Rebeca Jiménez es el rock hecho mujer, dotado de una voz apasionada, unas historias que te trepan por la médula y una imagen arrebatadora. Con solo tres discos, Rebeca se ha hecho un importante hueco en el panorama musical español. El tercero de ellos, Tormenta y Mezcal, lo presenta este jueves 23 de febrero en el Teatro Barceló. Una buena oportunidad de disfrutar de una cantante que ofrece emociones en estado puro.
Rebeca expresa la sincera admiración que siente por México, país que la ha acogido en una reciente gira y que ha sido cuna y motivo de las canciones de su nuevo disco: “México me ha dado muchas de las canciones de este disco, me ha dado el título Tormenta y Mezcal, me ha dado mucha energía y mucha ilusión. Adoro este país”. Además, esta travesía refuerza el componente viajero de su personalidad como artista: “Sí, sin duda, porque, si bien en México nacieron muchas de las canciones, otras las escribí en Buenos Aires o, por ejemplo, Aventura Americana la terminé en un viaje a Miami. Creo que la escucha del disco te lleva por diferentes lugares«.
Una de las canciones más significativas del álbum nos habla sin ambages de una de las referencias clave en la obra de Rebeca: “Para mí el amor tiene toda la importancia. No sólo en mi música sino en mi vida. Es el motor de todo. Hace falta más amor y necesito amor canto en el tema Love. Así lo siento y hablo del amor en toda su extensión: de pareja, amigos, familia. Casi todas las canciones en el mundo hablan de amor y la mayor parte de las mías también”. A pesar de que Tormenta y Mezcal es un disco de emociones y vivencias -“De ambas cosas. Diríamos que cuento las cosas emocionantes que vivo”-, para la compositora e intérprete este disco no refleja todas las aspiraciones artísticos de Rebeca Jiménez: “Esto es un aprendizaje continuo. Espero hacer cada vez mejores canciones y explorar, musicalmente hablando, quizá otros caminos que pueden estar cerca de la ranchera, que ya he incluido en este disco, o de una onda más latina. Viajar te abre mucho la cabeza. Ya veremos…”
En estos tiempos de incertidumbre, Rebeca concede un doble valor a los discos: “Creo que son una buena carta de presentación para el artista, porque todo se pone en marcha en torno al disco: la promo, la gira… Es la manera de presentar nuestro trabajo y estando en plataformas digitales puedes llegar a todo el mundo. Pero además de eso para mí tienen un valor artístico. Me gustan los discos físicos, me gusta comprar discos y, por supuesto, el trabajo de músicos, productor, arte y diseño del disco tienen todo el valor». Rebeca forma de parte de la nómina que ha dado la espalda a las discográficas de toda la vida, para abrazar la independencia. Para ella el balance es positivo: “Ha supuesto mucho más trabajo, porque ahora todo pasa por mí y hasta que no lo haces no te das cuenta de la cantidad de cosas que te facilita una compañía discográfica. Pero ha sido una decisión que he tomado yo y me estoy rodeando de un equipo fantástico, así que estoy muy contenta y me hace mucha ilusión tener mi propio sello».
Segoviana de cuna, Rebeca siente a Madrid “como mi casa. Es la ciudad en la que más he vivido y sobre todo he pasado aquí momentos increíbles. Ahora es el sitio al que siempre quiero volver y donde se puede disfrutar de mucha cosas. A mí, que mi música ha crecido en Madrid, sí me parece que ha sido una ciudad que me haya cuidado”. Para Rebeca el público “ha sido muy bueno y respetuoso siempre que he tocado en acústico y hay que guardar silencio; y también de los más efusivos en conciertos más grandes en eléctrico con la banda. Tienen una respuesta muy buena, aunque creo que Madrid tiene un público muy exigente.” Muchas han sido las actuaciones a recordar de Rebeca en la capital: “En la sala Galileo podría recordar muchas noches pero hay un concierto que hice entre amigos cantando con varios de mis amigos músicos: Coque Malla, César Pop, Marazu, Gastelo, Miguel Ríos, mi hermana Lucía… Fue precioso. También la presentación de mi primer disco en la Sala Caracol llena de gente fue emocionante para mí. No es una anécdota pero cantar Santa Lucía con Miguel Ríos aquella noche nunca se me olvidará”.
Para su próxima actuación en Madrid el día 23 de febrero, Rebeca ha preparado “una presentación preciosa, con toda la banda, con metales, cuerdas… Que el disco nuevo suene como se ha grabado y, sobre todo, tengo muchas ganas de volver a tocar en Madrid. ¡Prometo una gran noche!”
Esta es la ruta madrileña de Rebeca Jiménez
El Tempranillo, en la Cava Baja. Es uno de mis sitios favoritos para tomar un buen vino. El queso, jamón y todo lo que pidas está buenísimo. Llevo yendo muchos años y sus mesas guardan ya muchas historias.
Sala Galileo. Los mejores recuerdos de noches de conciertos míos y ajenos. Lugar mágico que suena muy bien. Todo el personal y su dueño, Ángel Viejo, son fantásticos. Para mí es estar en casa.
Calle Ponzano. La primera calle donde viví en Madrid, donde estaba la casa de mis abuelos y donde ahora se encuentran los sitios más de moda para ir a tomar cañas y descubrir muchas y variadas ofertas gastronómicas.
La Montería. Uno de mis restaurantes favoritos por el trato, los vinos y la carta y porque yo creo que es el único sitio donde pido postre: ¡la bomba con chocolate es deliciosa!
La zona de las Vistillas y el Palacio Real son de mis sitios preferidosos para ver ponerse el sol en Madrid.