Asentado Fernando VII en Madrid, hace ahora poco más de dos siglos, decidió adecentar El Retiro, que estaba hecho unos zorros por aquello de la Guerra de la Independencia contra los franceses. Metido en obras, ya se sabe, una cosa lleva a la otra y acabó reservando para su uso personal un buen trozo del parque. Tapiado y arbolado, mandó construir varios edificios (conocidos como “Caprichos”) entre los que se encontraba la Casa del Contrabandista, hoy sede de la sala de fiestas Florida Retiro.
El edificio y sus anexos tuvieron múltiples usos. Por ejemplo, como cobertura de una noria tirada por animales para bombear agua de riego y cuyos restos aún sigue allí. Ya en el siglo XIX , tras pasar la propiedad al pueblo de Madrid con la “Revolución Gloriosa”, albergó brevemente el Instituto Micrográfico y, posteriormente, un Gabinete Oxiterápico donde beneficiarse de las cualidades de cuatro grifos que surtían agua natural, ferruginosa (de Puertollano), alcalina (de Marmolejo) y oxigenada y que los clientes podían llevarse a casa en sifones. Según los anuncios de la época, las aguas servían lo mismo para un roto que para un descosido pues eran “eficacísimas contra la anemia, clorosis, dispepsias atónicas, vómitos de las embarazadas, diabetes, albuminuria y diatesis úrica”. Vamos, mano de santo.
El negocio iba tirando, mal que bien, pero en 1925 algunos concejales pusieron pie en pared porque aquel supuesto templo de salud había degenerado en un bar que vendía cerveza y bocadillos. Pasó a ser una casa de té y después, tras la Guerra Civl, el Hotel Florida se hizo con la concesión. De ahí el nombre de Florida Park. El mítico local fue plató televisivo de programas como Esta noche… fiesta presentado por José María Íñigo, y por allí pasaron desde Uri Geller a Lola Flores. En 1977, durante una grabación en vivo del programa, La Faraona perdió un pendiente en mitad de la actuación. Paró de cantar en seco y dejó para la posteridad aquello de: “Perdón, pero se me ha caído un pendiente en oro […]. Bueno, ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me costó […]. Muchas gracias de todo corazón pero el pendiente, Íñigo, no lo quiero perder, eh, por favor”.
Cuentan que gracias a los buenos oficios del director del programa, el realizador Fernando Navarrete, el pendiente apareció. El propio Íñigo afirma por escrito que así fue, pero hay quien insiste en que el oro sigue extraviado en algún rincón. Y resulta que, en cierto modo, así es. Desde hace dos años y tras un breve cierre, la sala ha vuelto a la actividad como Florida Retiro. Propone durante el fin de semana noches de cena y espectáculo con humor, música, baile y acrobacias bajo la producción de Yllana y con el inmenso Alex O´Dogherty como maestro de ceremonias. La carta, a cargo del chef Ivan Cerdeño, estrella Michelín en su restaurante El Carmen de Montesión (Toledo), incluye a los postres una trufa de chocolate lacada en blanco y con toques dorados. Una dulce perla que, mira tú, lleva por nombre… el pendiente de Lola Flores.