El cantante y compositor Chris Garneau, una de las voces más personales e íntimas del panorama internacional, dará un par de conciertos los días 5 y 6 de mayo en las Naves de Matadero.
Bienvenido a Madrid, bienvenido a Europa. Pasaste la infancia en París y ahora has grabado tú último disco en Lyon. ¿Cuáles son tus recuerdos de esta época y qué te ofrece Europa?
Sí, este mes hemos acabado de grabar el último álbum en Lyon. Ha sido una experiencia fantástica. Durante estos años he regresado a Francia y a buena parte de Europa occidental con mi proyecto artístico.
Tengo muchos recuerdos de mi infancia a las afueras de París. Fue un tiempo muy especial para mí, que dediqué a estar al aire libre y en soledad. Tenía amigos, pero vivíamos lejos. Usaba la bicicleta para moverme por el campo. Estuve mucho tiempo en el bosque y los parques cerca de nuestra casa. Dibujaba mapas en los que imaginaba la situación del pueblo en el mundo. Los barrios se convirtieron en territorios con nuevos nombres que yo inventaba, las casas en castillos, los parques en junglas, enterré cosas en la tierra. Vivía en un mundo de enseño. También espié a los vecinos. Pasé por distintas etapas. Definitivamente decoré mi vida con fantasía para escapar del mundo real.
Descubrí el mundo real cuando entré en la escuela. A diferencia de los Estados Unidos, Francia tiene una preocupación especial por las artes, que en muchas ocasiones se refleja en la formación de los niños. Fue durante estos años cuando más disciplina mostré hacia el piano clásico.
Mi familia y yo viajábamos por Europa durante los veranos. Vi muchas regiones de las que me enamoré. Cuando regresamos a los Estados Unidos me dije que me gustaría tener un romance con esta parte del mundo otra vez.
¿Cómo ha influenciado la música clásica en tu obra?
Innegablemente la música clásica se ha convertido en la base de mi música. Podría describirla como un océano en el que mi trabajo puede y logra existir. Yo pienso que puedes volver a escuchar viejas canciones mías y oír tonos de las Invenciones de Bach, so sonatas de Grieg o Beethoven. Estudie a muchos compositores e interpreté Buena parte de su repertorio en auditorios y salas de París y Nueva York hasta que cumplí alrededor de 16 años. Lo dejé porque quería escribir. Empecé a estudiar jazz en mi adolescencia, cuando descubrí a Nina Simone, que había sido una consumada pianista clásica como sabemos. Cuando conocí otros estilos más allá de la música clásica, ésta empezó a cobrar todavía más sentido para mí.
¿Y la chanson française? ¿Crees qué ha influido en tu música?
Creo que en cierta medida sí. Recuerdo haber escuchado mucho a Francoise Hardy en casa con mi madre. No somos francés y, aunque escuchábamos a algunos artistas franceses, no se puede decir que creciera con este estilo de música cómo le sucede a los niños en Francia. Pero evidentemente ha penetrado en mi cerebro a través de los años y estoy seguro de que me ha influido a un nivel subconsciente.
La soledad y la definición de la sexualidad son temas recurrentes en tus letras. ¿Crees que estamos ante el nacimiento de una nueva sensibilidad gay distinta a la de hace unos años?
Pienso que la soledad, y especialmente el trauma de sentirse solo, o diferente, es común a toda la comunidad queer y siempre lo ha sido. Es evidente que me refiero a términos sexuales en mis letras, pero no he tratado de definir una sexualidad determinada. Así es como ha pasado en mi vida. De todos modos esa interpretación no depende solo de mí. Encuentro las más profundas nociones acerca de la soledad y el desarrollo queer para conectarlas directamente con mis canciones.
Hay tensiones que mantenemos ocultas por largo tiempo. Pienso que esas tensiones se arrastran de generación en generación, y más tarde todo acaba reflejándolas. El trabajo hecho por muchos artistas queer en este momento es brillante y audaz. A menudo es muy espiritual y reconfortante. Espero que sea más fácil escucharlo y verlo ahora porque me gustaría que lo encontrara quien lo necesite. No quiero que ningún niño o adulto se sienta solo.
Parte del público español descubrió tu música gracias a tu versión de Between the Bars que Pedro Almodóvar incluyó en La piel que habito en 2011. ¿Qué te sugiere su cine y qué tiene en común con tu música?
La primera película de Almodóvar que vi fue Hable con ella cuando se estrenó en 2002. En aquella época estaba viviendo en Brooklyn con mi novio. Recuerdo que me impresionó muchísimo, entre otras razones porque a los diecinueve o veinte años yo aún no había visto demasiado buen cine. Durante los siguientes años vi casi todo lo que hizo. Sin duda hay muchos temas subyacentes que comparten sus películas y mi música. Su universo trata temas muy familiares para mí, desde las figuras maternales, la fuerza y la supervivencia a las drogas, el abuso, la violación, el incesto, etc. — Estos son subtemas o temas comunes para mí.
Cuando nos pidieron la canción para La piel que habito me sorprendió y me sentí muy honrado. Me encanta esta película. Creo que impecable y asombrosa, ingeniosa y realmente bella.
Después de los conciertos, ¿qué te gustaría hacer en Madrid estos días?
¡Esta es mi primera vez en Madrid! Probablemente voy comer muy bien y a salir de fiesta.