A lo largo de la primera mitad del año 2019 el Centro Dramático Nacional seguirá ofreciendo un espacio a las nuevas propuestas escénicas, además de ahondar en la recuperación de autoras olvidadas y afrontar la revisión de textos clásicos. En esta temporada que comenzó el pasado mes de septiembre hay espacio tanto para nombres consagrados como nuevas promesas y una reivindicación explícita de las mujeres creadoras que no sólo se refleja en el programa “En letra grande”, sino también en un mayor equilibrio entre el número de directores y directoras que trabajan en el centro.
Prueba de esto es Saigon, la obra que hoy mismo se presenta en el Teatro Valle-Inclán y que ha sido escrita y dirigida por Caroline Guiela Nguyen, nominada el año pasado al prestigioso premio Molière. Nacida en 1981, la autora de origen vietnamita reflexiona en torno a la comunidad indochina en Francia y a los procesos siempre complejos de emigración y poscolonización. Un trabajo de tres horas de duración que pudo verse en el pasado Festival de Avignon y que se inscribe dentro del programa “Una mirada al mundo”, la apuesta del CDN para traer a Madrid una muestra de lo más interesante que está pasando fuera de nuestras fronteras.
En el mismo teatro, mañana viernes, se estrena Linda Vista, del Premio Pulitzer Tracy S.Letts y con un reparto de caras conocidas: Tony Cantó, Ruth Gabriel o Emilio Buale. Podrá verse hasta el 27 de enero. Y después, a partir del 6 de febrero, en la misma sala, llega La geometría del trigo, del aclamado autor de La piedra oscura Alberto Conejero, que esta vez explora como si fueran propios los recuerdos de su madre en esta obra que fue escrita gracias a una residencia de La Cuarta Pared. Fruto también de un trabajo de investigación es Impulsos (BPM), de María Prado, sobre el eterno problema de la libertad de expresión, que ha surgido dentro del Laboratorio de Rivas Cheriff y que se presenta entre el 1 y el 10 de febrero en el Teatro María Guerrero.
La literatura rusa tiene un especial protagonismo en esta primera mitad del año: mientras en el Teatro Valle-Inclán, del 8 de febrero al 31 de marzo, Ernesto Caballero dirige El jardín de los cerezos de Chejov, con Carmen Machi en acción, Gerardo Vera se atreve con El idiota de Dostoyevski en el Teatro María Guerrero del 20 de febrero al 7 de abril.
En la revisión de clásicos que desde hace unos años ha emprendido el CDN, esta temporada, del 17 de mayo al 7 de julio en el María Guerrero, desempolva Tres sombreros de copa de Miguel Mihura, un texto muy conocido por el público dado que durante décadas fue lectura obligatoria en el bachillerato. Y en la recuperación de autoras olvidadas, “En letra grande” nos propone en lo que queda de curso adentrarnos en las biografías de Halma Angélica y María Lejárraga, esta última conocida por haber escrito mano a mano con Marquina, Arniches, Falla y Turina. Ambas propuestas podrán verse en la Sala el Mirlo Blanco del Teatro Valle-Inclán entre febrero y mayo.
Tan excéntrica como exquisita parece ser la obra de Agustín García Calvo, Premio Nacional de Literatura Dramática (1999), Traducción (2006) y Ensayo (1990), que entre el 26 de abril y el 5 de mayo llega al Teatro Valle-Inclán. Y digo lo de excéntrica y exquisita porque en Pasión (farsa trágica) estructuras rítmicas del teatro griego (trímetro yámbico, anapestos, tetrámico trocaico cataléctico…).
Por último cabe destacar que el CDN lleva tiempo reivindicando el arte de los títeres con una amplísima programación que se extiende a lo largo de todo el año: “Titiriescena”. Además de echar un vistazo a esta parte esencial de la temporada, merece la pena entrar en la web esmadrid.com para estar al tanto de todo lo que ofrecen el Teatro María Guerrero y Teatro Valle-Inclán.