Piaf: voz y delirio

La bohemia de París, un cliché tan recurrente en la música, la literatura, el cine y el arte, no se acaba nunca, porque siempre hay un público dispuesto a zambullirse una vez más en esa gran piscina de absenta y champán que convierte a los perdedores en estrellas rutilantes sobre la ciudad de la luz. Este verano Madrid se rinde ante la apabullante mitología que ha creado la capital francesa: un musical sobre la vida de Édith Piaf visita el Teatro Fígaro y la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre ofrece una exposición antológica del fotógrafo Brassaï, conocido por retratar la noche y los bajos fondos parisinos.

He de reconocer que por mucha resistencia que oponga al embrujo de París, también yo me dejo llevar embelesado por sus encantos. Hay algo en la ciudad del Sena que nos pertenece a todos, al fin y al cabo la hemos visto una y mil veces en las películas y los cuadros impresionantes. Dice mi hermano que cuando uno llega a París por primera vez cree haber paseado por sus calles antes, al fin y al cabo los niños venimos de allí…Precisamente por esto hay algo poderosamente familiar tanto en la música de Édith Piaf como en los imágenes de Brassaï, dos propuestas artísticas de grandísima calidad que ahondan en la iconografía universalmente conocida de la bohemia parisina.

En Magic City, ca. 193. Brassaï

Piaf, voz y delirio es un musical escrito por Leonardo Padrón que puede verse hasta el 29 de julio en el Teatro Fígaro. Después de su éxito en Caracas, México, Miami y Orlando ahora llega a Madrid este biopic protagonizado por la cantante venezolana Mariaca Semprún. La acompañan en escena una orquesta en directo, un amplio elenco de actores que interpretan silentes al resto de personajes y una compleja escenografía, que sirven para recrear el mundo de la gran cantante y compositora Édith Piaf, el “patito feo” que se transformó en el cisne blanco de la canción francesa.

Al margen de la puesta en escena que acompaña a la excelente voz de Mariaca Semprún, por su parte la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre parece haber querido poner imágenes a las melodías de Édith Piaf con una exposición que podrá verse hasta el 2 de septiembre. Las fotografías de Brassaï, el fotógrafo de origen húngaro que se hizo especialmente conocido gracias a su libro París de nuit, son un testimonio irreemplazable de la clientela más singular de los clubs, cabarets y bares de la ciudad en los años 30 y 40 del siglo pasado. Quién quiera zambullirse una vez más en esa gran piscina de absenta y champán que venga este verano a Madrid, un Madrid muy afrancesado.

Prostituta cerca de la Place d’Italie, 1932. Brassaï

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