He pasado unos días en Estados Unidos para visitar a mi hijo, que estudia y juega en un High School de allí. Como conicidía que en esas fechas se jugaba el All Star de la NBA, he aprovechado para verlo en directo.
¡Vaya espectáculo! Especialmente, el que había en todo momento fuera de la cancha: actuaciones musicales con escenario en pista, Beyoncé en primera fila, fotógrafos, agentes, negocios, fiesta. Los americanos han construído alrededor de un simple partido de baloncesto una cadena de happenings que, a los que viven el evento, les parece que todo puede pasar en cualquier momento, como cuando dentro de la cancha le llega el balón a Ricky Rubio…
En nuestra ciudad el espectáculo está en la cancha de juego y lo pone el Real Madrid de baloncesto. ¡No veo mejor plan para cualquier tarde de fin de semana que ir al Palacio de Deportes! Desde el primer minuto el balón se mueve a toda velocidad de mano en mano entre los jugadores blancos. Hace tiempo que no me divierte tanto el basket como ahora viendo a este equipo. La creatividad de Sergio, la velocidad de Llul, la calidad de Mirotic, la estrella Rudy… Pero, por encima de todo, el juego en equipo, siempre mirando sin miedo a la victoria, de un conjunto muy bien liderado por mi amigo Pablo Laso.
Así que nada me puede gustar más que recomendar a todo el que pueda en Madrid que vaya a ver a estos chicos, el espectáculo les sigue. Ya me estoy imaginando cómo puede ser el final de temporada, cuando vengan los partidos decisivos.