Comer en la Gran Vía (primera parte)

Categoría: Comer y beber 21 marzo 2017
La Primera acaba de abrir sus puertas en plena Gran Vía. Concretamente, en el número 1, en el edificio Grassy.

La Primera acaba de abrir sus puertas en plena Gran Vía. Concretamente, en el número 1 (edificio Grassy).

La Gran Vía arranca en el cruce con la calle de Alcalá y termina en la plaza de España. Es la calle que más define a Madrid, el Broadway capitalino, llena de teatros, hoteles, cines, tiendas y restaurantes para todos los gustos. En esta primera entrega de Comer en la Gran Vía abarcamos el primer tramo, hasta Callao. ¿Empezamos?

El cocinero Paco Quirós está al frente de La Primera, que recuerda en su nombre a una playa de Santander.

El cocinero Paco Quirós está al frente de La Primera, que recuerda en su nombre a una playa de Santander.

El número 1 de la Gran Vía lo ocupa el emblemático edificio Grassy, con el famoso letrero luminoso de Rolex, y en la primera planta se ha instalado el rey Midas de la hostelería, el cocinero Paco Quirós, que todo lo que toca lo convierte en éxito. Trajo de Santander la sucursal de Cañadío, después llegaron La Maruca (Velázquez, 54) y La Bien Aparecida (Jorge Juan, 8) y el último estreno es este restuarante lleno de buen gusto y mejor cocina, como era de esperar. La Primera está en la primera planta del número 1 de la Gran Vía pero su nombre es también el de una de las playas más bonitas de Santander, la Primera del Sardinero. La decoración de estilo colonial, con plantas exuberantes, ventiladores de techo y un maravilloso mobiliario, es un trabajo impecable de Sandra Tarruella. Hasta ha colocado espejos en el techo para que nadie pierda de vista la Gran Vía.

Este plato se llama Parada en Landa, Parada en Landa, versión de los huevos con morcilla y patatas fritas del mítico restaurante de Burgos.

Este plato es Parada en Landa, versión de los huevos con morcilla y patatas fritas del restaurante de Burgos.

La Primera abre desde el desayuno (con unos combinados muy apetecibles) a las copas, donde apuestan por la coctelería. En la cocina, que dirige Jesús Alonso (socio y cocinero), se unen tradición, grandes hits de sus otros restaurantes y un respeto absoluto por un producto siempre de primera calidad. Lideran los entrantes las rabas, las anchoas de Santoña, esas croquetas sabrosas de lacón y huevo cocido, los buñuelos de bacalao o los trozucos de merluza Orly. Y son novedad sus patatas rellenas de estofado de rabo de toro, el arroz seco con verduras y setas y un plato de capricho: Parada en Landa, la versión de los huevos con morcilla y patatas fritas del mítico restaurante de Burgos, de parada obligatoria en los viajes al Norte…

Los postres de La Primera son espectaculares. Esta es su tarta de limón.

Los postres de La Primera son espectaculares. Esta es su tarta de limón.

La merluza de pincho no podía faltar y en La Primera tienes la merluza de Rula, homenaje a una de sus clientas con su nombre, que se cocina rebozada y con gambas al ajillo. Y los postre, ¡ay los postres! Ofrecen los top de sus otros locales, como la archifamosa tarta de queso de Cañadío, es-pec-ta-cu-lar, la de limón de La Maruca y para La Primera han creado un flan de nata para enloquecer. Para no tener que elegir, pide todos y comparte postres… si te dejan.

Pizzas, pasta y mozarella. Estas son las tres especialidades del restaurante Oven.

Pizzas, pasta y mozarella. Estas son las tres especialidades del restaurante Oven.

En el número 6 de la Gran Vía, Ôven Mozzarela Bar es un italiano con mucho estilo. Enormes ventanales ocupan las dos plantas del local especializado en pizzas, pasta y mozarella. Todas las pizzas son tondas alla romana con una masa que se elabora a partir de la mezcla de tres harinas italianas y, después, fermenta durante 48 horas en el propio restaurante, dando como resultado una masa fina, ligera y muy digestiva. La pasta se elaborada con un grano de alto valor nutritivo que, junto con un lento proceso de secado a baja temperatura, garantiza una pasta siempre al dente. Y ahora que ya sabes cómo cuidan aquí el producto, te dejo mis sugerencias: la mozzarella clásica, con tomate, aceite de albahaca y pimienta rosa, las parpadelle de trufa y setas y la pizza Oven, con yema de huevo, láminas de bacon y queso parmesano. Avanzamos hasta el 10 donde está Lobby Market, un espacio con distintos ambientes donde se sirven desayunos, un menú del día por 13 euros, tapas en la barra y una cocina ideada por su chef Jorge Reina siempre pendiente del mercado, con recetas tradicionales actualizadas y con guiños a los platos de moda, como baos, tartares o risotto. Atento a los pescados, donde tiene una mano maestra.

El Mercado de la Reina está justo al lado del mítico Museo Chicote.

El Mercado de la Reina está justo al lado del mítico Museo Chicote.

No hay lugar más mítico en la Gran Vía que Museo Chicote, el templo de la coctelería en Madrid que abrió sus puertas en 1931. Se ha reinventado y ahora, además de tomar un buen combinado se puede tomar un picoteo, pero la puerta de al lado (ambos ocupan el 12 de Gran Vía) es El Mercado de La Reina, restaurante del mismo grupo, que lleva más de 10 años ofreciendo cocina española con un toque vanguardista con el tapeo imprescindible que tanto gusta. Por cierto, este fue uno de los primeros locales en abrir un gin bar, abanderando la fiebre por el gintonic que aún no ha parado.

Cruzamos de nuevo la Gran Vía para entrar Al trapo, literalmente. Un nombre con mucho gancho el del restaurante del Hotel IBEROSTAR Las Letras Gran Vía (en el número 11). Es un palacete precioso, de estilo neoplateresco (es un edificio protegido), fue construido por el arquitecto Cesáreo Iradier por encargo del conde de Artaza. Quedó inaugurado en 1917 y su terraza Ático de Las Letras tiene unas vistas fabulosas. La entrada al restaurante es por la esquina de Caballero de Gracia, pero la puerta que da a la Gran Vía tiene mucho encanto y nos lleva a la zona donde se puede tomar algo en cualquier momento, Bocablo Lounge.

Al trapo propone estas mollejas de ternera asada, con setas de temporada, tirabeques y reducción de capón.

Al trapo propone estas mollejas de ternera asada, con setas de temporada, tirabeques y reducción de capón.

Para el mediodía presenta sus platos de cuchara, recetas calientes, de temporada y totalmente apetecibles como las pochas con almejas, patatas con calamares y salicornia o unos callos a la madrileña que pueden incluirse en el menú del día (23,50 €). El recetario más castizo y tradicional está muy presente también en la carta de Al Trapo que lidera el chef madrileño Rafa Cordón. Un gran cocinero, con mucho instinto y formado en renombrados restaurantes, dentro y fuera de España (Londres, Nueva York…). Después de tres años como jefe de cocina con el asesoramiento de chef cordobés Paco Morales, ha tomado totalmente el relevo y está llevando la cocina de Al Trapo hacia una línea de tradición madrileña que va a dar mucho que hablar. Trabaja de maravilla los fondos y sus recreaciones de la casquería son todo un alarde de genialidad, como las castañuelas estofadas con meloso de patata, colas de cangrejo y pétalos de bacalao o esas mollejas de ternera asada, setas de temporada, tirabeques y reducción de capón.

En Al trapo también puedes pedir este riquísimo airbag de ensaladilla rusa.

En Al trapo también puedes pedir este riquísimo airbag de ensaladilla rusa.

Los entrantes funcionan como tapas de diseño y son muy sorprendentes, las empanadillas caseras de ternera con tartar de camarones son un delicioso homenaje a esas empanadillas de la abuela y es imprescindible pedir su airbag de ensaladilla rusa, ¡un bocado mágico del que querrás conocer el truco! A golpe de remo reúne platos de pescados y mariscos como las almejas marineras en parrilla con aceite de cayena y cilantro, con ese aroma de brasa y el punto picante perfecto, y los carnívoros pueden decantarse por la pluma ibérica a la parrilla, vegetales tiernos y salicornia y en breve ternera de la sierra madrileña hecha a la parrilla y servida en raciones más asequibles, desde 200 g. ¿Y de postre? Dudarás entre el chocolate en texturas, sal maldon y aceite de oliva virgen o las frutas del bosque con yogur griego y granizado de hierbas, para no sentir remordimientos, aunque su versión del Café Irlandés es perfecto para rematar la comida.

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