Que Leiva es sinónimo de éxito es cosa sabida. Su último disco Monstruos ha superado todas las previsiones, convirtiéndose en un muy corto espacio de tiempo en disco de oro y uno de los álbumes del año. En un periodo de plenitud profesional que le ha convertido en el músico del momento -y todo esto aún a la espera de la producción del último disco de Joaquín Sabina- Leiva se prepara para descargar las canciones de su carrera en solitario, más algún que otro gran éxito de Pereza, el día 30 de diciembre en el el WiZink Center madrileño.
Para Leiva este tercer disco, lleno de canciones que representan un absoluto acierto como El Último incendio, Breaking Bad o Sincericidio, supone una reconciliación con él mismo como persona: “Supongo que hacer un disco, de alguna manera, es liberarte de algo. No siempre se identifica el qué. En este caso creo que me reconcilié un poco conmigo y acepté mis demonios. Ha sido un ejercicio sano hablarme claro”. Pero tampoco quiere aburrir, enumerando sus monstruos particulares: “Es una lista larga y no quiero aburrir al personal. No más ni menos que el resto de la gente. Supongo que el punto Woody Allen de ser tan aprensivo con las enfermedades me tiene un poco frito”.
Madrid, San Sebastián, Buenos Aires… son puntos señalados en el mapa por el que circula este disco: “Bueno, pasamos la vida en furgonetas, aviones, hoteles, pruebas de sonido… Indudablemente este álbum tiene un componente viajero. Por ejemplo, la mitad del disco lo compuse en Argentina. Nos fuimos a vivir allí unos meses y salió gran parte de las canciones. Buenos Aires es una ciudad perfecta para escribir. Siempre pasa algo susceptible de convertirse en canción”.
Esta vez, Leiva ha echado mano del habitual acompañante de Fito Cabrales, el guitarrista Carlos Raya, para las labores de producción: “Con Carlos hacemos un equipo bueno desde hace años. Él no tiene una implicación sentimental con las canciones que llevo al estudio, por lo que suele tener una perspectiva mas objetiva de las cosas. Me gusta su templanza, maneja muy bien las máquinas y es un capo tocando la guitarra. Aprendemos y disfrutamos mucho haciendo discos juntos”. No obstante el reconocimiento a nivel de crítica y público de este Monstruos, Leiva aún no ha tocado techo a nivel creativo: “La canción perfecta no existe, y, si existe, la escribió Paul McCartney. Perseguimos algo que no existe para siempre tener una meta. No creo ni que me haya acercado a mi canción definitiva”. Porque Monstruos es un disco en el que hay tanto de espontaneidad como de planificación, la mezcla perfecta: “No existen discos espontáneos, ni pensados. Se van armando de forma espontánea y vas pensando el traje”.
Leiva es pura Alameda de Osuna, cuna de rockeros locales, y un amante de Madrid: “Madrid es una ciudad maravillosa pero no se si es especialmente cuidadosa con sus músicos. Creo que se ha abierto un caminito con Carmena, pero queda mucho por hacer para poder decir que aquí se cuida a los músicos”. Eso si, siente que su talento podría haber brotado con la misma fuerza en cualquier parte: “Me gusta pensar que hubiera hecho música aunque hubiera nacido en Melilla, pero dependes de tantas factores externos… Mi hermano mayor era de Leño, Ronaldos, Radio Futura… En mi casa siempre se respiró rock madrileño y supongo que eso ha tenido un poso importante en mí”. Para Leiva «ha cambiado mucho esta ciudad. Unos años atrás estaba peor. Ahora está mas conectada con el ciudadano. Se piensa más en él. Aunque, por ejemplo, Malasaña ha perdido parte de su identidad, pero a la vez está más vistosa y llena de bonitos rincones e iniciativas. El punto hipster se ha apoderado un poco de todo y a mi me cansa bastante, la verdad”.
En cuanto al público local, “el madrileño es público del mundo. Apasionado y caliente. Muy leal y siempre con ganas de pasarlo bien. Menos escuchador que el publico catalán, pero más encendido. A mí me encanta tocar en mi ciudad. Es todo un privilegio”; y citas grandiosas de Leiva con Madrid las ha habido y muchas: “La noche que toqué abriendo el show de los Stones en el Bernabéu fue inolvidable, pero también recuerdo maravilloso shows en Siroco, en la sala El Sol…”. Para su próxima actuación Leiva comenta que está: “ilusionado con el show del 30 en el Palacio. Se va a llenar y eso no me ocurrió nunca. Con Pereza nunca lo llegamos a llenar. Es una maravilla poder llenar ese lugar tan emblemático. Vamos con toda la artillería y con la banda más engrasada que nunca. Yo creo que será una bonita noche”.
La ruta madrileña de Leiva es:
– La Ardosa. En el corazón de Malasaña. Siempre paso a tomar un pincho de tortilla y un vermú de grifo.
– Café Madrid. En la calle Belén. Buenos gin tonics, lugar tranquilo de charla y buen trato. El dueño es un maravilloso pintor amigo mío llamado Paco.
– Mad is Mad. Galería de arte en la calle Pelayo. He visto algunas exposiciones y he comprado algunos cuadros. Me gusta mucho. Es pequeña, agradable y la lleva gente apasionada.
– Casa Federica. En la calle Manzana. Tasca argentina auténtica. Se respira barrio y comida casera. Los buñuelos de espinacas son de palmar.
– TupperWare. En la corredera Alta de San Pablo. No hay fallo, buena música siempre.