Diez cenas al fresco

Terraza del Hotel Principal

“Mesa para dos… en la terraza”. Qué ganas teníamos de decir esto, de disfrutar de una cena al aire libre, sin prisas, en mitad de la ciudad. En Madrid nos encanta el terraceo, de día y de noche, hasta en invierno. Así que apunta las nuevas direcciones y sorpresas gastronómicas que te están esperando.

1. TERRAZA DEL THYSSEN

Esta elegante y singular terraza de 250 m2, ubicada en la quinta planta del Museo Thyssen-Bornemisza y con increíbles vistas a los Jerónimos, es una de las más deseadas de las noches de verano madrileñas. Solo abre para las noches y ofrece una carta muy mediterránea, basada en el producto de temporada con un guiño internacional. Entre sus imprescindibles, el carpaccio de langostinos y carabineros con aceite de erizos, el arroz cremoso de gambón, el atún rojo en salsa teriyaki y el pesto de fresas.

2. TERRAZA DEL HOTEL PRINCIPAL

El Ático es la terraza del Hotel Principal, el primero de 5 estrellas de la Gran Vía. Este jardín urbano tiene horario y es un mirador privilegiado con buena música, cócteles y la cocina de Ramón Freixa, un chef con dos estrellas Michelín (en el hotel Único) que ha diseñado una carta especial para la terraza, más informal con platos exquisitos y su toque maestro: ensaladilla rusa, croquetas de jamón, patatinas rellenas de turrón y queso azul y una selección de deliciosos dulces y helados. Precios asequibles para bocados sofisticados.

Terraza del Hotel Principal

3. TERRAZA TRICICLO

La cocina de TriCiclo, con los jóvenes chefs Javier Goya, Javier Mayor y David Alfonso, viaja a la terraza del Hostel The Hat, entre Sol y La Latina, con las ‘Cenas en las alturas’. Una mesa compartida, cinco platos, un postre y unas vistas encantadoras sobre los tejados de Madrid solo para 40 personas (los martes y bajo reserva, por 50 euros). El resto de días, el sky-bar del ático se abre por la tarde-noche para todo aquel que quiera disfrutar de una copa de vino y una carta de picoteo en un ambiente animado y divertido.

4. LA LONJA DEL MAR

El aroma del mar se ha colado en la Plaza de Oriente gracias a La Lonja. Este templo del buen pescado estrena su terraza La Mar. Para comer: tataki de atún rojo con soja y yuzu, cebiche de lubina y calamar, tiraditos de salmonetes con ensalada de frutos rojos o sashimi de dorada con salsa de soja y wasabi. También vas a encontrar carnes gallegas y verduras orgánicas seleccionadas diariamente. La opción más moderna es un raw bar al estilo de los de Londres y Nueva York: cocina sin fuego, solo con una pequeña parrilla de carbón de encina, para acompañar con vermú artesano, champagnes o vinos blancos.

5. BOSCO DE LOBOS

La sede del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) cuenta con un bar restaurante con un diseño y arquitectura de nota: Bosco de Lobos. Está escondido dentro del edificio, entre Chueca y Malasaña, y es una de las terrazas de moda del momento donde es fácil encontrarse con caras conocidas (la última vez que estuve me topé con Boris Izaguirre). Para cenar, cocina italiana con pasta original, risottos y pizzas ricas.

Bosco de Lobos

6. SAPOREM

Muy cerca está Saporem, el segundo restobar después del éxito del primero, en el barrio de Las Letras. Ambos tienen un encanto especial, sobre todo es ese patio interior que es, no me resiste al tópico, un remanso de paz. La cocina es creativa, con platos que buscan agradar y sorprender sin que se dispare la cuenta. Raciones para compartir, pizzetas, platos para celíacos y vegetarianos, tartas caseras y sus ya archifamosas sangrías. Tienes que probar la de cava con fresas.

7. TERRAZA MAHOU

El patio de un palacete, el de Santa Bárbara, es ahora el lugar más hipster de la ciudad. Manzana Mahou ha vuelto a montar un multiespacio de ocio y cultura con la gastronomía en el centro de todo (no te pierdas la librería con presentaciones y su propio grifo de cerveza) y solo para el verano. La carta está diseñada por Sara Aznar, de El Viajero (La Latina), desde los mañaneos, el nuevo brunch del domingo de Carmencita, a las cenas: sándwiches (los hay sin gluten), brochetas, ensaladas y algunas sorpresas, como la colaboración del genial Abraham García con sus platillos mexicanos de Comala. Atento al calendario de conciertos.

8. PUNK BACH

La de Punk Bach es una de las terrazas más estilosas de la Castellana. Decoración colonial, con maderas oscuras y acogedoras, bombillas descolgadas y tapicerías aterciopeladas. El espacio se distribuye en una gran barra y dos zonas de comedor. Punk Bach se presenta como la “brasserie ilustrada y canalla” de Madrid y abre desde el desayuno a las copas. ¿Y qué encontramos en la carta? Cocina tradicional con recetas vascas, buen producto y una renovada presentación con toque canalla del gran chef Iñaki Rodaballo. Los cócteles y un DJ ambientan el final de la noche.

Punk Banch

9. OTTO EN LA CASTELLANA

Y sin abandonar el paseo de la Castellana, en el nº8 llegamos a la terraza de Otto, una de las más animadas de la Castellana, que ha estrenado 15 nuevos platos de fondo mediterráneo y acento oriental: rollo de anchoas con pipirrana de tomate raff, guacamole japonés y masago arare; brocheta de vieira con salsa spice y tierra de morcilla, rollito de salmón ahumado con snow crab ó hamburguesa de salmón tempurizado, son algunas de sus propuestas.

10. URKIOLA MENDI

El chef Rogelio Barahona, Roge, trae lo mejor de Vizcaya hasta Urkiola Mendi, ese monte vasco de su niñez que desde hace ya diez años se ha convertido en un nombre propio en la gastronomía madrileña. Las cenas en su mimada terraza son una maravilla. Borda los productos de temporada con elaboraciones muy cuidadas y el manejo habilidoso de su fantástica parrilla. Imprescindibles: el pintxo de antxoas frescas rellenas a la parrilla, el espectacular atún rojo de Cádiz a la brasa con ensalada de cítricos o un buen chuletón de vaca gallega cuya curación de 120 días realza su sabor hasta límites cercanos al delirio, sin despreciar el tradicional bacalao a la vizcaína y de postre, para rozar la gloria, canutillos de Bilbao con crema de vainilla de Tahití y helado de caramelo con mantequilla salada.

Urkiola Mendi