Cada Navidad, el Teatro Circo Price ofrece un espectáculo único que familias enteras esperan impacientes. Lo disfrutan más de 80.000 personas en poco más de un mes y este año cuenta con una función que reúne a personajes tan extraordinarios como Don Búho, la Adivina, el Hombre Forzudo y varias criaturas voladoras. Del 29 de noviembre al 5 de enero se puede vivir esta aventura en la pista circular del legendario teatro madrileño.
En una estación de tren se dan cita los personajes de este cuento clásico, en el que suceden hechos extraordinarios. Aparecen unas enigmáticas maletas que transportarán a los más pequeños de la sala a varias ciudades, con acróbatas, y animales animatrónicos, que recrean el comportamiento de los seres vivos con mecanismos robóticos y electrónicos.
Produce la obra la compañía La Fiesta Escénica, a la que avalan diez años de experiencia desarrollando espectáculos de gran calidad técnica. Estos profesionales unen el teatro con la expresión corporal, la danza y el canto, y ponen en escena unos números artísticos que son singulares y están ideados para todo tipo de público,
La música es un elemento más de la Navidad en el Teatro Circo Price; las notas de la batería y del resto de los instrumentos acompañan a los artistas en sus equilibrios y juegos aéreos. El despliegue visual, repleto de tonalidades distintas, crea una atmósfera que sorprende y convierte este espectáculo en uno de los más demandados del año en Madrid.
Para María Folguera, directora artística del teatro, la Navidad en el Price es una tradición, un punto de encuentro que esperan muchas familias para disfrutarlo juntas. “Repiten cada año porque siempre presentamos producciones de alto valor estético –asegura-. En 2019, la historia reivindica la convivencia y está vinculada al tren. Hay color, fantasía e imaginación y es apropiada para un amplio abanico de edades, desde niños pequeños a adultos. Mantiene la identidad del Price con una dramaturgia actual de alto valor estético”.
Este viaje inolvidable tiene una duración aproximada de dos horas con un descanso. Todo sucede en la Ronda de Atocha, pleno corazón de Lavapiés, en el templo circense gestionado por la empresa municipal Madrid Destino.