Desde hace casi cuatro décadas -este año alcanzamos la trigésimo-novena edición- el Festival de Otoño ha sido el escaparate en el que los madrileños hemos podido descubrir las propuestas escénicas más interesantes desarrolladas dentro y fuera de nuestro país. Su impulsor fue el argentino Ariel Goldenberg, que falleció el pasado mes de julio y al que se recuerda con especial cariño en esta nueva entrega. Basta recordar que gracias a él pudimos disfrutar por primera vez en Madrid de los trabajos Robert Lepage, Peter Brook o Pina Bausch. Entre el 11 y el 28 de noviembre, bajo la dirección del dramaturgo Alberto Conejero, pasarán por la región 29 compañías. La danza y la poesía tienen en esta ocasión un peso enorme, y las producciones de Grecia y Bélgica son especialmente significativas. Aquí va una selección con algunas de los títulos más interesantes.

Triptych: The missing door, The lost room and The hidden floor. Peeping Tom.
Teatros del Canal
Del 11 al 14 de noviembre

La compañía belga creada por Gabriela Carrizo y Franck Chartier reúnen en este tríptico tres coreografías breves creadas para el prestigioso Nederlands Dans Theater. Las espectaculares escenografías hiperrealistas, que en esta ocasión son una habitación rodeada de puertas, el camarote de un barco y un restaurante abandonado, contrastan con las situaciones insólitas que se recrean y que despiertan nuestras pesadillas, miedos y deseos más oscuros. Las producciones de danza-teatro de Peeping Tom tiene mucha influencia cinematográfica y han sido celebradas en los grandes festivales de todo el mundo. Su trabajo ha podido verse en Bareclona, Granada, Málaga y Sevilla, pero todavía no en Madrid.

Tryptych. Peeping Tom. Foto de Virginia Rota.

Bros. Romeo Castellucci.
Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque
24, 25 y 26 de noviembre

Es imposible hablar del teatro contemporáneo europeo sin referirse a Romeo Castellucci, cuya trayectoria se inicia en los años ochenta en el contexto de la contracultura y la performance como miembro de la compañía Socèetas Raffaello Sanzio. Mucho ha llovido desde entonces pero su apuesta sigue siendo la misma: ofrecer a los espectadores imágenes sublimes, capaces de superar a través de la presencia del cuerpo lo que las televisiones nos vomitan a diario. En Bros un grupo de actores no profesionales, todos hombres, vestidos de agentes de policía norteamericanos deben ejecutar las órdenes que les van dictando por unos auriculares. Lo que empieza siendo una situación bastante cómica, acaba convirtiéndose en una reflexión sobre el ejercicio de la violencia.

Bros. Romeo Castellucci.

Transverse Orientation. Dimitris Papaioannou.
Teatros del Canal
26, 27 y 28 de noviembre

El coreógrafo Dimitris Papaioannou es la figura más conocida de las artes escénicas griegas desde que en el año 2004 organizara las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de Atenas. Su obra, heredera de la tradición clásica, explora todas las posibilidades dramáticas que ofrece el teatro: efectistas juegos de luces, escenografías complejas con curiosos ingenios y un depurado lenguaje del movimiento. Las constantes referencias al Mediterráneo y un delicado sentido del humor son rasgos de un estilo inconfundible. En Transverse Orientation aborda la relación de la civilización con las fuerzas de la naturaleza y el misterio de la vida. Del rapto de Europa a la epifanía de la Virgen, se trata de un espectáculo que parece querer hablarnos de la decadencia de Occidente.

Transverse Orientation. Dimitris Papaioannou. Foto de Julian Mommert.

Larsen C. Christos Papadopoulos.
Teatros del Canal
27 y 28 de noviembre

Después de que el año pasado Christos Papadopoulos tuviera que suspender el estreno de su última pieza en Madrid a causa del coronavirus, este año el joven coreógrafo griego visita finalmente los Teatros del Canal para presentar Larsen C. Según la crítica es una de las figuras más prometedoras de la danza contemporáneo. Su interés por el movimiento en la naturaleza -bien sean los bancos de peces, las hojas que caen de los árboles o el incesante avance de los glaciares- hacen que su mirada tenga una pertinencia extraordinaria en el momento de la crisis climática. También trabajo en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 con Dimitris Papaioannou, con el que coincide en esta edición del Festival de Otoño.

Larsen C. Foto de Pinelopi_Gerasimou for Onassis Stegi.

Terebrante. Angélica Liddell.
Teatro Auditorio de San Lorenzo del Escorial.
27 y 28 de noviembre

Desde que en 2018 Angélica Liddell volviera a actuar en Madrid después de triunfar en el Festival de Avignon y tras varios años sin pisar un escenario de nuestro país, su cita con el público se ha convertido en algo muy parecido a un ritual. Da igual lo que traiga con su compañía Atra Bilis, porque las entradas se agotan a las pocas horas de salir a la venta. Ella es algo más que una dramaturga y una actriz, Angélica Liddell es un mito que encarna todas las paradojas del presente y se le permite decir y hacer lo que le de la gana. Se precipita en el abismo de lo incorrecto hasta simas oscuras. Y además lo hace sin red. Esta vez se acerca a la figura del cantaor Manuel de los Santos, Agujetas, para explorar el origen del dolor a través de la seguiriya, el cante primitivo y trágico del flamenco.

Tenebrae. Foto Julio Gallegos.

Pictura Fulgens

Además de las intervenciones de las poetas Kate Tempest en Antigone in Molenbeek + Tiresis, de Guy Cassiers, y de María Salgado en Jinete Último Reino, que firma ella misma junto a Fran MM Cabeza de Vaca, el Festival de Otoño propone por segundo año consecutivo una serie de lecturas que dialogan con la pintura. En esta ocasión el marco de estos recitales es el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y los escritores invitados Berta García-Faet, Raquel Vázquez, Juan Gallego Benot, Mario Obrero, Cristian Alcaraz y Carla Nyman, que han elegido un cuadro de la colección permanente para su ejercicio de ékfrasis.

Puede consultarse la programación completa del 39º Festival de Otoño | Turismo Madrid (esmadrid.com) en nuestra web.

Antigone in Molenbeek. Foto de Kevde.de

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