Este otoño vuelve Cabaret, uno de los musicales más veces repuesto en las carteleras de todo el mundo desde su estreno en 1966. “Willkommen, bienvenue, welcome! / Qué gusto verte, pasa y quédate”.

Berlín, 1931, el partido nazi está haciéndose cada vez más fuerte en Alemania cuando llega Clifford, un joven escritor norteamericano en busca de inspiración que no consigue arrancar con su novela. “Había un Cabaret, un maestro de ceremonias y una ciudad llamada Berlín, en un país llamado Alemania. Fue como si comenzara el fin del mundo”, dirá más tarde. Allí conoce a Sally, la estrella de origen británico que brilla bajo los focos del escenario. La crisis económica se lo está haciendo pasar muy mal a casi todo el mundo, también a ellos, y las tensiones sociales empiezan a reflejarse en la vida de cada uno de los personajes.

Una de las razones por las que siempre merece la pena volver a Cabaret es por su música, elegante revisión de los géneros de la primera mitad del siglo XX. John Kander, autor también de la partitura de Chicago, supo crear una atmósfera decadente y macabra, a través de sonidos ácidos y ritmos penetrantes. En esta nueva producción la música está magistralmente interpretada por Raul Patiño, sin duda una de las grandes sorpresas de la noche junto a los actores Victor Díaz y Marta Ribera, ambos con una larga carrera en el teatro musical. Cristina Castaño (Sally) y Eduardo Soto (maestro de ceremonias), muy conocidos por sus papeles en televisión, son los que aportan mayor solidez a las partes cómicas, y Daniel Muriel (Clifford), a quien pude ver hace poco en Dignidad, la excelente obra de Ignasi Vidal, construye un personaje lleno de ternura. (Perdone el lector este recuerdo familiar, pero Clifford, al menos esta versión de Clifford, me hace pensar en mi opa (mi abuelo holandés), que vivió en Alemania durante la década de 1930. También él vio muy de cerca el ascenso del nazismo y quién sabe, porque esto nunca nos lo contó, las noches locas de Berlín).

Seguramente sea la mítica adaptación cinematográfica de Bob Fosse de 1972, protagonizada por una irresistible Liza Minelli, la que muchos espectadores tengamos grabada en la retina. Pero mi sugerencia es que entren otra vez en el Kit Kat Cabaret como si nunca hubieran visto la película. Se trata de una buena ocasión para apreciar esta obra en su forma original, un clásico, tal vez el más clásico, de los musicales de Broadway. Ahora en el Teatro Rialto de la Gran Vía.

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