Ya lo dice Rosalía: hay que ver la vida con altura. Caminar, flotar, pasear a unos cuantos metros sobre el suelo… así todo parece distinto. Hagamos el sueño realidad. La Gran Vía de Madrid mide exactamente 1.360 metros. Siempre es un buen plan recorrerla a pie. Pero son tantas las terrazas abiertas en sus hoteles y edificios más representativos que también podemos cubrir la distancia sin pisar el suelo. O, al menos, pisándolo lo justo.
No está en la Gran Vía, vale. Pero me permito incluirla porque creo que es el mejor lugar para adentrarnos en la histórica calle madrileña, con más de cien años ya de vida. Para llegar hasta aquí el Círculo de Bellas Artes dispone de un ascensor con puertas de cristal en su última planta, que desde el vestíbulo permite el acceso directo a este privilegiado espacio. Merece la pena: cuenta con una de las mejores y más espectaculares vistas de Madrid, y ofrece a sus visitantes una perspectiva inigualable del paisaje urbano de la ciudad. Situada a 56 metros de altura sobre la calle Alcalá, estuvo, durante un tiempo, cerrado parcialmente para su utilización como solárium. La azotea está presidida por la escultura Minerva, de Juan Luis Vassallo, que corona el propio edificio. ¿En la carta? Cocina mediterránea, pero nada es comparable a tomar un cóctel a la hora del atardecer.
Y hablando de cócteles. ¿Qué tal tomarse un Bloody Mary con vistas a la cúpula del edificio Metrópolis? Solo hay que subir a la Terraza del Hotel The Principal que se encuentra justo al comienzo de la calle (hace esquina con Gran Vía, 2), en la séptima planta de un inmueble residencial construido en 1917. Cubierta de plantas -incluso hay olivos y cipreses-, con sombrillas rojas y sillas de hierro, no solo tiene como atractivo las espectaculares vistas. También la carta de cócteles, a cargo del Manel Vehí que lo mismo te prepone un mojito que otras mezclas mucho más atrevidas. La Terraza solo está abierta hasta octubre. Pero, ¡no hay problema! En la planta sexta, el restaurante Ático, también cuenta con excelentes vistas. Al frente de los fogones, Ramón Freixa, que ofrece un Menú Degustación que, como no podía ser de otra forma, se llama De Madrid al cielo.
En el número 10 de la Gran Vía abre sus puertas el Hotel Vincci The Mint, cosmopolita como pocos, donde manda, como bien hace suponer su nombre, el color verde. Es tan original que no tiene recepción: el checking se hace en la misma barra del bar. Pero a nosotros nos interesan las alturas… Su terraza se ha convertido en uno de los indispensables del verano, aunque estamos de suerte: permanecerá abierta hasta el 30 de octubre (de lunes a domingo, de 17:00 a 0:00 h). ¿Y qué nos vamos a encontrar? Pues ¡una food truck! Verde también, claro está, de la que salen hamburguesas, especialidades asiáticas, bocadillos… Aunque aquí lo que se lleva es tomar el cóctel The Mint (ron, canela, sirope de caña, zumo de piña y, por su puesto, infusión de menta) acompañado de la tapa del día. Todo ello, en un ambiente chill out.
Justo en la acera de enfrente, en el Hotel Las Letras Gran Vía, otro lugar con encanto. El Ático de este literario hotel es un buen lugar para disfrutar de la puesta de sol, con buena música de fondo y una copa en la mano. Está en la planta 11 y su decoración, donde prima la madera, no puede ser más acogedora. Cuenta con zona chill out y un chiringuito de luxe, en los que también se pueden tomar tapas y ensaladas. Los fines de semana, la música la ponen los mejores DJ’s.
¡Es el sitio de moda en Madrid! Todo el mundo quiere subir al Picalagartos, que toma su nombre de la taberna que aparece en Luces de Bohemia. Está formado por un restaurante con vistas en la octava planta del NH Collection Madrid Gran Vía y una azotea 360º desde la que es posible divisar los edificios más representativos de la ciudad. Estamos en el número 21 de la famosa calle y no podemos quedarnos abajo. Además de las vistas, hasta aquí se viene a disfrutar de la gastronomía, con algunas propuestas de platos muy castizos como las Bravas Montera o postres como el helado con barquillo madrileño. En la azotea se pueden pedir platillos para acompañar a la bebida.
Llegamos ahora al número 31 de Gran Vía, donde se ubica, en un edificio art decó, el Hotel Hyatt Centric Gran Vía Madrid. Su azotea, en la planta décima, tiene un nombre de lo más sugerente: El Jardín de Diana. Hace referencia a la escultura de Diana cazadora, la diosa romana, que corona el hotel, instalada hace apenas dos años. Es obra de Natividad Sánchez Fernández, primera mujer que diseña una escultura para adornar el cielo de la centenaria avenida. Tiene cinco metros de altura y pesa 900 kilos. La terraza abre solo en verano, pero aún hay tiempo para disfrutar de su carta, con cócteles tan apetecibles como El Ramo de Diana, acompañados de pequeños platos (arepas, croquetas, ensaladas…) y vasitos dulces con bizcocho de chocolate y tarta de zanahoria.
Una experiencia de altura. Eso es lo que vivirán quienes reserven mesa en esta nueva azotea de la Gran Vía, situada en la décima planta de un edificio que bien podría pasar desapercibido, en el número 42. El responsable de la cocina es Joaquín Felipe, que prepara un menú único, formado por ocho platos, que van cambiando cada semana. Las vistas son espectaculares, sobre todo a la hora de la puesta de sol, porque este es también un estupendo lugar para tomar unos cócteles con amigos.
En la planta novena de El Corte Inglés de la plaza de Callao hay sitio para toda una experiencia gastronómica. O varias, porque aquí es posible degustar las hamburguesas de Hamburgesa Nostra, pizzas artesanales en Al Cuadrado, la cocina asiática del Tse Yang Dimsum Club, los dulces sin gluten de Celicioso, los cócteles de Juanillo Club… Hay dónde elegir. Pero lo que todo el mundo escoge, sí o sí, es hacer una foto desde la terraza, una zona abierta para degustar cualquier producto pedido en el interior. Está justo enfrente del famosísimo anuncio de Schweppes del edificio Carrión. Pero se ven muchos más edificios. Imposible dejar de disparar fotos con el móvil.
Nos salimos lo justo de la Gran Vía (solo un poquito) para subir a la terraza del Hotel Indigo Gran Vía (Silva, 6), un hotel boutique convertido en auténtico punto de encuentro para los madrileños. ¡Aquí no paran nunca de suceder cosas! Pero lo que ahora toca es disfrutar de su azotea. Orientada al Oeste, nos permite disfrutar del maravilloso atardecer de Madrid mientras saboreas uno de los deliciosos cócteles que prepara el bartender. Eso sí, como los tiempos cambian esta temporada su propuesta es MAD / MEX, o, lo que es lo mismo, fusión madrileño-mexicana.
Una terraza muy especial es, sin duda, la del Hotel Emperador, en Gran Vía 53, levantado en 1945 en el mismo lugar que en sus tiempos ocuparon un convento de dominicos, una iglesia de alabarderos y un teatro. Es, seguramente, el único hotel de Madrid que ofrece visitas guiadas (todos los miércoles, previa reserva. Precio: 19 €) en la propia azotea, situada en la planta diez, desde la que se contemplan prácticamente todos los edificios de la ciudad (Palacio Real, Teatro Real, Catedral de la Almudena, las Cuatro Torres…) y muchas de las esculturas que coronan las construcciones más cercanas. No vamos a hablar de su súper piscina, pero sí del bar, que abre durante todo el año (de miércoles a sábado, de 19:00 a 2:00h; domingos, de 13:00 a 23:00 h). La carta de cócteles la firma Luca Anastasio.
Las mejores vistas del Sky Bar del Hotel Emperador las tienes desde la azotea del Vincci Vía 66, en la acera de enfrente. Lo suyo es el picoteo ligero para acompañar el atardecer con una copa de vino en la mano. Para eso cuenta con sofás muy cómodos y taburetes altos, perfectos para charlar entre amigos.
Un poco más abajo, en el número 80 de la Gran Vía, se ubica el Dear Hotel, en cuya planta 14 encontramos una coqueta terraza, perfecta tanto para comer como para tomar algo. Su diseño bien puede recordarnos al de cualquier jardín urbano, con muchas plantas en grandes macetas de terracota. Estamos casi al final de la calle, así que la panorámica es realmente bonita. Cocina contemporánea y cosmopolita, cócteles y buena música, com DJ los fines de semana, son las señas de identidad del Nice To Meet you.
Nos adentramos ya en la Plaza de España para descubrir el Hotel VP Plaza España Design y con él su espectacular bar de la planta 12, que recibe su nombre del árbol Ginkgo Biloba, cuyas hojas, en forma de abanico, están muy presentes en la decoración de los techos de la parte cubierta. En los techos también hay espejos, que sirven para reflejar los árboles de la calle. Tiene dos barras, una interior y otra exterior. ¿Lo mejor? Que tiene acceso directo desde la calle. En la carta predominan los platos mediterráneos y asiáticos. Entre los cócteles los hay clásicos y también contemporáneos, como el Ginkgo Cóctel, con ginebra, Fino de Jerez, tónica de pimienta rosa y hoyas de shiso y lemongrass.
Y por fin llegamos a la madre de todas las terrazas. Ese lugar rozando, esta vez sí que casi casi, el cielo madrileño, al que todo el mundo quiere subir. Es la gran apertura de la temporada, en la planta 27 del edificio España que ahora acoge el Hotel Riu Plaza España. El edificio tiene 117 metros de altura, no en vano es la octava construcción más alta de la ciudad. Pues ahí, arriba del todo, es donde se ubica esta terraza con vistas 360º desde la que, prácticamente, se ve todo Madrid. En primer término, el Templo de Debod, la Casa de Campo, el Palacio Real, el edificio Telefónica y la Gran Vía. En segundo plano, el infinito. Cúpulas y tejados, zonas verdes… Todo un mapa ante nuestros ojos. Atención: tiene acceso directo desde la calle, pero las colas para entrar pueden durar más de una hora. La experiencia merece la pena. No tiene restaurante (aunque sirven algún platito para acompañar las bebidas), pero lo que sí tiene es una pasarela con el suelo de cristal solo apta para los más valientes. La Gran Vía queda justo debajo. Muy debajo.