En Madrid conviven artesanos y artistas que se han propuesto un mismo objetivo: que tengas preparada la mesa como tus invitados merecen. Estas vajillas son únicas. ¡No hay dos iguales! Son auténticas obras de arte para disfrutar cuchara en mano.
Gracias a su experiencia como artista y a su gusto por la experimentación Nuria Blanco ha conseguido dar vida a los objetos más cotidianos. Como si de un lienzo se tratara se enfrenta a cada pieza dejando vía libre a su imaginación, que, a través de diferentes motivos, acaba por plasmarse en la superficie para contar historias. Lo suyo son auténticas joyas, pequeñas obras de arte decoradas a mano que pretenden componer un cuadro pictórico en la mesa. Sus platos están pensados para compartir la comida de una forma divertida y especial. Cada uno de ellos tiene un diseño exclusivo y ha sido realizado siguiendo técnicas y procedimientos artesanales, aunque también personaliza todo al gusto del cliente.
Detrás de Andrea Zarraluqui está el alma de una artista que creció entre Londres y Jerez de la Frontera. Su obra es la combinación perfecta entre lo artesanal y lo moderno, una fusión que le permite dar forma a piezas exclusivas, elegantes, divertidas ¡y con mucho color! Sus creaciones nacen de manera espontánea y se inspiran en ilustraciones botánicas, estampados de telas, papeles pintados, láminas antiguas, la naturaleza y sus paseos por el campo. En sus vajillas hay flores silvestres, aves del paraíso, mariposas… Todo es cuestión de instinto.
“Pintamos para gente que disfruta del valor de las cosas hechas a mano, de las casas acogedoras y de una buena sobremesa”. Así hablan Carmen Muñoz y su hija Gabriela: las dos sienten pasión por la porcelana y las mesas bien puestas. Su inspiración sale de todo lo que les rodea: el arte, la naturaleza, el cine, la literatura y la moda de los muchos países en los que han vivido (Sudáfrica, Marruecos, Japón…). Cada pieza lleva horas de diseño y pintura y nunca entregan nada que no les produzca emoción y satisfacción. En su tienda-taller (Justiniano, 8. Metro: Alonso Martínez / Colón) puedes ir a verlas, comprar una o hacer tu propio encargo. Hacen vajillas totalmente exclusivas.
Diseño, tradición y modernidad. Son los tres pilares sobre los que se sustenta esta firma, especializada en crear piezas a mano de finísima loza, con un acabado deliberadamente imperfecto, eso sí. ¡No hay dos iguales! La ligereza y especial textura de cada una de ellas son sus principales señas de identidad. Una recomendación: acariciarlas para sentirlas.
“No recuerdo mi vida sin pintar”, comenta Ana, pintora y restauradora con más de 25 años de trayectoria profesional, cinco de ellos dedicados a plasmar su arte sobre la porcelana. “Es una técnica apasionante y diferente. Me parece una buena forma de expresarme y llegar a más gente. No todo el mundo tiene cuadros en su casa, pero sí platos y tazas que puedo personalizar hasta el último detalle”. Su horno trabaja día y noche. De él salen vajillas que son una delicia.
Eva Llamas es una enamorada de la cerámica desde que, de niña, visitaba tiendas de menaje con su abuela. Cansada de no encontrar en las tiendas esos platos, tazas o bowls bonitos, que le transmitieran historias únicas o sensaciones especiales, un día decidió hacerlos ella misma. Así que ahora el barro, la porcelana y los esmaltes forman ahora parte de su universo slow, “lleno de satisfacción y libertad”. Para crear sus piezas, de estilo rústico, con texturas y aires románticos, Eva se inspira en la tierra, la naturaleza y el mar.
Su trabajo es toda una declaración de intenciones. La diseñadora Almudena Martín del Valle crea piezas de cerámica contemporáneas a partir de cenizas de incendios forestales y del carácter del lugar del que se obtienen. “La cerámica invierte el proceso de destrucción por el fuego, ya que se crea gracias a él. Así se convierte en lo que es: algo resistente, bello y duradero”.
Las originales vajillas personalizadas de Chichinabo se han convertido en el regalo perfecto. Solo hay que darles una idea, contarles una historia y ellos lo plasmarán todo en platos, bandejas o tazas. Aquí es todo totalmente artesanal, vaya, que lleva su tiempo. En cinco semanas podrás sorprender a quien hayas elegido como destinatario de estas piezas que, además, pueden ir con dedicatoria incluida.
María José González-Moro, Marta Cotoner y Juqui Suárez de Lezo comparten una misma pasión: “las vajillas y las mesas bien puestas”. Son especialistas en el arte de recibir y por eso ofrecen a sus clientes piezas de porcelana de Limoges pintadas a mano o fabricadas una a una con diseños propios. Sus vajillas son muy coloridas y eclécticas, modernas, con aire fresco, pero sin alejarse de la tradición.
En la obra de esta pintora, licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, se distribuyen los elementos, color, formas y dibujo con «ausencia de jerarquías» y sin someterse a la lógica, desplegándose en una anarquía ordenada por la imaginación donde el propio soporte es protagonista de sus escenarios misteriosos e inquietantes. Durante el confinamiento empezó a interesarse por la cerámica. ¿El resultado? Verdaderas obras de arte.
Realizar piezas que sean funcionales, perfectas para el uso cotidiano, es el objetivo de Silvia, que trabaja con porcelana, pero también con loza y gres. Lo que nunca faltan en sus vajillas son los detalles en oro lustre. Los motivos que utiliza para pintarlas están inspirados en la naturaleza, que a veces combina con elementosgeométricos.
“Con la cerámica puedo crear obras tangibles, un contrapunto al mundo tecnológico que nos rodea, algo que me produce gran satisfacción”. Así habla Débora Abizanda, que desde su tienda-estudio de Lavapiés (Doctor Fourquet, 11. Metro: Estación del Arte / Lavapiés) realiza preciosas vajillas. Entre ellas, las de sus colecciones Texturas, hechas a mano en gres en diferentes colores con decorado en oro, Suminagashi, con efecto marmolado, inspirado en las aguadas de color que crea la técnica japonesa sobre el papel, y Ergo, de formas más naturales y suaves.
Favorito es un estudio de cerámica desde donde moldean delicados objetos utilizando técnicas tradicionales de esmaltado y cocción. Todas sus piezas están hechas a mano de principio a fin, por eso cada una de ellas es única. Cada objeto es fruto del tiempo, del cariño y de un trabajo meticuloso. Realizan vajillas bajo pedido.