El dos de mayo Madrid celebra el levantamiento popular contra el ejército napoleónico. Así comenzó, en la primavera de 1808, la Guerra de la Independencia, que acabaría en 1814 y es el tema de dos de los cuadros más conocidos de Goya, La carga de los mamelucos y Los fusilamientos del 3 de mayo, hoy en el Museo del Prado.
En torno a la Plaza del 2 de mayo, donde estuvo el Cuartel de Monteleón, varias calles del barrio de Malasaña tienen el nombre de los héroes de la guerra, como Luis Daoíz, Pedro Velarde o Manuela Malasaña, quienes murieron luchando contra los lanceros franceses y los soldados mamelucos que Napoleón había traído de su expedición a Egipto. Hoy es difícil imaginar que estas mismas calles, repletas de tiendas vintage y con una agitada vida nocturna, fueron en su día el escenario del levantamiento popular, pero La carga de los mamelucos, en el Museo del Prado, muestra con todo detalle los sucesos. Mientras los madrileños empuñan sus navajas desde el suelo, los mamelucos se defienden con cimitarras desde lo alto de sus caballos. No se ha podido identificar el lugar del enfrentamiento, pero lo más probable es que sea la Puerta del Sol o el en torno del Palacio Real, cuya capilla sería la cúpula que aparece en la parte superior izquierda.
Esta obra, junto a Los fusilamientos del 3 de mayo, fue un encargo del Consejo de Regencia con motivo del regreso del rey Fernando VII en 1914, una vez acabada la Guerra de la Independencia. 15 años después la ciudad inauguraría un monumento a los héroes del levantamiento. El sitio elegido para el obelisco fue el Paseo del Prado, testigo de gran parte de los fusilamientos la noche del 2 al 3 de mayo de 1808. Sin embargo, el lugar representado en la pintura de Goya parece estar en los alrededores del Cuartel de la Montaña, pero esto tampoco tiene tanta importancia. Los fusilamientos del 3 de mayo es una de las obras más influyentes que hizo el artista a lo largo de su carrera: a la izquierda, iluminados por un farol, los condenados se enfrentan de forma distinta a la muerte, con miedo, orgullo o tristeza; a la derecha y en la oscuridad, un ejército sin rostro apunta a las víctimas. Este retrato de la guerra ha sido varias veces emulado por otros pintores, como Manet en El fusilamiento de Maximiliano, y ha inspirado a cineastas como Miloš Forman o Carlos Saura. Por lo que se trata de uno de los iconos más reconocibles del Museo del Prado.
Para conmemorar este día la Plaza de Las Ventas también ha elegido al pintor: el 2 de mayo tendrá lugar la corrida goyesca que reúne, vestidos a la moda del XVIII, a los toreros Antonio Ferrera, Jesús Martínez «Morenito de Aranda» y Alberto Aguilar. De este modo Madrid, más castizo que de costumbre, conmemora batallas y celebra libertades.