Con partitura de Lucas Vidal y libreto de Boris Izaguirre, Trato de favor es una parodia sobre la España de charanga y pandereta. Se estrenó el pasado 29 de abril bajo la dirección de escena de Emilio Sagi y la dirección musical de Andrés Salado. Esta producción, con Ainhoa Arteta unos días y Maria Rey-Joly otros, puede verse en el Teatro de la Zarzuela hasta el 21 de mayo.
Mientras todo el país espera impaciente la sentencia que condenará a la actriz y cantante Ana Mía por evasión de impuestos y ocultamiento de patrimonio, en la cárcel de Las Albricias preparan la quinta edición de su festival de zarzuela sin demasiadas expectativas. Pero pronto la prisión, ubicada en algún lugar olvidado de nuestra geografía, se convertirá en el centro de todas las miradas y en un improvisado escenario de Eurovisión.
Boris Izaguirre firma esta comedia con pinceladas de la vida real de La Pantoja y referencias a La vida es sueño, Lo que el viento se llevó, Todos a la cárcel o Truman Capote. Como siempre, lo hace con un elegante sentido de la frivolidad, sin herir a nadie, pero arrancándonos una sonrisa irónica al público. Aunque la mayoría de los espectadores le conocen por sus apariciones televisivas y en Trato de favor se reserva una aparición estelar en el papel de presentador, Boris Izaguirre tiene una larga trayectoria como guionista, además de ser autor de varias novelas, entre las que destacan Azul petróleo o Villa Diamante. En esta ocasión explora las contradicciones de una estrella que desea ser olvidada entre rejas al mismo tiempo que su cautiverio se convierte en un fenómeno mediático inesperado. La situación acaba siendo insostenible y tiene mucho de astracanada y disparate posmoderno, y aunque hay tramos en los que parece haber sido recortada, discurre con una enorme agilidad.
Al libreto de Trato de favor la música de Lucas Vidal le viene como un anillo al dedo. El compositor, que ha forjado su carrera con las bandas sonoras de películas y series de televisión (Dime quién soy, Eden, Paraiso, Sagrada familia, El inmortal…), dialoga en esta partitura con el jazz, el pasodoble, el cuplé o el chotis, en una suerte de revista musical como en su día lo fueron la Gran Vía (1886) y El año pasado por agua (1889), de Chueca y Valverde. Aunque es el coro de las espigadoras, que el maestro Guerrero escribió para de La rosa del azafrán (1930), el homenaje más literal a la zarzuela de toda la vida.
A los cantantes se les nota entusiasmados en este estreno absoluto que viene a traer aire fresco a un género en busca de nuevos públicos. Y lo cierto es que Trato de favor se parece mucho a los musicales que podemos ver en otros teatros, pero en pocos teatros contamos con orquestas completas como la de la Comunidad de Madrid, ni con el coro titular de la Zarzuela, ni con una escenografía hiperrealista de Daniel Bianco ni, por si faltaba algo, con un cuerpo de baile dirigido por Nuria Castejón.