La Chueca de Berkana

Categoría: LGTB 30 mayo 2017
Librería Berkana, en el barrio de Chueca

Librería Berkana, en el barrio de Chueca

Hoy recorremos la historia de uno de los barrios más icónicos de la capital española a través de un testigo de excepción. La librería Berkana, abierta en 1993, fue uno de los ejes pivotantes alrededor de los cuales se fue forjando el barrio por antonomasia de la libertad: Chueca. Desde que abriera sus puertas en la plaza que da nombre e icono al barrio, sus fundadoras han sido testigos del resurgir de un barrio que salió de la decadencia de las décadas anteriores para albergar uno de los núcleos urbanos más profusos, diversos, tolerantes y económicamente activos de la ciudad de Madrid.

Mili Hernández, propietaria de la librería Berkana

Mili Hernández, propietaria de la librería Berkana

Nos trasladamos hasta El Figueroa donde nos ha citado la histórica activista LGTB y orgullosa propietaria de Berkana, Mili Hernández. Aún está terminando una de sus habituales charlas histórico-literarias con unos cuantos vecinos del barrio pero enseguida nos atiende con cercanía y muchas ganas de hablar.

¿De dónde surge la idea de una librería LGTB en el Madrid en aquellos primeros 90?

Surge de los años previos que pasé en Londres y en los que pude conocer la librería Gay’s the Worl, buque insignia y pionera de la literatura LGTB en Europa. Pero también de una segunda etapa en Nueva York. Allí -no sin antes hacer una parada para ver a Martina Navratilova (icono lésbico por excelencia de la época) en el Madison Square Garden- la librería Oscar Wilde fue uno de los primeros lugares que pisé. Además de ser la primera librería exclusivamente LGTB que abrió tras la Segunda Guerra Mundial, funcionaba como eje de la vida gay de la ciudad. Me empapé de toda aquella literatura y de ese ambiente y empecé a tomar conciencia de que pertenecía a un colectivo al que le quedaba mucho por hacer. Tras doce años allí y de vuelta en mi Madrid natal, decidí abrir Berkana. Tras unos primeros meses en la calle La Palma de Malasaña, encontramos un local perfecto y barato en plena plaza de Chueca. Y allí empezó todo.

¿Cómo era el Chueca de 1993?

Ni qué decir tiene que no era un barrio seguro. Todavía en aquellos años su imagen (y no tanto su día a día) estaba asociada a la de una zona conflictiva y de bajo poder adquisitivo. Ya había algunos negocios -nocturnos, sobre todo- para el público gay como el Black and White o Risk. Pero ni mucho menos se lo denominaba como “barrio gay”. Está mal que lo diga pero quien puso a Chueca en la centralidad de lo LGTB fue precisamente Berkana. Nosotros editamos el primer mapa gay de la ciudad y marcamos Chueca como eje vertebrador de todo aquello.

¿Y aquellos primeros años en los que estaba todo por hacer?

Exactamente. A nosotros nos tocó hacer todo. Como te he comentado, el Chueca de aquellos años no tenía más que dos bares y una discoteca propiamente destinadas a público gay. Se sabía que en sus calles empezaba a germinar cierto ambiente pero se reducía al ámbito de la nocturnidad. No existía visibilidad diurna del colectivo LGTB. Poco a poco y en esos primeros años, empezamos a abrir algunos como Berkana, el restaurante El Armario Abierto, floristerías y algunos bares como El Figueroa que ya existía. En Berkana organizábamos todo tipo de actividades y gente de toda España empezaba a venir a la librería preguntándonos dónde ir. El ‘fenómeno Chueca’ empezó a salir en la prensa y los gays de toda España miraban hacia aquí.

Plaza de Chueca

Plaza de Chueca

¿Qué cambios sociales y políticos germinaban en paralelo al ascenso de Chueca?

La presentación de la Ley de Parejas de Hecho por parte de Cogam -del que yo formaba parte activa- y Felgtb en el Congreso y en las universidades. Chueca creciendo de día y sonando en la prensa como el barrio moderno y vanguardista de Madrid. Y también el cambio de la manifestación estatal en fechas (2 de julio), recorrido (de la Puerta de Alcalá a la Puerta del Sol) y espíritu (cada vez más festivo). Estos fueron para mí los tres elementos principales que fueron dando mayor visibilidad al colectivo desde el 95 y hasta 2005. Eso y el trabajo de activistas como Ricardo Llamas, Urbano Hidalgo, Jordi Petit y Armand de Fluvià en Barcelona y, especialmente, Pedro Zerolo.

¿Qué autores se podían leer en las tapas de los libros de Berkana? ¿Qué otras actividades organizabais?

Al principio había cuatro; los oficiales: Luis Antonio de Villena, Eduardo Mendicutti, Terenci Moix, Leopoldo Alas Mínguez, Álvaro Pombo y Luis G. Martín que estaba empezando a escribir. Cuando empezamos a darnos cuenta de que no teníamos en España suficiente literatura LGTB, montamos Egales (entre la librería Cómplices de Barcelona y Berkana), nuestra propia editorial. Empezamos así a publicar a medida. A traducir obra extranjera. En Berkana realizábamos desde charlas como Sexo seguro para lesbianas o Derechos LGTB en el mundo a presentaciones de libros, ruedas de prensa o salidas del armario.

¿Cómo llegan los 2000 a Chueca?

Llegan con un barrio completamente transformado. La manifestación anual era ya más que multitudinaria y las carrozas del LL o el Black and White brillaban más que nunca. Los negocios de Chueca comenzaban a tomar partido. Y la imagen del barrio era definitivamente ya la de la vanguardia, la tolerancia y lo cool. Se abrió la revista Zero en 1988 y durante todos aquellos años aparecieron en portada militares, presentadores y políticos. Fueron los grandes años de la visibilidad gay en España que culminaron con la aprobación de la Ley del Matrimonio Homosexual en 2005. Chueca fue el centro de todo aquello. Aunque todo ese despegue también trajo consigo un aumento de los precios de los alquileres y cierto aburguesamiento.

¿Cómo resumirías el papel de Berkana desde la literatura y el de Chueca desde lo público para convertir a Madrid en una de las ciudades más tolerantes con los derechos LGTB?

Berkana ha sido el primer punto de contacto con lo LGTB de miles de lesbianas, gays,  transexuales y bisexuales en España cuando aún no habían pisado una bar. Nuestra literatura ha sido lo que ayudó a muchos a salir del armario en sus entornos sociales, familiares y laborales. Algo así como una herramienta de empoderamiento. Y Chueca ha sido el ejemplo de cómo un colectivo ayuda a recuperar un barrio que estuvo denostado y lo convierte en ejemplo de convivencia y libertad. El Madrid LGTB de hoy se lo debe todo a Chueca.

 

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