El éxito de Isabel, la serie de TVE que narra las peripecias políticas y vitales de los Reyes Católicos, me invita a pensar en un recorrido por el Madrid de su tiempo. Todavía faltaba muchos años para que, por decisión de Felipe II, la corte se instalase de forma permanente en la villa, pero algunos de sus monumentos pueden ayudarnos a reconstruir la atmósfera de una ciudad que empezaba a estar en auge.
Debe reconocerse que en el siglo XV Madrid, aunque enviara a sus propios procuradores a las Cortes de Castilla, era mucho menos influyente que Toledo o Segovia. Sin embargo Enrique IV, que antecedió en el trono a los Reyes Católicos, había pasado largas temporadas en la “muy noble y leal villa”, tal y como él mismo la llamó, desde donde podía acudir fácilmente al vecino cazadero del Monte de El Pardo, en cuyo palacio se conserva el precioso retrato de su hermanastra y rival Isabel pintado por Juan de Flandes. Y este amor parece que fue recíproco porque tras la muerte de Enrique IV, durante la guerra de sucesión, Madrid apoyaría a su hija Juana, conocida como la Beltraneja y acusada por los partidarios de Isabel de ser ilegítima.
En tiempos de la reina Isabel, la villa, mucho menor que Lisboa, Florencia o Amberes, no pasaba de los 20.000 habitantes y no era sede episcopal, sin embargo los Reyes Católicos estuvieron aquí más de mil días, repartidos en 14 estancias, según nos indica el Libro de Acuerdos del Concejo de Madrid. Entre los edificios del siglo XVI, el Monasterio de San Jerónimo el Real, conocido popularmente como “Los Jerónimos”, es el que está más estrechamente vinculado a los Reyes Católicos. Además de la iglesia, construida en estilo gótico isabelino – así llamado por ser el más característico durante el reinado de Isabel -, el complejo debía incluir un Cuarto Real que alojase a los monarcas en sus cada vez más largas estancias en la villa y que es el origen del futuro Palacio del Buen Retiro. Por entonces los reyes solían alojarse en el desaparecido palacio de los Lasso de Castilla, ubicado en la Plaza de la Paja y comunicado por un pasadizo con la Iglesia de San Andrés.
Otra suerte ha tenido el palacio de Viana, actual residencia oficial del Ministro de Asuntos Exteriores, que fue mandado construir por Beatriz Galindo, conocida como “La Latina” por su dominio de esta lengua. La humanista, preceptora de los hijos de la reina Isabel, ha dado nombre a uno de los barrios más castizos de Madrid, villa que eligió para retirarse de la vida cortesana tras enviudar en 1501 y donde moriría en 1535. Su cenotafio se encuentra actualmente en el Museo de San Isidro. Entre las distintas fundaciones religiosas que se le deben destaca el Hospital de la Concepción de Nuestra Señora, cuya fachada puede verse hoy en la Escuela de Arquitectura.
Pero sin lugar a dudas el mejor lugar para reconstruir esta historia es el Museo del Prado. Además de otro retrato de Isabel y de la Virgen de los Reyes Católicos, un encargo de los propios monarcas, las salas dedicadas al siglo XIX muestran varias pinturas que ilustran distintos episodios, como Doña Isabel la Católica dictando su testamento de Eduardo Rosales o Doña Juana «la Loca» ante el sepulcro de su esposo, Felipe «el Hermoso”, de Francisco Pradilla. Seguro que Pepe Reyes, el diseñador del vestuario de la serie de TVE, se ha inspirado en algunas de estas obras para confeccionar las prendas que hasta el 8 de diciembre se muestran en una exposición temporal organizada por el Museo del Traje y Look Art.