La compañía madrileña Ron Lalá estrena en el Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa Crimen y telón, una comedia que, a medio camino entre el cine de ciencia ficción y el teatro del Siglo de Oro, imagina un futuro en el que el arte está prohibido y los “verso-adictos”, es decir los aficionados a la cultura, se reúnen clandestinamente para evitar ser deportados a Marte.

Hace alrededor de veinte años nació el núcleo duro de Ron Lalá. Entonces eran sólo un grupo de estudiantes del Instituto Ramiro de Maeztu que ponían música a los clásicos y también a los poemas de uno de sus integrantes, Álvaro Tato, que ya despuntaba como una de las voces más reconocibles de su generación. Yo les descubrí en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense a principios de la década del 2000, donde todos los años acostumbraban a hacer un espectáculo en el que flamenco, jazz y declamación se fusionaban a un ritmo trepidante. Por aquel entonces era habitual verles en el café Libertad 8, en la sala Galileo o en la Clamores, y cosechaban un éxito notable entre los compañeros de la facultad, que gracias a ellos descubríamos una nueva forma (o tal vez no tan nueva) de acercarnos a la poesía. Poco a poco se incorporan nuevos integrantes y llega su director, Yayo Cáceres, con el que dieron el salto a la escena profesional gracias a Mi misterio del interior (2005). Hoy los ronlaleros son: Juan Cañas, Íñigo Echevarría, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher y Álvaro Tato, y tienen una de las propuestas más estimulantes y originales del teatro español contemporáneo, como advierten los premios que ya llenan su expediente. Han actuado en el Teatro Alfil o los Teatros del Canal, y han coproducido sus espectáculos con la Compañía Nacional de Teatro Clásico o el CNTC.

Además de sus propios textos, Ron Lalá se ha especializado en desempolvar a los clásicos con obras como Siglo de Oro, siglo de ahora (folía) (2012), En un lugar del Quijote (2013) y Cervantina (2016), y cierta forma de entender la escena propia de Cervantes, Lope, Tirso y Calderón ha quedado sin duda en el lenguaje particular de la compañía. No sólo el uso del metro clásico y las citas cultas, sino también los apartes escénicos, las morcillas, el enredo y sobre todo la acción y el humor. La acción y el humor, un humor fino y delirante, son la forma que tiene de conquistar a un público amplísimo, porque su teatro es ante todo entretenimiento.

Crimen y telón  se estrenó en el Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa el pasado 21 de diciembre y tiene todos los ingredientes tanto para entusiasmar a los acólitos de Ron Lalá –de los que conozco a un buen puñado–, como de seducir a quienes se acerquen por primera vez a su teatro. Hay música en directo, sátira política, autoironía (cuánta falta nos hace), humor absurdo, diálogos enloquecidos, algo de suspense y muchas carcajadas. ¡No se la pierdan! Puede verse hasta el 28 de enero.

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