En el Barrio de las Letras es posible comenzara leer el Quijote con solo mirar al suelo.

En el Barrio de las Letras es posible comenzar a leer el Quijote con solo mirar al suelo.

Un 22 de abril de 1616 moría en Madrid Miguel de Cervantes Saavedra, padre de uno de los personajes literarios más universales que existen: Don Quijote de La Mancha. Este año se celebra, por tanto, el cuarto centenario del fallecimiento del escritor alcalaíno, estrechamente vinculado a nuestra ciudad, donde vivió y escribió buena parte de sus obras. En 2015 el hallazgo de sus restos en la cripta de la iglesia de las Trinitarias fue una de las noticas del año, que puso de nuevo el foco de atención no solo en su figura, también en el Barrio de las Letras en el que residió. Os propongo ahora seguir sus pasos a través de una ruta para conmemorar su aniversario… y sentir la inspiración.

En el Convento de las Trinitarias Descalzan fue enterrado Miguel de Cervantes, como recuerda una placa (©José Barea, Madrid Destino)

En el Convento de las Trinitarias Descalzas fue enterrado Cervantes, como recuerda una placa (©José Barea, Madrid Destino).

Y lo mejor que se me ocurre es recomendaros que empecéis por el principio o, casi mejor dicho, por el final: acercándoos al Convento de las Trinitarias Descalzas, en la calle Lope de Vega, en pleno Barrio de las Letras, donde convivieron los grandes literatos del Siglo de Oro español. Aunque la construcción primitiva data de 1609, la fábrica actual corresponde a ampliaciones y reformas posteriores. En ella profesó una hija natural de Cervantes, que fue enterrado aquí en 1616, tal y como reza una placa, situada en uno de los muros del convento, junto a un busto del autor, obra de Ponciano Ponzano, el mismo que realizó los leones del Congreso de los Diputados. Si Cervantes decidió que este templo, ejemplo del Barroco madrileño, fuera su morada eterna tiene una explicación: fue la orden de los Trinitarios la que pagó su rescate para liberarlo allá por 1580, cuando estaba preso en Argel. Hasta el mes de diciembre, el convento organiza visitas para que madrileños y turistas conozcan de primera mano dónde descansa el ilustre escritor. La visita (abierta al público general, explicada por guías profesionales y con una duración de media hora) es los viernes a las 16:00 h  y a las 17:00 h (en castellano) y los sábados a las 11:00 h (en inglés) y a las 12:00 h (en castellano).

Así era la imprenta donde vio la luz el Quijote. La réplica se puede ver en la Sociedad Cervantina

Así era la imprenta donde vio la luz el Quijote. La réplica se puede ver en la Sociedad Cervantina.

Pasear por el Barrio de las Letras es todo un placer, una forma de revivir la historia. Encontraréis algunos de los principales edificios vinculados a las letras en Madrid, como el Ateneo o el Teatro Español, pero… ¡atención al suelo! Grabado en el pavimento podréis leer fragmentos de obras de escritores ilustres, entre ellos, como no podía ser de otra forma, el comienzo de la obra del Hidalgo de la Triste Figura: “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…”. Un nombre del que sí deberíais acordaros es este: Juan de la Cuesta. Él era el dueño de la imprenta de la que salió, en 1605, la primera edición del Quijote. El edificio en el que se encontraba, en el número 87 de la calle de Atocha, es hoy sede de la Sociedad Cervantina y acoge una reproducción exacta de esa imprenta de tipos móviles. La sala donde se ubica está muy bien ambientada, para que los visitantes puedan imaginar cómo era el trabajo de los impresores y componedores de entonces.

En el edificio donde abre sus puertas Casa Alberto vivió Cervantes de alquiler.

En el edificio donde abre sus puertas Casa Alberto vivió Miguel de Cervantes de alquiler.

La segunda parte de Don Quijote de La Mancha se editó en 1615, también en los talleres de Juan de la Cuesta, pero en otra casa ubicada muy cerca, en el número 7 de la calle de San Eugenio. Si queréis saber dónde vivió y murió Cervantes tendréis que dirigiros hasta la calle que lleva su nombre y situaros frente al número 2, donde una placa así lo recuerda. Pero el escritor vivió también justo encima de Casa Alberto, una de esas tabernas castizas en las que siempre apetece tomar un vermú, en el número 18 de la calle de las Huertas. Si buscáis bien, podréis leer esto mismo: “En este lugar dijo vivir Miguel de Cervantes, cuando recibió carta del mismísimo Apolo, adjunta al Viaje del Parnaso, 1604”.

¡No te vayas de Madrid sin hacerte una foto con Don Quijote y Sancho en la Plaza de España (©Jose Barea, MD).

¡No te vayas de Madrid sin hacerte una foto con Don Quijote y Sancho en la Plaza de España! (©Jose Barea, MD).

Para terminar vuestro recorrido por el Barrio de las Letras, os propongo que os acerquéis hasta la Plaza de las Cortes, donde, justo enfrente del Congreso, se alza una estatua en honor a Miguel de Cervantes, erigida en 1834. Ese mismo año fue instalada, bajo su pedestal, una cápsula del tiempo de la que no se tenía noticia hasta 2009, año en que fue descubierta tras unas obras de restauración. El tesoro contenía 41 documentos, entre ellos diversas ediciones del Quijote y una biografía de Cervantes. Aunque, sin duda, el monumento más famoso en honor al universal escritor no es este, sino el que está en la Plaza de España. No podéis dejar de haceros la foto de rigor ante la estatua de Don Quijote y Sancho Panza… Pero, después, toca mirar hacia arriba. La bola del mundo que corona el conjunto esconde otras figuras. Son alegorías de los cinco continentes, entre las que es posible adivinar a Asia leyendo El Quijote casi colgada del mismo cielo.

Esta es Asia leyendo el Quijote. Búscala en la Plaza de España (©José Barea, Madrid Destino).

Esta es Asia leyendo el Quijote. Búscala en la Plaza de España (©José Barea, Madrid Destino).

En la ciudad de Madrid hay dos sitios más relacionados con Miguel de Cervantes: el Aula Quijote, del Museo de la Biblioteca Nacional, con recursos bibliográficos, audiovisuales y multimedia, y el Instituto Cervantes, la institución pública encargada de la promoción y difusión de la cultura española e hispanoamericana, cuya sede principal está en la calle de Alcalá, en el precioso edificio de las Cariátides. Entre los meses de abril y junio funciona, entre Atocha y Alcalá de Henares, el Tren de Cervantes, toda una experiencia, ya que el trayecto está amenizado por actores y figurantes ataviados a la usanza del siglo XVII. Subirse a él es la mejor de las excusas para conocer la Ciudad Complutense, de cuyo patrimonio histórico artístico forma parte el Museo Casa Natal de Miguel de Cervantes, ubicado en el lugar donde, según los estudiosos, estaba la casa en la que nació y pasó sus primeros años. ¿Os animáis a hacer la ruta? Ya sabéis que “el ver mucho y leer mucho aviva el ingenio”. Y no lo digo yo, que lo dice el mismísimo Cervantes.

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