Desde hace 14 años la compañía Luis Fernández de Sevilla vuelve a reponer en el Teatro EDP Gran Vía su ya legendario montaje de La Verbena de la Paloma. Un clásico de los agostos madrileños que sigue manteniendo vivo el entusiasmo inagotable por el género chico: la versión española de los grandes musicales.

La noche del estreno, un 17 de febrero de 1894, minutos antes de que Tomás Bretón bajara al foso de la orquesta del Teatro Apolo para dar comienzo al espectáculo, el compositor estaba convencido de que su partitura sería un fracaso monumental. El mismo Barbieri había vaticinado que el músico, que había tratado de hacerse un hueco en la incipiente ópera nacional, no tenía oído popular como para escribir una zarzuela de temática castiza. Pero desde el primer momento La Verbena de la Paloma fue un éxito rotundo, en parte por la viveza del libreto de Ricardo de la Vega, pero sobre todo por unas melodías pegajosas y refrescantes, que a veces alcanzan el aliento de las grandes obras del género bufo italiano y en otras ocasiones se dejan llevar por ritmos entonces nuevos, como los de la habanera, «¿Dónde vas con mantón de manila?» o el chotis «Una morena y una rubia». El color lo aportan las seguidillas «Por ser la Virgen de la Paloma» y una soleá «¡Ay! En Chiclana me crié», que una cantaora interpreta como contrapunto a los actores líricos. El resultado es una perfecta sucesión de escenas salpicadas de humor, ironía y dobles sentidos, que en esta producción se ha alargado ligeramente unos 20 minutos más con la incorporación de algunos temas nuevos firmados por el director musical César Belda.

A diferencia de otros montajes veraniegos, este de la compañía Luis Fernández de Sevilla cuenta con orquesta en directo y cantantes líricos profesionales. Sin salirse un palmo de las atmósferas descritas en el libreto, nos propone La Verbena de la Paloma que todos tenemos cristalizada en nuestra memoria gracias a la extraordinaria versión cinematográfica que hizo José Luis Sáenz de Heredia y cuyo papel principal encarnaba Concha Velasco. En esta ocasión la dirección artística corre a cargo de Lorenzo Moncloa, que también interpreta el papel de Julián. Amelia Font es Susana y Santos Ariño Don Hilarión.

Puede que Tomás Bretón no escribiera ninguna ópera en español relevante, pero con La verbena de la Paloma elevó al género chico a lo más alto de la música en nuestro país y dio una imagen propia a los barrios populares del Madrid de entonces, -habitados por vecinos que venían de las cuatro esquinas de España-, del mismo modo que décadas más tarde West Side Story haría lo mismo con el Pequeño Caribe neoyorquino. Las noches de calor de estos días, en los que la ciudad se convierte en uno más de los miles de pueblos que celebran sus fiestas, también aparecen retratadas en esta zarzuela que es parte imborrable de nuestra banda sonora.

La Verbena de la Paloma puede verse hasta el domingo. La próxima semana la compañía Luis Fernández de Sevilla presenta en el mismo escenario del Teatro EDP Gran Vía su espectáculo Cafés de Zarzuela, que con una selección de escenas del género quiere ser un homenaje a los empresarios de la hostelería en este año tan difícil.

Tags: , , ,
 
Arriba