Lola Herrara en Cinco horas con Mario.

Desde su estreno en 1979 y tras regresar en numerosas ocasiones a los escenarios, puede verse hasta el 1 de septiembre en el Teatro Bellas Artes Cinco horas con Mario, la versión teatral de la novela de Miguel Delibes en la que Lola Herrara interpreta, dicen que por última vez tras cuarenta años, a Carmen Sotillo, uno de los personajes más verosímiles de la literatura contemporánea española.

Muy pocas veces una producción teatral al completo se convierte en una leyenda. Que lo hagan por separado el texto, los intérpretes o la dirección es mucho más frecuente, pero que se fundan personaje, actriz y dramaturgia durante cuatro décadas en un espectáculo que sigue conmoviéndonos es algo excepcional. Esta versión de Cinco horas con Mario, adaptada por el propio novelista con el apoyo del productor José Sámano y la directora Josefina Molina, forma parte ya de la historia de nuestro mejor teatro.

La muerte inesperada de Mario conducen a su mujer, cuando ya las visitas se han marchado del velatorio, a una honesta y dramática confesión de sus valores y debilidades. La puesta en escena, contenida y exacta, sirve para subrayar un texto lleno de matices que dibuja a un personaje con aristas y contradicciones, lejos de la burda caricatura en la que hubiese sido muy fácil caer. Carmen Sotillo es una mujer conservadora, pragmática y marcada por un deseo sexual reprimido, víctima, más que verdugo, de un sistema moral en decadencia, al que ya le quedaba muy poco tiempo para desaparecer. Estamos en una pequeña ciudad castellana, en 1966, pero los sentimientos de culpa y soledad, la necesidad de amor, las carencias y frustraciones siguen siendo hoy los mismos de entonces. Dijo Miguel Delibes, en un alegato que parece más propio del movimiento #MeToo, que “la discriminación, la tendencia a regalar a la mujer a la cocina, a convertirla en relicario de virtudes domésticas, es un error que ha esterilizado a muchas y ha castrado, en todo caso, su iniciativa, inteligencia e imaginación”. Y esto, más allá del certero retrato que hace de la España tardofranquista, sigue siendo hoy lo más interesante de la obra.

Comenta Lola Herrera que a lo largo de su vida conoció a muchas mujeres como Carmen Sotillo –creo que todos las hemos tenido muy cerca y las hemos querido–, y que pese a tener en un principio cierto rechazo hacia la misma, con los años se ha convertido en una gran amiga. «Juntas, muy juntas, lloramos en el camino de nuestras soledades…Fue mi “psicóloga”. Buceando en sus palabras, aprendí a reconstruir mi vida, personal y profesional. A través de ella pude conectar con la memoria ancestral de las mujeres».

Quedan tan sólo 15 días para disfrutar de Carmen Sotillo en Cinco horas con Mario; o de Lola Herrera en una extraordinaria interpretación que será muy difícil de superar. En el Teatro Bellas Artes de Madrid hasta el 1 de septiembre.

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