Tres joyas de la naturaleza en el corazón de Madrid

Categoría: Arte y Cultura 10 noviembre 2023
Huerta de la Partida. Foto: Álvaro López del Cerro

Huerta de la Partida. Foto: Álvaro López del Cerro

El Huerto de las Monjas, el jardín del Príncipe de Anglona y la Huerta de la Partida son tres céntricos oasis perfectos para disfrutar de un alto en el camino mientras paseamos por la ciudad. Tres lugares mágicos, repletos de historia.

En el Madrid de los Austrias, muy cerca de la calle Mayor, se encuentra un jardín que es un remanso de paz en pleno corazón de la ciudad. Una joya escondida que no es accesible a simple vista y a la que se accede por el número 7 de la calle Sacramento, detrás del antiguo Ayuntamiento de la Plaza de la Villa, o por el número 5 de la calle del Rollo. Se denomina jardín del Huerto de las Monjas y es uno de los rincones sorprendentes del excepcional patrimonio verde de la capital, integrado por parques y zonas verdes, históricas y singulares. No son tan conocidos como El Retiro, el parque del Capricho o el parque del Oeste, pero son tesoros que merece la pena descubrir.

Huerto de las Monjas. Foto: ASL

En su origen, el Jardín del Huerto de las Monjas fue un espacio de cultivo de hortalizas y árboles frutales perteneciente a un convento de  monjas cistercienses, las llamadas Bernardas, fundado en 1615. Con el paso del tiempo fue destruido y en su solar se construyeron unos bloques de viviendas. Solo se salvó el Jardín del Huerto de las Monjas, que hoy cuenta con parcelas ajardinadas, parterres y árboles, de acceso libre y gratuito.

Si entramos por la calle Sacramento tenemos que bajar una escalera, atravesar un pasaje bajo varios bloques de viviendas y, al final, lo encontramos. En uno de los extremos aparecen los cuatro querubines de bronce que forman la fuente de la Priora, un elemento más de este cautivador lugar tan apropiado para sentir el silencio. Dos bancos de madera nos invitan a sentarnos y a recuperar la calma entre los árboles.

Sin dejar el Madrid de los Austrias, podemos visitar otro jardín poco conocido, el del Príncipe de Anglona. Se encuentra en el número 6 de la plaza de la Paja, cerca de la calle Segovia y del viaducto de la calle Bailén, y es un ejemplo de los espacios de recreo de los nobles de la corte madrileña de finales del siglo XVIII.

Jardines del Príncipe de Anglona. Foto: ASL

Es un jardín de trazado neoclásico que lleva el nombre del palacio contiguo, con elementos de tradición española de jardín andaluz. Reformado varias veces -la última en el año 2002 por parte del Ayuntamiento de Madrid-, mide unos 500 metros cuadrados. El suelo de su trazado es de piedra y ladrillos formando dibujos. Tiene una fuente de granito, dos pérgolas y un cenador, rodeado de setos de boj y acacias, un plátano y otros árboles de gran porte que ofrecen sombra y un lugar de relax. Varios bancos animan a hacer un alto en el día y aprovechar el sosiego de este desconocido y céntrico oasis de la naturaleza. Está abierto todos los días del año.

No muy lejos, en el área de Madrid Río, encontramos un jardín de grandes dimensiones que también merece nuestra atención, el de la Huerta de la Partida. Es un espacio al aire libre que durante años estuvo aislado por la carretera de Extremadura y la M-30 y se hizo más visible, tras el soterramiento de la vía de circunvalación. El Ayuntamiento lo enlazó con el centro de la ciudad, además de repoblar el espacio con árboles. Se accede a este espacio con facilidad desde la plaza de España y bajando por la cuesta de San Vicente.

Huerta de la Partida. Foto: ASL

Situado a la altura del Puente del Rey y próximo a la Casa de Campo ocupa 38.000 metros cuadrados. Al adentrarnos por sus senderos descubrimos frutales y en la parte más alta un mirador en el que se pueden contemplar unas vistas espectaculares del Palacio Real, la Catedral de la Almudena, la Torre de Madrid y el Edificio España.

Hay que remontarse al siglo XVI para encontrar los orígenes del Jardín de la Huerta de la Partida. Nació como huerta de los Vargas, una de las familias más influyentes del Madrid antiguo y vinculada a la monarquía que poseía un palacete cercano, entre otras propiedades en otros puntos de la ciudad. En este espacio se cultivaban hortalizas, verduras, plantas aromáticas y árboles frutales. Lo que nació siendo una huerta, hoy es un amplio jardín con más de 800 árboles frutales. Hay avellanos, ciruelos, higueras y otras variedades vegetales que lo convierten en una zona privilegiada para hacer deporte o dar un paseo. Al finalizar el invierno, la floración de los almendros ofrece un paisaje de gran belleza y con suerte también es posible cruzarnos en nuestro camino con alguna liebre, perdices y palomas torcaces.

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