Malasaña y las calles de Conde Duque. La terraza se divide en una zona de restaurante y la barra de cócteles en el lounge, al que se llega por una escalera que se encuentra junto a la piscina (de uso exclusivo para clientes del hotel). Aquí se sirven cócteles caribeños, mojito y caipiriñas, con el sonido de fondo de la música que pincha un Dj los fines de semana (abierto hasta las 2:00 h).
Seguimos disfrutando de las vistas, ahora pegados al río Manzanares y a ras de suelo. En el Mirador del Café del Río se puede desayunar, almorzar (tienen menú del día desde 12 €), cenar y disfrutar de un ambiente refrescante cerquita del río con un cóctel y, de fondo, relajante música chill out con dj todos los días desde las 19:00 hasta las 2:00 h).
Todas las tardes de verano, la terraza del Salón Cascabel, en el espacio Gourmet de El Corte Inglés de Serrano (7ª planta), se convierte en un fiesta… la sunset party. La antojería mexicana del chef Roberto Ruiz, de Punto MX, el restaurante mexicano con una estrella Michelin que luce en Madrid, se convierte en uno de los lugares más animados de la ciudad, tanto que ya se ha acuñado el hagstag #cascabeleando. Cocina sabrosa, buena música y una carta de cócteles chispeantes con destilados mexicanos (Margarita de Tamarindo, Mezcaliña y alguna opción sin alcohol como el Vato Loco) son la mezcla más explosiva.
El ambiente de fiesta está asegurado también en Bernabéu TRZ, montada a lo grande en los 540 metros cuadrados que ocupa distribuidos en tres espacios y con vistas al estadio blanco: food & drink, donde degustar los pinchos de su carta (ensaladilla ilustrada, foie de compota y manzana, hamburguesitas de buey…) o platos de siempre como las croquetas, los huevos rotos o el arroz meloso con carabineros. Tienen barra central de madera, pensada para probar alguno de sus cócteles, y zona chill out para relajarse al ritmo que marque el DJ invitado… hasta las tres de la madrugada.
La última propuesta coctelera, mucho más tranquila, nos lleva a Tekoe, en pleno Barrio de Las Letras (Huertas, 22). En este templo del té la carta de verano triunfa con sus Summer Specials: cócteles muy refrescantes sin alcohol con el té como protagonista. Cuatro propuestas muy healthy diseñadas por Álvaro Vázquez en los que utiliza los tés premium verdes Marrakesh, Leche Merengada y Duende y el té negro Tibet. Siroco es el más refrescante, con notas de menta y hierbanbuena, una versión moruna del mojito. White Beach es el más cremoso, con el té de leche merengada como protagonista y que es la versión healthy del clásico piña colada.
Magia del Sur es el granizado más andaluz, con toques de naranja, piña y mandarina, y el detox es Luz de Luna, con té del Tibet de Tekoe, un té negro puro de sabor muy potente que el bartender mezcla con zumo de limón en una coctelera para hacer subir la espuma. Se sirve en copa de Martini y se decora con jengibre deshidratado. Otro muy apetecible es el Sangría Iced Tea by Tekoe. Una versión muy saludable y sin alcohol de la bebida typical Spanish del verano que se sirve bien fría en una jarrita para compartir.