Hasta el 4 de septiembre el Teatro Caixa Bank Príncipe Pío acoge el último espectáculo del Terrat que a través de la historia de Litus Ruiz Bosch, cantante del grupo Late Motiv del programa de Buenafuente, nos cuenta la historia de la rumba catalana.
Pocas veces asistimos a un musical tan redondo como éste, en el que actores, músicos, equipo artístico y técnico reúnen todo el talento necesario y las mismas ganas de pasárselo bien en el escenario. Si lo que nos cuentan es cierto, Litus ha sentido desde siempre la rumba en sus venas. Aunque tuviera devaneos con el rock o el pop, a lo largo de su carrera profesional ha vuelto una y otra vez a los temas que su padre tocaba con la guitarra cuando era un niño, los de Peret, El Pescaílla, Gato Pérez o Gipsy Kings. Este amor por la rumba catalana, en tantas ocasionas injustamente denostada, le hace a Litus convertirse en un activo militante del género y convertir sus recuerdos en la obra de teatro que ahora podemos disfrutar en el teatro.
La rumba llegó a su apogeo en 1992, cuando el mundo entero escuchó Amigos para siempre de Los Manolos en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Pero el origen de la rumba se pierde entre finales del siglo XIX y principios del XX. Con mucho humor ¡Chakapum! consigue explicarnos este largo debate que mantienen desde hace años los musicólogos. Vestidos con batas blancas como si fueran científicos, los actores resumen lo siguiente: un gitano catalán descubrió los ritmos tropicales en una sala de baile barcelonesa y a partir de ahí, mezclando el flamenco con el son en una probeta, nació la rumba. Que si habían sido los soldados de la Guerra de Cuba quienes trajeron el son de La Habana, que si a su vez este viene de la fusión de la contradanza con los tambores africanos, que si patatín o patatán…es otra historia. Lo mejor de la rumba es que casa con todo y nos pone de muy buen humor.
Litus está que se sale. Mantiene la emoción durante las casi dos horas que dura el espectáculo, pero sus acompañantes no son para menos. Los actores se llaman Bea Vergés, Encarni Sánchez, Mariona Castillo, Marta Tomasa, Miguel Ángel Sánchez, Ricard Boyle y Toni Viñals. Y la banda la componen Pablo Nova (guitarra y director musical), Josué García (trompeta y teclados), Madelin Espinosa (batería y percusiones -es maravillosa-), Roger Lozano (guitarra flamenca) y Manuel Pablo Sanz (bajo y contrabajo). Resulta imposible mencionar a todas las personas que han trabajado en esta producción, pero desde estas líneas quiero aplaudir la precisión de Xenia Reguant, que ha conseguido dar solidez a una función que reúne todos los elementos para gustarnos -y en la que no llegamos nunca a cansarnos de escuchar rumba-, y a Joan Grau, autor de un texto que nos habla de la riqueza de la diversidad sin caer en la cursilería.
La gente sale todos los días bailando del teatro porque, como le dice alguien a Litus, siempre que se vuelve sin miedo a las raíces, el éxito está asegurado. Como por el momento sólo puede verse hasta el 4 de septiembre en el Teatro Caixa Bank Príncipe Pío, sería fantástico que fuéramos pensando ya en un escenario para que ¡Chakapum! se quede mucho más tiempo en Madrid.