Hasta el 19 de noviembre se representa en el Teatro Real la semiópera de Purcell The Indian Queen, en una versión dirigida por Peter Sellars y que incluye otras piezas del compositor y textos de la escritora Rosario Aguilar.
Aviso a los melómanos: esta nueva producción, realizada por la Ópera de Perm, la English National Opera de Londres y el coliseo madrileño, es algo distinta y mucho más que The Indian Queen, obra que Purcell no pudo acabar debido a su prematura muerte a los 36 años de edad. Hasta ahora raramente se llevaba a escena dada la incoherencia de su argumento, escrita por John Dryden y Sir Robert Howard y que narra una hipotética guerra entre incas y aztecas, pero gracias a la incorporación de textos extraídos de la novela La niña blanca y los pájaros sin pies de Rosario Aguilar, que han sustituido a las partes habladas originales, la música de The Indian Queen cobra un nuevo sentido y sirve para reivindicar el papel de las mujeres en la colonización de América a través de la creación de una sociedad mestiza.
Más allá de la lectura feminista, impensable en tiempos de Purcell pero acorde con el discurso postcolonial de hoy, la versión de Peter Sellars, en cuyo haber se encuentran algunas de las más polémicas adaptaciones de Shakespeare o Mozart, profundiza en el trasfondo místico de la obra y añade un par de canciones con letra de los poetas metafísicos Katherine Philips (“O solitude”) y George Herbert (“With sick and famish’d eyes”) y algunos de los más bellos salmos a los que el compositor británico puso música (“I will sing unto the Lord as long as I live” o “Hear my prayer, O Lord”). “Bienvenidos, bienvenidos” dicen los mayas a sus invasores, para más tarde preguntarse “¿Dónde, dónde, dónde está Dios?”, lo que parece bastante verosímil a la luz de la sangre que derramó la conquista del Nuevo Mundo.
Bajo la dirección musical de Teodor Currentzis y con un reparto sobresaliente, son extraordinarias la interpretación de “Sweeter than roses” que hace Vince Yi y la de “Ah, how happy” protagonizada por Markus Brutscher y Noah Stewart. Además de las numerosas apariciones del coro, cuya calidad artística y precisión me parecen asombrosas y muy acertadas para representar la obra de Purcell.
Dice Peter Sellars que “uniendo una nota y una palabra” Henry Purcell “te rompe el alma”. Y lo cierto es que yo no puedo estar más de acuerdo. El espectador que asista a The Indian Queen sentirá que este cirujano del alma, que según cuenta la leyenda murió de frío porque su mujer no quiso abrirle la puerta de casa tras una noche de juega, le ha tocado con un fino bisturí el lugar en el que residen las emociones, porque después de escuchar una melodía de Purcell sentimos de forma distinta.