La magia de Cirque du Soleil envuelve la pista nada más encenderse las luces. Trajes deslumbrantes, números arriesgados, danza y música en directo se fusionan en sus espectáculos y logran emocionar al público de todas las edades. Fiel a su cita con Madrid, le grand chapiteau de la compañía canadiense se eleva este otoño en el Escenario Puerta del Ángel para presentar Kooza, un viaje a los orígenes del circo que combina las acrobacias y el arte de los payasos. La caja de sorpresas se abre el 24 de octubre.
En la pista, la actividad es trepidante, con una gran exigencia física para los artistas. Desde sus comienzos, de la mano de Guy Laiberté, en el año 1984, la calidad prima en todas las funciones. Si en sus inicios la empresa contó con un grupo de veinte jóvenes artistas, hoy son mil cuatrocientos de setenta nacionalidades y hablan en veinticinco idiomas diferentes.
A las proezas acrobáticas de las funciones les acompaña siempre una escenografía, en la que se cuida hasta el último detalle. El vestuario, hecho a medida, lo elaboran artesanos para cada uno de los intervinientes. Les toman medidas uno a uno y confeccionan trajes y adornos. Para hacer los sombreros toman las medidas de los artistas con un escáner portátil y se ayudan de impresiones 3D obtenidas con esta imágenes.
Kooza utiliza más de ciento setenta y cinco disfraces y ciento sesenta sombreros. La cifra crece hasta mil ochenta artículos si incluimos las pelucas, el calzado y otros accesorios. Trajes militares, disfraces de animales y otros elementos recuerdan a Alicia en el País de las Maravillas, El mago de Oz y el Barón Munchaüsen.
Las demostraciones de pericia se suceden en la pista del espectáculo que llega al Recinto Ferial de la Casa de Campo gestionado por Madrid Destino. Equilibrio sobre sillas, manejo de aros, contorsionismo y alambre alto son algunos de los números que sorprenderán al público. Los giros de la Rueda de la Muerte, a una velocidad de infarto, dará oportunidad de demostrar la calidad del equipo artístico.
El estreno de Kooza tuvo lugar en 2007 en Montreal y desde entonces se ha representado en veintiún países. La han visto más de siete millones y medio de personas en ciudades tan distantes como Tokio, Dallas o Shanghai. Para hacerlo realidad, a Madrid llega un equipo de ciento cincuenta personas, de los que un tercio son artistas. Es una oportunidad para vivir un espectáculo que es mucho más que circo.