Hasta el uno de octubre todavía podemos ver en los Teatros Luchana La Herencia, escrita por David Barreiro, seleccionada por Cimientos 2019 en el IATI Theater de Nueva York y merecedora del Premio Nacional Ciudad de Castellón 2018. Y hasta finales de noviembre en el Teatro Alcázar, Berlín, Berlín, de Patrick Haudecoeur y Gérald Sibleyras, galardonada con dos premios Molière en 2022.
Hace unos años descubrí a David Barreiro en el Lara, gracias a Afterwork, que tenía unos diálogos ágiles similares a los de las series de Netflix o HBO. Cuatro años después veo del mismo autor La Herencia, un texto que se enmarca en el prolijo género del teatro de situación. Tres hermanos se reúnen en un pueblo perdido de España con el albacea de su tía, fallecida recientemente. La tensión va en aumento, primero porque hace mucho que no se ven y sus vidas han cambiado demasiado en los últimos tiempos. Segundo, porque el pequeño de los tres es el único que ha mantenido cierta relación con la muerta. Y tercero, porque el albacea es un personaje estrafalario, que tiene su despacho en París, les ofrece cambiar la parte que a cada uno de ellos les corresponde por el contenido de un misterioso maletín.
Lo mejor de La Herencia es el manejo de la tensión. El suspense va en aumento, a la vez que los actores -los extraordinarios Jorge Pobes, Isabel Torrevejano y Jose Carretero– hacen creíble las complejas relaciones fraternales. Una vez más asistimos a ese gran tema de la literatura: los celos y las envidias, pero también la generosidad entre hermanos. Fernando Coronado, en el papel del albacea, tiene el rol más cómico, que el director Pepe Ocio ha sabido explorar hasta sus últimas consecuencias. ¿Pero de qué habla La Herencia? No, no sólo es una obra más sobre la familia, es una obra sobre la ambición -o en este caso la avaricia-, un tema frecuentado por David Barreiro en otros de sus trabajos y que, aunque no lo creamos, nos toca a todos. ¿O que harías tú si mañana, por arte de birlibirloque, pudieras ser multimillonario con una sola decisión acertada?
Berlín, Berlín es un tipo de comedia totalmente distinta. El texto, escrito a cuatro manos por el actor Patrick Haudecoeur y el dramaturgo Gérald Sibleyras, desborda desde el primer segundo los límites de la verosimilitud. Poco antes de que caiga el muro que separaba a las dos Alemanias, una joven pareja del este tiene la feliz idea de hacer un agujero que les permita cruzar al lado occidental. Se dan cuenta de que el lugar más seguro para hacerlo es la casa de la madre de un agente de la Stasi. ¿El mejor? ¿Pero cómo? ¡Empezamos bien! Ellos están convencidos de que nadie va a desconfiar de la cuidadora de una anciana. Sin embargo…todo se complica.
Dirigida por Gabriel Olivares y con un reparto integrado por Juanan Lumbreras, Ariana Bruguera, David Carrillo, Esperanza Elipe, Guillermo Sanjuán, Javi Martín, Dani Luque, y la colaboración especial de Eloy Arenas, Berlín, Berlín viene con la garantía del éxito cosechado en Francia, donde este otoño vuelve a reponerse. Es una comedia política, que ironiza sobre los dogmas ideológicos, las utopías fallidas y, también, las ansias de libertad. El propio Gabriel Olivares dirigió de Jordi Galcerán, Burundanga, que ha estado más de diez años en cartel. Con esta producción del grupo Smedia en el Teatro Alcázar quiere llenar el hueco que deja en el cartel El método Grönholm. Y probablemente lo consiga, porque es una comedia de las de partirse de risa, de las que el mismo público va a ver una y otra vez.
Dos buenas propuestas para hacer frente al curso que comienza y para abrir el apetito en una temporada que viene cargada de buen teatro.