Foto Javier del Real

Después de 9 años sin representarse en Madrid, hasta el 2 de junio puede verse en el Teatro de la Zarzuela Doña Francisquita. Bajo la dirección y adaptación de Lluís Pasqual, el montaje propone un recorrido sentimental por la historia de uno de los títulos más populares entre los aficionados al género. La nueva producción cuenta con la colaboración especial de la maestra de castañuelas Lucero Tena, que interpreta el famoso fandango del tercer acto.

Del éxito de Doña Francisquita, que fue estrenada en el Teatro Apolo de Madrid en 1923 y repuesta al año siguiente en el mismo Teatro de la Zarzuela y en numerosos escenarios de Latinoamérica, son una prueba inequívoca las traducciones que se hicieron del libreto al francés, ya en 1934, y al inglés, e incluso la parodia -en versión porteña- que se representó en Buenos Aires en 1926. Su salto a la gran pantalla, como nos cuenta Lluís Pasqual en la puesta en escena que estos días puede verse en Madrid, llegó en 1934 de la mano de Hans Behrendt. Pero el embrujo de Doña Francisquita no se había agotado ni mucho menos en 1953, año en el que el Teatro de la Zarzuela la eligió para volver a abrir su puertas tras una remodelación. Ni tampoco en los años ochenta, cuando de niño yo veía girar en el tocadiscos de casa de mis padres un vinilo en el que Alfredo Kraus interpretaba la famosa romanza «Por el humo se sabe donde está el fuego». Basta con entrar en youtube para hacerse una idea de la infinidad de recitales en los que todavía hoy se incluyen algunos de los temas inolvidables compuestos pos Amadeo Vives, «El ruiseñor», «Dónde va la hermosura»….

Foto: Javier del Real

Precisamente es de la pervivencia del mito en el tiempo, a través de distintas generaciones y sensibilidades, de lo que nos quiere hablar Lluís Pasqual cuando monta el primer acto en el estudio de grabación de Hans Behrendt, el segundo acto a un plató de televisión de los años sesenta y el tercer acto en las salas de ensayo del propio Teatro de la Zarzuela en 2019. Pero más que ser una representación de Doña Francisquita, con un desarrollo de personajes al uso, se convierte en una narración nostálgica de las distintas adaptaciones e interpretaciones del título a lo largo de las décadas. Teatro dentro del teatro o mejor dicho, cine y televisión dentro del teatro. Una propuesta que además se complementa con la exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza ha organizado en torno a la historia del cononcido título y que incluye la partitura manuscrita original.

A partir del segundo acto el cuerpo de baile, dirigido con elegancia y frescura por Nuria Castejón, adquiere más protagonismo, el escenario se llena de color y movimiento y se prepara el camino para la recta final del espectáculo, que incluye la actuación de Lucero Tena, a la que de esta forma el Teatro de la Zarzuela quiere rendir un merecido homenaje. Dirige a la orquesta y al coro Óliver Díaz y en los papeles principales están Sabina Puértolas e Ismael Jordi en el primer reparto y Sonia Munck y José Luis Sola en el segundo reparto. (Munck y Jordi ya estuvieron en la producción de 2010). Si con esta Doña Francisquita de Lluís Pasqual el público fiel disfrutará de una música que conoce a la perfección, el público menos aficionado descubrirá la fascinante historia de la que probablemente sea la zarzuela más conocida de todos lo tiempos.

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