Rolling Dance & Burger.

Siempre he encontrado muy cómodo vivir cerca de las estaciones de tren, que abiertas desde primera hora de la mañana hasta el final del día, ofrecen todo tipo de servicios esenciales. Pero la de Chamartín ofrece mucho más. En 1975 se inauguró como una ciudad flotante sobre la playa de vías y desde entonces, bajo sus características bóvedas rojas, hay un hotel, una bolera, una disco, una pista de patinaje sobre ruedas, un gimnasio y varios restaurantes. En los noventa hubo también una sala de cine, que hoy ocupan los platós de Meeu con uno de los cromas más grandes de Madrid. Hagamos o no escala en la estación de Chamartín-Clara Campoamor, visitarla como si fuese un parque de ocio puede ser un plan de mañana, tarde y noche, en pareja o con toda la familia. Desde Atocha, Sol o la Terminal Cuatro se tarda sólo 15 minutos en tren de cercanías.

El día puede comenzar en Rolling Dance & Burger, una pista de patinaje sobre ruedas de más de 900 metros cuadrados que, este sábado 23 de octubre, vuelve a abrir sus puertas. La sesión matinal, con actividades dirigidas al público familiar, comienza a partir de las 13 h y termina a las 20 h. Luego, de 21 h a 00 h, le sigue la sesión nocturna, con DJ en directo. A lo largo del año el mismo espacio ofrece clases mensuales para grupos y clases por sesión. Si con tanto movimiento nos entra hambre, tenemos a mano las hamburguesas, perritos calientes o ensaladas ideadas por el chef Kiko Solís, al estilo de los diners norteamericanos.

Tataki.

Kiko Solís es también el cocinero del restaurante Zielou, que abre sus puertas a pocos metros de la pista de patinaje, en el ático de la Estación de Chamartín. En su carta, los sabores de oriente y occidente maridan en una propuesta culinaria sofisticada y sin estridencias. Ahora que estamos en temporada, podemos degustar las setas glasseadas al wok, con crema de patata, chantilly de coliflor tostada y kale frito. O el tataki de atún rojo de Balfregó, con aliloli de ajo tostado y huevas de tobiko. Entre todas estas delicias, el Dim-sum de gobernador relleno de rabo de vaca es una buena síntesis de su personalidad, pero hay que probarlo todo. Además de la carta, disponible a medio día y por la noche, de lunes a jueves, en horario de comida, ofrece un menú ejecutivo y de miércoles a domingo, de 16 a 19 h, un drunch, con sándwiches, platos para compartir y un combinado, porque Zielou es también una coctelería a cargo de Johnat & John’s.

La noche se alarga en la Estación de Chamartín. A partir de la una de la madrugada ya son muy pocos los trenes que llegan o se van, sin embargo todos los días abre sus puertas LAB theClub, una discoteca de casi 2.000 metros cuadrados, con 6 barras y 65 reservados, donde podrás disfrutar de las mejores sesiones de música electrónica de Madrid. Todos los jueves es el turno de BeRenatta, con los sonidos más atrevidas; los viernes, Bandidos propone una fiesta más mainstream y los sábados Oh!, Madre, trae house, latin-house y afro-house. Por cierto dentro de LAB theClub, también se puede picar algo.

LAB theClub.

Amanece entre las bóvedas rojas de la estación y, cuando creíamos que ya nada más nos podía ofrecer esta ciudad suspendida sobre las vías del tren, descubrimos que todavía estamos a tiempo de ir al gimnasio Yoofit, que para los no residentes en Madrid tiene bonos de 1, 5, 10 y 15 accesos. Dentro de poco va a abrir Superfood, restaurante y supermercado de alimentos saludables, y entonces se necesitarán por lo menos dos días completos de 24 horas cada uno para disfrutar de este parque de ocio que ya es Chamartín.

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