El 9 de noviembre se celebra el Día Mundial del Enoturismo. En Madrid se producen vinos desde hace siglos y ahora también salen de sus viñas buenos caldos con el sello de Vinos de Madrid. Además de catarlos en tabernas y restaurantes de la capital, os animamos a que practiquéis el enoturismo por la Comunidad de Madrid siguiendo alguna de las rutas del vino a las que se pueden llegar… hasta en Metro.
En la Comunidad de Madrid podemos encontrar un total de 44 bodegas repartidas en 58 municipios que se agrupan en tres subzonas: Arganda, Navalcarnero y San Martín de Valdeiglesias. Se pueden visitar 21 bodegas. Arganda, situada en el suroeste de la región, es la zona más extensa, con 30 municipios y 27 bodegas. A algunas se puede llegar incluso en Metro, como a las Bodegas Castejón y a la Cooperativa Vinícola de Arganda que acoge en sus instalaciones el Museo del Vino de Arganda. De aquí parte una ruta con el ferrocarril y el vino unidos que nos lleva hasta Tielmes, donde se puede visitar la Bodega Tagonius para conocer sus vinos, muy reconocidos y premiados desde hace tiempo. Tagonius es el nombre que los romanos dieron al río Tajuña que discurre por el pueblo.
El tren llega a Carabaña, Valdilecha, con las Bodegas Orusco que merece la pena conocer porque conserva, y sigue usando, los viejos tinajones donde se fermenta el vino madrileño. El domingo 8 invita a los visitantes a conocer el proceso de elaboración del vino (gratis, con reserva). Nuevo Baztán es otra parada. Este es un pueblo muy singular pues fue creado por el intelectual, periodista y político, Juan de Goyeneche como un pequeño centro industrial, a finales del siglo XVIII. Tiene poco más de 6.000 habitantes y una bodega justo en el centro del pueblo: V de Valmores. En Pozuelo del Rey, la Bodega Qúbel apuesta por los vinos ecológicos desde su fundación. Además de visitar el viñedo y la bodega, (domingo 8, a las 11 h) organizan muchas actividades gastronómicas para maridar sus vinos con quesos o con la cocina japonesa de Ricardo Sanz, chef de Kabuki Wellington. Sus vinos además se pueden probar y comprar en el Mercado de Vallehermoso, en el puesto Al vino Pan.
Colmenar de Oreja ha sido nombrada la primera Ciudad del Vino de Madrid, es el pueblo con más bodegas en su haber y tres de ellas están en la Ruta, las de Pedro García, Jesús Figueroa y Hermanos Díaz, estos últimos preparan jornadas de puertas abiertas para el domingo 8 de noviembre. Su historia vinícola nos lleva a conocer que aquí se fabricaban las tinajas para fermentar y guardar el vino.
Muy cerca, en Valdelaguna, se pueden visitar los restos de un molino aceitero, una antigua prensa de vino y las Bodegas Pablo Morate con su completo museo y una cata final (sábado y domingo, a las 11,30 h). La ruta continúa por Chinchón, con su bella plaza mayor con balcones, soportales y buenos mesones donde se pueden catar los vinos de la zona. De Villaconejos son famosos sus melones pero también se hacen buenos vinos y el pueblo alberga además la llamada Cueva del Fraile, antigua residencia de religiosos, refugio de la Guerra Civil y almacén para la conservación de vino.
A 10 kilómetros se halla Titulcia, conocida como Bayona de Tajuña hasta 1814, y la Bodega Bayona ha heredado su primitivo nombre. La ruta finaliza en Aranjuez, Real Sitio y Villa cuyo Paisaje Cultural es Patrimonio de la Humanidad por su Palacio Real y los hermosos jardines. En Aranjuez destaca la Bodega del Real Cortijo, que se construyó en 1782 por orden de Carlos III y perteneció a la Casa Real hasta el reinado de Isabel II. Es la única bodega de la Corona Real y está tan solo a media hora de Madrid… Este fin de semana tendrá visitas guiadas muy especiales. También os aconsejo conocer la Bodega El Regajal. En la finca que lleva su nombre habitan 77 especies de lapidópteros (mariposas) y se elaboran unos vinos muy especiales.
La fama de los vinos de Navalcarnero es bien conocida y hay historias tan curiosas como la que recuerda que el alcalde de Móstoles, Andrés Torrejón, no declaró la guerra a los franceses hasta que se hubo comido un cocido madrileño con unas jarras de vino de Navalcarnero. Mucho antes, Navalcarnero también fue el escenario de la boda de Felipe IV, el Rey Planeta, con Mariana de Austria. Y fueron precisamente los Austrias los que más propiciaron el cultivo de las vides y la producción de vino en Navalcarnero.
Esta zona se sitúa en el centro-sur de la Comunidad de Madrid, atravesada por el río Guadarrama. La localidad de Navalcarnero tiene muchos atractivos turísticos, empezando por su hermosa plaza, un museo del vino, un centro de interpretación, restaurantes donde probar sus famosos asados y cocidos y dos bodegas abiertas al público: Andrés Díaz y Ricardo Benito. Para celebrar el Día del Enoturismo, Bodegas Andrés Díaz ha organizado unas cenas maridadas (por 55€) en la Hostería del Estudiante del Parador de Alcalá de Henares, el viernes 6 y sábado 7 de noviembre.
La ruta más occidental de los Vinos de Madrid circula por la conocida carretera de los pantanos, la M-505, que conduce hasta Pelayos de la Presa, donde se encuentra la “playa de Madrid”: el concurrido pantano de San Juan. Aquí empezamos a divisar viñas de camino a San Martín de Valdeiglesias, donde se alza el monumento más emblemático de la ruta, el Castillo de Coracera. Terminada por Don Álvaro de Luna en 1434, la fortaleza se rodea de gruesas murallas que esconden en su interior un patio de armas que da acceso a la capilla de fachada renacentista. La Bodega Marañones está en Pelayos de la Presa, sus viñas en San Martín de Valdeiglesias, y las actividades de enoturismo se reparten en distintos espacios, incluido el flamante castillo y los conciertos en la cantera, rodeados de vides.
En el mismo centro del pueblo, las Bodegas Valleyglesias cuentan con un espacio de catas y música, un Wine & Music Bar donde empiezan las actividades enoturísticas que continúan por los viñedos y la bodega donde se catan cinco vinos con sus tapas. La bodega Las Moradas está en un monte, y para celebrar el Día Mundial del Enoturismo, el 8 de noviembre, ha preparado una visita a los viñedos para conocer de cerca las viejas cepas de uva garnacha, propia de la zona, antes de visitar la bodega y catar los vinos. Rumbo a Cadalso de los Vidrios, nuestra última parada puede ser en la bodega de Bernabeleva, a los pies del cerro de Guisando, en una finca de viñedo viejo del que salen magníficos vinos.