Antes de nada, una aclaración: las Meninas eran las niñas de familia noble que llegaban a palacio para servir a la reina o a sus hijas. Las más famosas son las del cuadro de Diego Velázquez, convertidas en todo un símbolo de nuestra ciudad. En Madrid hay muchos talleres y artistas sobre los que ejercen como auténticas musas. Esta es su obra. En estas fechas, ¡regala Madrid!
“Creo que Velázquez ha sido el mejor pintor de la historia y crear una Menina nunca antes realizada, adaptada al momento actual, tecnológico y digital, suponía para mí un desafío muy sugestivo a nivel creativo”. Así habla Felipao, autor de la primera y única Menina realizada en formato poliédrico, con un cuerpo construido sobre 448 caras diferentes. Un diseño de lo más innovador que realiza a mano en tres tamaños, a elegir, de 32 o 52 centímetros y una mayor de 1,65 metros. Eso sí, todas son puro color: “es lo que da vida a mis esculturas y a cualquier objeto”.
Apasionado del arte y el diseño, Antonio Azzato es el alma mater de la Meninas Madrid Gallery que, cada año, llena las calles de nuestra ciudad con esculturas que representan al personaje central del cuadro de Velázquez. “Llevo muchos años estudiándolo. Un día vi a una persona llorando mientras lo contemplaba en el Museo del Prado y, entonces, me di cuenta de que esta obra maestra de la pintura es un sistema de ecuaciones matemáticas con una incógnita por despejar: ¿qué pintaba el autor detrás de su lienzo?” Sea cual sea la respuesta, su objetivo actual es claro: liberar a las Meninas. Aunque se considera ciudadano del mundo, este venezolano, de origen italo-español, vive y trabaja en Madrid. Acepta encargos para personalizar sus Meninas, que pueden ser de 1,80 metros de alto, de 40 centímetros o versiones mini (27 cm) de las expuestas al aire libre. También vende camisetas, sudaderas y kits DIY ¡para que las decores tú mismo!
Para este creador madrileño el arte es idea, el resto es emoción, sensibilidad, oficio, técnica, ingenio, tecnología y habilidad. Toda una declaración de intenciones la de este artista en permanente inquietud en cuya obra siempre se esconde la incesante búsqueda de la belleza. La obra de Juan Gris o la de Pablo Picasso, junto a las esculturas de Gargallo, Lipchitz y Archipenco, crearon un cóctel perfecto en su forma de entender el cubismo, desde distintos enfoques, hasta alcanzar un sello propio, que se puede apreciar en sus Meninas. Son de aire y metal en bronce de fundición y de aire y madera, ambas de 64 cm. Las esculturas pertenece a una colección seriada, limitada y original.
Ana Clavero y Olga Nadales son las dos maestras artesanas que están detrás de Sala El Taller, un estudio de diseño y fabricación de cerámica especializado en la realización de objetos decorativos y piezas escultóricas. Para ellas las Meninas “son un icono muy representativo de Madrid” y, por eso, las hacen “con mucho mimo” en su taller. Para ello utilizan barro refractario, trabajado a mano tanto en su elaboración, a través del modelado, como en su posterior decoración, para la que se sirven del pintado a pincel, la incisión, el uso de esmaltes creados en su propio laboratorio y la aplicación de óxidos cerámicos. En cuanto al diseño, todo depende de la inspiración. “Siempre dejamos volar la imaginación”.
Treinta años lleva Rosario Llena trabajando la artesanía desde su taller, HAZ, un nombre muy especial para ella: “para mí tiene el significado de la unión de la diversidad”. Cuando descubrió el modelado de arcilla se entusiasmó con la posibilidad de dar forma a una idea y traerla al mundo de lo tangible, utilizando distintos materiales. “Desde que vi una exposición de Henry Moore que me enamoró, me pareció un reto trabajar con el volumen y el espacio”, nos comenta. Sus Meninas están tratadas desde este punto de vista, “quería hacerlas de un modo poco convencional y que a simple vista se comprendiera el concepto”. Las esculturas están realizadas en bronce con diferentes pátinas, sobre base de mármol. Los colgantes y broches son de latón, algunos patinados y otros en dorado.
Desde su taller del barrio de Chamberí (Galileo, 43), Carlos Franco lo tiene claro: sus piezas son ideales “para un regalo especial o para decorar cualquier rincón de la casa”. Aunque tiene objetos listos para comprar, aquí todo se hace al gusto y capricho del cliente. Una de sus especialidades es la cerámica artística, modalidad en la que se encuadran sus preciosas Meninas. Las más pequeñas, de 15 cm, están modeladas en barro refractario albino y decoradas con esmalte al fuego. Las más grandes, en barro blanco a mano, están decoradas también con esmaltes al fuego y tienen tres cocciones. Pero atención: Carlos también hace lámparas. “Están hechas de porcelana blanca, llamada «jade imperial», y esmaltadas en blanco satinado antiguo, un esmalte al fuego de receta artesanal. Las tengo en dos formatos: para introducir una vela o una bombilla”. Quien quiera emularle solo tiene que apuntarse a las clases que imparte, para todos los niveles.
LAS MENINAS DEL PRADO
Como todo el mundo sabe la casa de las Meninas es el Museo del Prado. Ahí están, formando parte del famoso cuadro de Velázquez. Pero también son uno de los recuerdos más preciados que se pueden conseguir en su tienda. Las hay en 3D, fabricadas en madera sostenible contrachapada de abedul, aunque también es posible encontrarlas decorando abanicos, elaborados en madera de peral pulido, cuadernos de tela y colgantes realizados artesanalmente con plata de primera ley chapada en oro de 24 quilates.