Cuando llega el buen tiempo nos gusta salir de casa a disfrutar de lo que nos ofrece nuestra ciudad, que no es poco… Y una de esas cosas que se pueden hacer es asistir los domingos a las carreras del Hipódromo de la Zarzuela. Emoción, deporte y apuestas en un marco natural incomparable, junto al monte de El Pardo.
Siempre me han impresionado los animales majestuosos, como los caballos. Son elegantes, orgullosos, fuertes… Todos estos adjetivos, trasladados a la competición, se mezclan en un cóctel muy apetecible. Las carreras de caballos son pura pasión. La emoción que se experimenta al ver competir a los mejores pura sangre ingleses, a los grandes atletas de la velocidad, en vivo y en directo, es inigualable.
Hacia tiempo que quería volver al Hipódromo de la Zarzuela, donde no iba desde hace ya varios años. He de reconocer que me gustó mucho. Recomiendo ir a todo el que quiera disfrutar de su ocio a tope: adrenalina y glamour unidos componen una experiencia única, Madrid horseracing experience, que comienza desde el momento en el que el recinto nos abre sus puertas. Carreras de caballos, gastronomía y otras muchas propuestas. Todo en el mismo día y en el mismo espacio.
Los madrileños siempre fuimos a la vanguardia. Así, la primera carrera de la que hablan las crónicas tuvo lugar en la Alameda de Osuna en 1835. De aquellos años también existen crónicas de carreras celebradas en el Paseo de las Delicias y en la Casa de Campo. La década de los 70 fue de gran esplendor, y, ya en octubre de 2009, las tribunas del Hipódromo de La Zarzuela fueron declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento.
Actualmente, nuestra ciudad ofrece con orgullo su histórico hipódromo a todos los amantes del ocio y el espectáculo. Es un lugar situado en el pulmón verde más privilegiado de la ciudad, y se ha convertido en una referencia de ocio de calidad de la Comunidad de Madrid. Y en verano es cita ineludible. Durante julio y los primeros días de agosto las carreras son nocturnas. En vez de los domingos, son los jueves… ¡Nos os las podéis perder!