Sentir el barro en las manos puede ser toda una experiencia. En Madrid existen numerosos talleres donde sus maestros artesanos trabajan para expresarse a través de él pero también para poner los conocimientos de un oficio con siglos de historia al alcance de los demás. Entre hornos y tornos transcurre su vida.
La mejora de los hornos durante la época romana permitió un importante desarrollo de la cerámica en los límites de lo que hoy conocemos como la Comunidad de Madrid. Las tierras arcillosas de lugares como Galapagar serían utilizadas después en los alfares árabes. Ya en el siglo XVI comenzarían a surgir numerosos talleres en las inmediaciones de Madrid, a la que luego acudían los arrieros, con sus burros bien cargados, para vender piezas de uso cotidiano, como ollas, pucheros y recipientes para el agua y el vino. Por iniciativa de Carlos III se creó en 1760 la Real Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro, que más tarde, en 1817, sería sustituida por la Real Fábrica de La Moncloa, promovida por María Isabel de Braganza, esposa de Fernando VII. El objetivo de ambas fue producir artículos de porcelana y cerámica destinados al uso real. Desde entonces hasta hoy la tradición alfarera y ceramista continúa en nuestra ciudad. Muchos son los artesanos que han elegido este oficio para dar rienda suelta a su creatividad. En sus estudios no solo se trabaja y se vende: también se enseña. Dar forma al barro junto a grandes maestros puede ser toda una experiencia.
“Mi conexión con una forma de sentir y existir más lenta empezó hace más de diez años. Desde entonces comencé a hacer cambios en mi vida, muchos, que me alejaban y me acercaban a una filosofía que encuentro afín al ser humano. El arte y la cerámica me conectan con esta forma de vivir, más consciente y más cercana al reloj biológico. Porque el barro tiene sus tiempos, no se pueden acelerar”. Quien así habla es Déborah Abizanda, periodista reconvertida en ceramista, con una tienda-estudio a dos pasos del Museo Reina Sofía, donde realiza y expone sus piezas, además de dar clases de forma regular. Su obra sigue dos caminos, uno más funcional (vajillas, jarrones, pendientes…), para el que encuentra inspiración en el Art Nouveau, el diseño nórdico y el arte japonés, y otro más artístico, en el que utiliza “la cerámica y materiales como el papel, la lana o el algodón para expresarme”.
Licenciada en Bellas Artes y restauradora de pinturas murales, Silvia Valentín entró en contacto con la alfarería en la Escuela de Cerámica Francisco Alcántara, histórico centro de enseñanza en el parque del Oeste, próximo al edificio y horno de la antigua Real Fábrica de La Moncloa. Silvia realiza las piezas con torno y modelado y las finaliza con cocciones de alta temperatura, a 1.250ºC. Sus formas son simples y escultóricas, acabadas con texturas que crean un contraste entre las superficies externas ásperas y apenas decoradas y las interiores, más suaves y esmaltadas. “Busco la expresividad por medio de volúmenes irregulares, ligeramente asimétricos, con acabados donde prevalece el color del barro entre óxidos y porcelana”.
Lo que más le divierte a Alejandra Martínez “son los retos que me sugieren mis clientes. Disfruto haciendo de sus locas ideas piezas reales, tanto funcionales como decorativas”. Convertida ahora en toda una artista, comenzó a estudiar cerámica a los 16 años y, desde entonces, no ha parado de crear. Entre sus trabajos, destacan sus animales de diferentes tamaños y mujeres gimnastas de generosas caderas. Además, restaura muebles y piezas de madera antiguas, como escaleras viejas de pintor, “un soporte ideal para pequeñas macetas cerámicas donde ver crecer las plantas”. En su taller imparte clases para todos los niveles.
Junto a Victoria Martínez, profesora de restauración de muebles y pintura decorativa, Carlos Franco, licenciado en Bellas Artes, está al frente de Taller Estuco, donde imparte cursos para todos aquellos que quieran iniciarse en el mundo de la cerámica artística o perfeccionar sus técnicas. En sus clases enseña a sus alumnos a elaborar infinidad de piezas (vajillas, posavasos, tazas, jarrones…) y pequeñas esculturas, como puede ser una menina. También trabaja por encargo, al gusto y capricho del cliente. Desde su taller del barrio de Chamberí lo tiene claro: los objetos que crea son perfectos “para un regalo especial o para decorar cualquier rincón de la casa”.
Arte Hoy es un taller de cerámica cuyo objetivo es crear un producto novedoso, interesante, original y totalmente artesanal. Al frente, dos ceramistas con más de veinte años de experiencia, Miki Caro y Pedro León, quien, en los últimos años, se ha dedicado a crear vajillas artesanas, utilizando sus propios esmaltes y mezcla de barros, que dan como resultado platos originales, pero también resistentes y duraderos. En este taller desarrolla una amplia actividad de investigación sobre el campo de la cerámica. “Procuro usar materiales no contaminantes además de reciclar todo el material que cae en mis manos”, comenta. Aquí pueden realizarse cursos de cerámica intensivos, de raku, técnica de origen japonés, y de torno, para principiantes y no tanto.
En esta escuela-taller nos enseñan, entre otras muchas cosas, a distinguir entre cerámica, que utiliza la arcilla y el barro, y alfarería, en la que entra en juego el torno, que permite hacer cilindros más o menos anchos y más o menos altos. Loli Morante es una de las profesoras de este gran espacio dividido en cuatro niveles, donde los alumnos encontrarán la zona de los hornos con el área de secado y cocción, el área de modelado, el área de los tornos y mesas para trabajar. “Las experiencias con cerámica son actividades orientadas a personas adultas sin conocimientos previos cuya motivación es realizar una actividad puntual y llevarse un objeto realizado y decorado con sus propias manos”.
“Nuestra intención es pasar buenos momentos creando y aprendiendo mediante las técnicas cerámicas”. Esta es la filosofía que impera en este taller-escuela del barrio de Malasaña, abierto de par en par a todos aquellos que comienzan a descubrir o quieren potenciar sus habilidades. La persona que está detrás de todo esto es Ana Barriuso, que desde aquí continúa desarrollando sus actividades e inquietudes al tiempo que ofrece un sitio a quien quiera para que también pueda hacerlo. Los alumnos pueden elegir entre realizar cursos de cerámica artística o de alfarería con torno. ¿Y el resto? Comprar alguna de sus maravillosas piezas de autor, desde joyería hasta platos y tazas.