Hace unos meses abrió sus puertas junto a la Catedral de la Almudena la Galería de Colecciones Reales. Sus fondos reúnen obras de autores como Velázquez, Caravaggio, Goya, Tiziano, El Greco o Bernini, además de libros, documentos históricos y objetos suntuarios, entre los que destacan especialmente los tapices, las armaduras y los relicarios. Se trata del museo más rico que se ha inaugurado en Madrid en lo que va de siglo. Sala a sala, reinado a reinado, el público recorre la historia de la monarquía hispánica, desde el enlace matrimonial de los Reyes Católicos, que supuso la unión de las coronas de Castilla y Aragón en 1469, hasta la creación de Patrimonio Nacional en el siglo XX, pasando por las dinastías de los Austrias y los Borbones.
La expectación era enorme. Llevábamos años oyendo hablar del museo que mostraría una selección de los fondos de Patrimonio Nacional en un espectacular edificio diseñado por el Estudio de arquitectos Tuñón y Mansilla enfrente del Palacio Real y casi como una continuación de éste. Desde el Puente de Segovia, el Templo de Debod o la Casa de Campo se ve este enorme complejo de cinco plantas que marca su impronta en la silueta de la ciudad y que, dadas sus dimensiones, merece la pena recorrer en varias visitas. Hoy me centraré en las salas dedicadas a la dinastía de los Habsburgo, también llamados los Austrias.
Para acceder a la exposición permanente debemos descender por una larguísima rampa que nos recuerda las tumbas del antiguo Egipto. De alguna manera este museo también es la pirámide que atesora los exvotos, los recuerdos y las obras de arte de los reyes y las reinas de España. La lista de joyas es inagotable. A modo de prólogo, comenzamos con una serie de piezas medievales anteriores a los Reyes Católicos: la Corona del Abad Teodosio y la Cruz de Lucecio, dos obras votivas de época visigoda. En la sala dedicada a la reina Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón destaca el Políptico de Juan de Flandes, una de las figuras más singulares del primer Renacimiento. En sus obras aplica la técnica del óleo, con la que consigue veladuras soberbias y la perspectiva. La tabla de La tempestad calmada es una de las más valiosas del conjunto.
El área dedicada al emperador Carlos V, nieto de los Reyes Católicos y soberano de vastos territorios en Europa y América, nos habla profusamente de las campañas militares que permitieron la expansión territorial de la monarquía hispánica. Buen ejemplo de esto es la armadura del monarca diseñada por Desiderius Helmsmichd. La misma con la que posó para el retrato que le hizo Tiziano para evocar su victoria en Mülhberg y que se conserva en el Museo del Prado. Hay tapices a partir de cartones de Rafael, como el de La pesca milagrosa, que consigue bordar los reflejos del agua en un trabajo magistral, o de Giulio Romano, El Bosco, Coecke van Aelst, Bernard Van Orley o Jan Cornelisz. Muchos de ellos tejidos en los talleres de Wihelm Pannemaker o Jan Van Tieghem.
Su hijo Felipe II fue el impulsor de una serie de reformas importantes en el Alcázar de Madrid, que posicionaron a la villa como centro de la vida cortesana. De la antigua muralla que envolvía este primer complejo urbano se conservan algunos restos arqueológicos que pueden verse en las salas del museo. El reinado de Felipe II representa el momento de máximo esplendor de la monarquía hispánica. Es entonces cuando se consolidan los dominios en América, de los que Historia general de las cosas de la Nueva España, escrito por Bernardo de Sahagún, o la mitra mexicana de arte plumario son un buen testimonio. Del Monasterio de El Escorial que él mismo levantó vienen algunas joyas, como un cristo crucificado de Tiziano, un manuscrito árabe de alrededor del 1354 del Libro de las utilidades de los animales de Ibn al-Durayhim, algunos dibujos de animales y plantas atribuidos a Durero, La sagrada familia con San Juanito de Lavinia Fontana, San Cristóbal de Joachim Patinir o La Alegoría de la Liga Santa de El Greco. En estos mismos ámbitos se encuentra objetos propios de una cámara de las maravillas, como la geoda convertida en el Relicario de San Jerónimo, o la Arqueta de Isabel Clara Eugenia, hecha en cristal de roca y oro, con piedras preciosas engastadas.
Con Felipe III se alcanzó la llamada Pax Hispanica, cuando durante un breve periodo de doce años, entre 1609 y 1621, se llegaron a acuerdos de paz con Inglaterra, Francia y los territorios dependientes de la corona en los Países Bajos. La pintura anónima de El intercambio de princesas entre las cortes de España y Francia refleja muy bien este ambiente. Antes de llegar al reinado de Felipe IV, probablemente el mecenas más exquisito en esta profusa genealogía, algunas vitrinas muestran tesoros conservados en los monasterios y fundaciones reales. Una arqueta relicario de un taller indo-portugués o un conjunto litúrgico de Trápani, en plata, bronce, cobre y coral son dos de las joyas de esta sección.
Después llegamos a uno de los momentos más emocionantes del recorrido, cuando en una misma sala se presentan Salomé con la cabeza del Bautista de Caravaggio, el modelo que hizo Bernini para la Fuente de los cuatro ríos de Roma y el Caballo blanco en corveta de Velázquez, un cuadro que no se sabe si está inacabado a falta de que se pinte a su jinete o sin embargo servía de modelo a los ayudantes de taller para realizar sus conocidos retratos ecuestres. Felipe IV, el rey Planeta, fundó el Real Sitio de El Retiro, cuyo jardín es hoy el parque homónimo y ha sido declarado junto al Paseo del Prado paisaje cultural por la UNESCO.
El reino cayó en manos del único hijo varón que le sobrevivió, Carlos II, El hechizado. Un retrato de Juan Carreño de Miranda nos lo presenta como un adolescente débil que hasta 1675 dejó gobierno en manos de su madre, la reina Mariana de Austria. A ella perteneció la espectacular carroza negra, de madera de nogal, que se exhibe en la última sala de esta planta.
El último de los Austrias murió sin descendencia. El agotamiento de esta línea sucesoria provocó la Guerra de Sucesión y finalmente, apoyada por Francia, la instauración de la dinastía borbónica, de la que tratará el próximo post sobre la Galería de Colecciones Reales.