Yo nací en Bilbao, donde he trabajado y trabajo encantado, pero desde siempre me ha interesado especialmente la variedad de propuestas a las que cualquiera puede tener acceso en Madrid. Vine hace doce años y ahora me he instalado en Chueca como centro de operaciones.
A lo largo de mi carrera he expuesto en muchas galerías madrileñas y en el resto de España. Y puedo decir que Madrid actúa como centro de intercambio en todos los sentidos aunque, en el ámbito del arte, es aún más sorprendente. En muy pocos años, esta ciudad ha conseguidocolocarse a la cabeza a nivel europeo. Desde luego, arte tenemos y mucho. Buena prueba de ello son la infinidad de galerías y museos que puedes encontrar a cada paso, en el Barrio de las Letras, Justicia o Chueca, la mayoría.
Aunque suene tópico, si tuviese que decir cuál es el mejor museo de Madrid, sin duda, sería el Museo del Prado. Aunque no podría deciros cuál es mi obra favorita, porque no la hay; eso es cuestión de estados de ánimo. Pero si hay un sector en el que Madrid destaca cada día más es en el de las galerías de arte. Como os decía, hay muchas y muy variadas y, sin duda, con la que más identificado me he sentido siempre es con La Fresh Gallery.
Aunque a mí, lo que de verdad me llama la atención son los artistas, los artistas que exponen. Indiscutiblemente, las que mejor posicionadas se encuentran en estos momentos -además de la Fresh, donde expondré para 2015- serían La NewGallery, Espacio Mínimo y Mad is Mad. Y no sólo por sus obras y sus artistas, sino también por el cosmos que han conseguido crear a su alrededor: son las más rompedoras, las que aglutinan las nuevas tendencias y las que atraen al mundo del arte a personas de todos los ámbitos y colores. Y ahí, creo yo, está su potencial. Han dejado de ser meros museos del arte contemporáneo para convertirse en centros socioculturales.
Pero no sólo de arte íbamos a vivir y, sin duda, la gastronomía es otro de los ámbitos en los que Madrid no deja de sorprenderme. En esto lo tengo bastante claro: Los Chuchis de Lavapiés o el Marsot de Chueca son mis últimos y mejores descubrimientos culinarios, aunque mi gran debilidad es el sushi, manjar de dioses.
Lo que está claro, queridos y recientes lectores, es el potencial que emana esta ciudad por los cuatro costados. Y es que no es un tópico decir que Madrid es una ciudad que acoge a todos. Y cuando digo a todos es a todos. Porque en esto del nuevo arte, por cierto, tiene mucho que ver el colectivo LGTB y su peculiar capacidad de convertir la cultura en algo atractivo para todos los públicos, en algo cool. Y ¿sabéis lo bueno de acoger a todos? Que todos quieren participar en el proyecto. Ese proyecto es Madrid.