La Gramática. Foto de Carlos Luque.

María Adánez y José Troncoso protagonizan esta comedia escrita y dirigida por Ernesto Caballero en Nave 10 Matadero.

Imagina que de repente comienzas a hablar con palabras y construcciones gramaticales que hasta entonces ignorabas, y que cuando tratas de expresarte con la naturalidad que te caracteriza no puedes hacerlo.  Escupes de tu boca un castellano tan puro como desconcertante, al mismo tiempo que te irrita la forma que los demás tienen de maltratarlo. Por suerte, la mayoría de nosotros no nos enteramos de las patadas que le damos al diccionario todos los días. Si no, tal vez, permaneceríamos callados o nos enfadaría tanto lo que oímos y espetamos que no habría quien nos aguantase. Esto precisamente es lo que le sucede a la protagonista de la nueva obra de Ernesto Caballero. Mientras esta trabajadora de la limpieza se afanaba en dejar impolutos los anaqueles de la biblioteca de la Real Academia Española, se le caen encima de la cabeza todas las gramáticas, desde la más antigua -la de Nebrija-, a las más modernas. Cuando recupera el conocimiento ya no es la misma. Ni siquiera puede perdonar a los académicos de la institución a la que se debe el uso y abuso de anglicismos.

La Gramática. Foto de David de la Morena.

María Adánez encarna con soltura un personaje que camina por la cuerda floja de la verosimilitud, la que va de la realidad a la fábula y por la que tantas veces se caen los intérpretes y directores. Y José Troncoso, en el papel del neurólogo que la trata, la acompaña en esta comedia desternillante e irónica, salpicada de reflexiones inteligentes sobre lenguaje: cárcel y expresión de nuestra identidad al mismo tiempo. El logro más difícil de Ernesto Caballero es hacer teatro a partir de un tema tan abstracto como el de la corrección lingüística, que en un primer momento puede parecer muy árido. Pero del idioma, de sus límites, orígenes y posibilidades, nunca hemos dejado de hablar. Antes citábamos a Nebrija, pero también podríamos referirnos al Diálogo de la lengua de Juan Valdés y a las innumerables obras de ficción que abordan un tema central de la literatura. La gramática es simultáneamente un homenaje a los grandes autores de nuestras letras y al acervo popular del habla. Casi podría entenderse como una poética de Ernesto Caballero, como una reflexión sobre su propia labor de escritor y dramaturgo. Nuestras faltas y carencias se suplen con otro tipo de recursos expresivos, que tiran del ingenio, la entonación y el ritmo cuando nos expresamos por nosotros mismos. La norma es solo un modelo, que despojada del error se aleja de la naturalidad. La obra tiene momentos cargados de belleza, como cuando María Adánez recuerda algunas citas inolvidables. Me quedo con la de Ramón Gómez de la Serna: «La adolescencia es cosa bárbara, es comerse con la mirada los langostinos crudos que se ven en las pescaderías, querer cazar osos blancos en los escaparates de las peleterías, pedir un periódico que no se vende nada y que no tienen en el puesto de diarios, temer convertirse en regadera y creer que una mujer hermosa pura y vacante nos va a detener en la calle para decirnos que nos adora».

La gramática podrá verse hasta el 22 de diciembre en Nave 10 Matadero, espacio que hasta antes del verano formaba parte del Teatro Español y que Luís Luque dirige ahora con el propósito de dar visibilidad al mejor teatro de texto escrito en castellano. En este sentido el título de Ernesto Caballero encaja en una temporada que viene llena de sorpresas, con autores consolidados y firmas emergentes.

La Gramática. Foto de David de la Morena.

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