Normandie-Ondarreta es una elegante casona de piedra, de fachada tapizada de hiedra, muy cerca de San Agustín de Guadalix.

Normandie-Ondarreta es una casona de piedra, de fachada tapizada de hiedra, muy cerca de San Agustín de Guadalix.

Cómo apetece escaparse del centro de la ciudad y organizar una comida en el campo… pero sin salir de Madrid. Estos dos restaurantes, El Mesón de Fuencarral y Normandie, son perfectos para desconectar del bullicio de la ciudad y volver a comer algunos platos de esos “de toda la vida” con toda la familia.

 

El Mesón de Fuencarral celebra en este 2017 sus primeros 85 años de vida.

El Mesón de Fuencarral celebra en este 2017 sus primeros 85 años de vida.

El Mesón de Fuencarral es toda una institución del buen comer en Madrid. Está a punto de cumplir 85 años y es una fecha que van a celebrar por todo lo alto. La historia arranca en 1932, cuando los abuelos de Ramón Dios, el actual propietario y gran cocinero, montaron este genuino mesón castellano en lo que había sido una antigua casa de labranza y antes de postas, pues está junto a la carretera de Colmenar Viejo (en el km 14). El mesón conserva la estructura, está rodeado de zonas verdes y un parque con vistas a la sierra de Guadarrama, y ese es uno de los principales reclamos, además de la cocina, por supuesto, de las familias que lo llenan cada fin de semana.

Imprescindible en el Mesón: un buen plato de migas con huevos fritos y chorizo.

Imprescindible en el Mesón: un buen plato de migas con huevos fritos y chorizo.

Como buen mesón, la carta reúne los imprescindibles elaborados con todo el respeto a la tradición gastronómica castellana durante estos 85 años: la sopa castellana, migas con huevos y chorizo, torreznos y croquetas, casquería como los callos a la madrileña o los sesos rebozados, y los platos estrella del mesón, sus asados de cordero lechal y de cochinillo o las chuletillas a la brasa. La calidad de la materia prima es excelente, el cordero churro de Aranda, el cochinillo segoviano y hasta el pollo de corral viene con su sello de DO. Los postres nos llevan a nuestra infancia con el aroma de canela de la leche frita, el arroz con leche o el flan, pero también ricas tartas como la de queso.

Los celíacos son bienvenidos al Mesón: esta leche frita no tiene gluten.

Los celíacos son bienvenidos al Mesón: esta leche frita no tiene gluten.

Uno de sus puntos más destacables es cómo Ramón Dios ha sabido incorporar en su carta más de 40 platos sin gluten con los que hace felices a todos los celíacos, pequeños y mayores, que (casi) solo aquí van a poder tomarse una auténtica sopa castellana sin gluten… ¡y relamerse! Algo que hay que aplaudir.

Con un entorno idílico, en Normandie-Ondarreta se respira un cierto aire francés.

Con un entorno idílico, en Normandie-Ondarreta se respira un cierto aire francés.

Si tomamos ahora la N-I, nada más pasar el pueblo de San Agustín de Guadalix llegamos a Normandie-Ondarreta (Km. 36,4). El nombre francés nos lleva al origen de esta elegante casona de piedra, de fachada tapizada de hiedra y rodeada de hermosos jardines que fue fundada por una dama francesa que vino a España por amor y aquí montó su restaurante y también su hogar. Tras su muerte, se puso en venta y ahora pertenece al grupo hostelero Ondarreta que lo ha convertido en la joya de su locales, manteniendo su aire refinado y el entorno idílico.

Distintos salones, terrazas y porches se distribuyen por toda la casa.

Distintos salones, terrazas y porches se distribuyen por toda la casa.

Distintos salones, terrazas y porches se van distribuyendo por la casa, dándole un ambiente tan familiar y acogedor que resulta imposible no alargar aquí las sobremesas, sobre todo cuando se viene en familia y los niños, después de comer, se dedican a jugar en los jardines y columpios con un animador (los fines de semana).

Un plato al que nadie se resiste: lasaña de salmón con foie y manzana caramelizada.

Un plato al que nadie se resiste: lasaña de salmón con foie y manzana caramelizada.

La cocina de Normandie es eminentemente tradicional, pero siempre sorprende con algún destello de tendencia, sobre todo en las presentaciones. Buen ejemplo de ello es uno de los platos que, a pesar de no estar en carta, es una de las sugerencias que todo el mundo pide y que cuando llega a la mesa despierta admiración: su lasaña de salmón con foie y manzana caramelizada. Otro entrante obligatorio es el foie gras mi cuit, con pan de brioche y salsa Cumberland, exquisitamente francés de principio a fin. Y sin abandonar el saboir faire galo, otra recomendación: la sopa de cebolla gratinada. ¡Mon dieu! Una última curiosidad (y a la vez todo un clásico) que no me resisto a recomendar a los paladares más osados, las ancas de rana, también fuera de carta.

Te darán ganas de aplaudir cuando veas cómo preparan las deliciosas crêpes Suzette.

Te darán ganas de aplaudir cuando veas cómo preparan las deliciosas crêpes Suzette.

Las elaboraciones son impecables, siempre en su punto el steak tartar de solomillo o la lubina a la sal, y con todo el aroma de su parrilla de encina el chuletón de vaca (carnes de Discarlux) o el rapito a la brasa con refrito de ajos. Hay un momento de la comida en la que la profesionalidad del servicio de sala nos regala un auténtico espectáculo y ese es el de la elaboración en mesa de sus famosas (y deliciosas) crêpes Suzette. Hay que pedirlas aunque solo sea para ver cómo las ejecuta el maitre con un flambeado que arrancará hasta algún aplauso. Desde la llegada de la primavera, las carpas exteriores y las mesas por la pradera son un regalo. Un lujo tener este pequeño oasis con acento francés a media hora del centro de Madrid.

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