«¡Señoras y señores, damas y caballeros, niños y niñas. Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo!«… Miles, millones de funciones han comenzado alguna vez así, con un maestro de ceremonias, micrófono en mano, justo en medio de la pista. Aunque fue en las Navidades de 2006 cuando tuvo lugar la primera representación en el nuevo Teatro Circo Price fue, en realidad, en marzo de 2007 cuando este gran espacio cultural que es hoy abrió definitivamente sus puertas. Se cumplen, por tanto, ahora diez años de la creación del único circo estable de Europa. Pero para conocer su verdadera historia quizás haya que trasladarse con la imaginación un poco más lejos, hasta el año 1858 para ser exactos. ¿Queréis pasear conmigo por el Madrid de entonces? ¡Pasen y vean!
Pues sí, fue en esa fecha cuando un tal Thomas Price, un domador de caballos irlandés, perteneciente a una antigua estirpe de acróbatas, los Price Brothers, decidió instalarse en la ciudad tras el éxito cosechado en un barracón donde actuaban diferentes compañías muy cerca de la plaza de toros de la Puerta de Alcalá. Diez años más tarde, en 1868, ya había fundado su propio circo, el Price, claro, todo en madera, en un terreno que antes había sido un jardín en pleno paseo de Recoletos, esquina, más o menos, con la calle de Bárbara de Braganza.
En aquellos años la población de Madrid crecía a pasos agigantados y demandaba cada vez más oferta de ocio: la ciudad llegó a contar con más de diez escenarios donde todas las noches había función. Funcionó tan bien que en 1880 quedaba inaugurado el segundo Circo Price, esta vez de la mano de William Parish, yerno del fundador, ya fallecido. ¿Y dónde estaba? Pues en la plaza del Rey, justo en el jardín de ese precioso edificio que es la Casa de las Siete Chimeneas.
Fue el local de moda en la ciudad, no solo por los espectáculos circenses, en los que brillaron, por ejemplo, la mítica trapecista Pinito del Oro y el clown por excelencia, Charlie Rivel. También el Price destacó por las representaciones de zarzuela y revista, veladas de lucha libre, de boxeo… y por sus conciertos. ¿Sabíais que Miguel Ríos, cuando aún se llamaba Mike, debutó en las legendarias matinales del Price, que tenían lugar los sábados por la mañana? Todo eso pasó hasta el 12 abril de 1970, fecha de la última función del Price. En el acceso a la sala principal, y en horario de función, podéis disfrutar de una exposición permanente de fotografías (la colección Villar) que permiten revivir aquella época dorada del Price.
¿Hemos dicho última? Mejor, penúltima… En 1999 el Ayuntamiento de Madrid ya soñaba con volver a dar vida al Price, y, en realidad, a todo su entorno, revitalizar la zona de Lavapiés y proteger el patrimonio arquitectónico de la Ronda de Atocha. Y es que el Circo Price del siglo XXI encuentra acomodo en una antigua fábrica de galletas (Pacisa) rehabilitada y transformada según el proyecto del arquitecto Mariano Bayón. El edificio combina elementos originales del pasado industrial del edificio de estilo neomudéjar con estructuras modernas, como la cubierta de tambor que es un muro circular de cristal.
Os animo a que miréis la agenda del Teatro Circo Price para esta primavera, repleta de espectáculos realmente emocionantes. Por su pista central es frecuente ver a compañías internacionales de prestigio, que llevan el circo de vanguardia por bandera. Y para los más pequeños… ¡estad atentos! A lo largo del año el Price organiza cursos y talleres para aprender a volar sobre un trapecio, manejar con gracia los malabares o pasearse por el cable de equilibrio como un auténtico funambulista.
Pero aún hay más: entre bambalinas se está preparando todo un acontecimiento. La restauración y puesta en marcha de un viejo teatro de autómatas, que será, en cuanto esté listo, el único activo del mundo. Data de los años 30 del siglo XX y está compuesto por 35 figuras de madera policromada que, en sus tiempos, recorrieron toda España… El circo es, definitivamente, pura magia.