Cuando se acerca la Semana Santa, las pastelerías de Madrid llenan sus escaparates de torrijas y su aroma envuelve el ambiente. ¡Cómo me gustan! Este dulce, que básicamente consiste en una rebanada de pan duro empapada en leche aromatizada con limón y canela, pasada por huevo, frita y espolvoreada de azúcar, puede ser la receta más sencilla y tradicional… o la más vanguardista y complicada, dependiendo del maestro pastelero que esté detrás.
Aunque la mayoría las preparamos en casa, según datos de la Confederación Española de Empresarios de Pastelería, al año se venden alrededor de 40 millones de torrijas. Así que vamos a seguir una ruta de la torrija por la ciudad, entrando en las pastelerías con mayor solera donde llevan siglos siendo fieles a la receta original, pero también conoceremos las tendencias y propuestas más arriesgadas para reinventar la torrija.
1.- La Casa de las Torrijas (Paz, 4). Con este nombre, sobran las presentaciones. Aquí se viene a comer torrijas todo el año aunque en temporada alta, es decir, en Semana Santa, suele haber colas y se sirven por miles. El local, cerca de la plaza de Pontejos, abrió en 1907 como despacho de vino y conserva todo el ambiente de taberna antigua (aunque ya algo decadente), con el zócalo de azulejos, paredes con espejos y viejos carteles en las paredes y en las mesas. Las torrijas son de vino y se suelen acompañar de un chato de vino dulce de la casa. Sus especialidades saladas son los callos a la madrileña y las albóndigas, entre otros platos.
2.- El Horno de San Onofre (San Onofre, 3. Hortaleza, 9. Mayor, 73. Hernani, 7) y La Santiaguesa (Mayor 73). En cualquiera de sus pastelerías, incluido un puesto en el Mercado de San Miguel, disfrutarás de unas torrijas de gran calidad cuyo secreto, nos cuentan, está en el pan. Lo enriquecen con mantequilla y azúcar y emborrachan bien la miga con leche, azúcar, canela y limón. Y para los más golosos ¡torrijas de chocolate! ¿Dónde? En La Santiaguesa.
3.- El Riojano (Mayor, 10). Esta confitería parece haberse detenido en el tiempo, en ese año de 1865 en el que Dámaso de la Maza, pastelero de la Casa Real y natural de La Rioja, decidió montar su pequeño obrador para regalar a los madrileños unos dulces elaborados con mimo y delicadeza. Su pestiños son antológicos, como los bartolillos, y las torrijas tienen el sabor de hogar, bañadas en leche o en vino.
4.- Antigua Pastelería del Pozo (Pozo, 8). Desde su fundación, en 1830, llevan endulzándonos la vida y guardando con celo sus recetas artesanas. Las torrijas se salen de los cánones pues en lugar de con pan están hechas con bizcochos de soletilla que empapan en leche con un chorrito de anís y endulzan en almíbar. Pero no acaba ahí la cosa: se rematan con crema. Una locura. Estas torrijas son únicas y se pueden disfrutar todo el año.
5.- La Mallorquina (Mayor, 2). Desde su escaparate de la calle Mayor atraen la mirada de los fans de la torrija de leche clásica. Irresistibles. Durante la época de Semana Santa sus torrijas le hacen la competencia a las famosas napolitanas de crema que se despachan por cientos cada día desde su privilegiada posición en una de las esquinas más concurridas de la Puerta del Sol.
6.- Mallorca (distintas direcciones, Velázquez, 59. Bravo Murillo, 7). El sabor delicado de sus torrijas se debe al pan: es similar al brioche, pensado especialmente para esta receta. Este año, además de las de leche han lanzado una modalidad de naranja, una mezcla dulce y amarga interesante. Y otra novedad: proponen tomarla en la merienda con burbujas, acompañada de una copa de cava rosé. También elaboran minitorrijas y se pueden pedir en la tienda on line.
7.- Vait (Distintas direcciones, Alcalá, 54). Si el año pasado nos invitaban a emborrachar las torrijas a nuestro gusto, incluyendo pipetas de licor, esta temporada en Vait se llevan las torrijas rellenas. Con la base tradicional, se acompañan de crema de limón, de té negro inglés con piña natural y macerada en ron, de arroz con leche casero, de compota de manzana y chocolate y de crema Jijona. Tampoco faltan las clásicas, de azúcar y almíbar, y el pan especial de torrijas para hacerlas en casa e intentar que se parezcan a las suyas.
8.- Celicioso (Hortaleza, 3). Con pan sin gluten, bañadas en leche sin lactosa y con canela natural. Así es como preparan en Celicioso las torrijas para celiacos y alérgicos a gluten y el resultado, como en el resto de sus productos, es fantástico. Es una suerte contar con una pastelería-panadería como esta en Madrid. Un sitio que se ha convertido en lugar de ‘peregrinación’ no solo para celiacos sino para todos, pues la calidad de su repostería es excelente.
9.- Casa Mira (Carrera de San Jerónimo, 30). Este templo del turrón artesano se convierte durante la Cuaresma en todo un referente en torrijas. Fue fundada en 1851 por Luis Mira, un pastelero de Jijona y maestro del turrón que se trasladó a la capital a probar fortuna y fue tal el éxito que obtuvo que se convirtió en el proveedor de la Casa Real de Isabel II. Hoy, su tataranieto Carlos Ibáñez mantiene intacta esa fama y no solo por los turrones. Hay que probar sus torrijas… y relamerse.
10.- Nunos (Narváez, 63). Cuando parece que ya no va a poder rizar el rizo, lo vuelve a hacer. José Fernández lleva ya casi una década sorprendiendo con sus torrijas increíbles: convertidas en pintxos de tortilla o morcilla, en latas de conserva, en petitsuis… ¿Y este año? Las presenta en forma de bocadillos típicos, como el de calamares, hamburguesas, un hot dog y hasta un cucurucho de patatas fritas. Puro trampantojo. Para el bocata utiliza un relleno de dulce de leche y los calamares son leche frita. La minihamburguesa es una torrija elaborada con pan de hamburguesa (mojada en leche y frita), rellena de una ganache de chocolate de leche y cubierta de una crema de chocolate blanco como si fuera queso. El ketchup es de frambuesa, claro.