Rapelle toi, Barbara! © Ouka Leele

Rapelle toi, Barbara! © Ouka Leele

Nací en Madrid, y viví mi infancia en plena calle de la Montera, más castiza imposible. Siempre me he dedicado al arte, de una manera u otra, creo que desde que nací. Tuve que pasar por el colegio, pero en cuanto lo terminé me dije a mí misma: aquí se cierra este largo paréntesis que empecé a los seis años y vuelvo a retomar donde me quedé, que no es otra cosa sino bucear dentro de mí para conocer mejor esta maravilla en la que estamos, la vida y Madrid.

Una ciudad que siempre me ha dado la posibilidad de continuar explorando y filosofando libremente. Aunque la libertad siempre es un decir, en todo lo que atañe a lo humano. Eso, al menos fue lo que yo viví en Madrid en aquellos maravillosos años, en los 80 o por ahí… Me fascina ver que Madrid es a la vez cambiante y permanente; cambió todo de golpe pero, por otro lado, coincidir en una misma ciudad con una generación tan creativa y sensible como la que fuimos, es un privilegio.

Los cielos de Madrid son excelsos y siempre alucinantes (©José Barea, Madrid Destino).

Los cielos de Madrid son excelsos y siempre alucinantes (©José Barea, Madrid Destino).

Lo mejor de Madrid, aunque sea un tópico, es que su gente es abierta y no es de ningún sitio, que todo el que llega a Madrid es automáticamente de Madrid sin tener que hacer ningún tipo de esfuerzo pelotillero, sin tener que bailar el chotis ni nada parecido. Una ciudad abierta es algo maravilloso y acogedor. Los cielos de Madrid excelsos y siempre alucinantes. No me gusta lo creado ni lo cuadriculado. Decía Hundertwasser que en la naturaleza nada es recto sino curvo. Y así me gustaría que permanecieran siempre los cielos de Madrid.

El Museo del Prado es un auténtico tesoro donde vivir el arte del futuro.

El Museo del Prado es un auténtico tesoro donde vivir el arte del futuro.

Madrid es una de las ciudades más fotogénicas que conozco. El Museo del Prado es un auténtico tesoro donde vivir el arte del futuro. Porque hay en él artistas para los que todavía no ha llegado el tiempo que soñaron. Microteatro por Dinero es también una de esas pequeñas cosas que nacieron y que creo que hay que conocer.

En Madrid hay tiendas genuinamente castizas que siguen teniendo todo el sabor.

En Madrid hay tiendas genuinamente castizas que siguen teniendo todo el sabor.

Soy amante de todo lo vegano y busco sitios en los que encontrarme a gusto y siempre los he podido encontrar en Madrid. Me encantan las pequeñas tiendas que encuentro por toda la ciudad, jóvenes creativos que abren lugares donde soñar. Pero también me encantan las tiendas más madrileñas, que siguen teniendo todo el sabor. Como las que rodean la Plaza Mayor: Pontejos, etc. La parte más alejada del centro de la calle Alcalá, también tiene tiendas de barrio y la calle Bravo Murillo; según te alejas del centro está llena de tiendas fascinantes.

Al pasear sin rumbo por Madrid, es fácil encontrarse con sorpresas, como esta fachada de Lavapies.

Al pasear sin rumbo por Madrid, es fácil encontrarse con sorpresas, como esta fachada de Lavapies (©José Barea, MD).

Quiero decir que no me gustan las tiendas que están en todas las ciudades, me gustan las tiendas que me hablan de la gente de ese lugar, de ese barrio concreto de Madrid y de las formas de vivir, no una franquicia impersonal, eso no me interesa nada. Lavapiés, Chueca… son barrios muy jóvenes a la vez que de toda la vida. Es esa eterna disyuntiva de Madrid la que siempre me ha gustado. Pasear y callejear, sin rumbo, siempre te hará encontrar algo interesante. Aunque en lo relativo al ARTE, con mayúsculas, yo soy más bien una ermitaña.

La luz, siempre la luz. Uno de los elementos más fascinantes de Madrid.

La luz, siempre la luz. Uno de los elementos más fascinantes de Madrid.

Yo a Madrid la contemplo: a veces recuerdo cosas como el día que vi un rayo de luz atravesando unos visillos e iluminando una mesita, hasta que llegó a tocar una pierna… Siempre he trabajado aquí y he creado muchas obras, así que es una ciudad que me interioriza e inspira. Sueño con que esta madre que es Madrid, vaya recuperando su naturaleza que a veces no valoramos lo suficiente. Uno de mis sueños es que el Paseo de la Castellana se convierta en un jardín, sin coches que la atraviesen. Nací en este milagro y aquí volví a nacer de nuevo tras una enfermedad. Es mi doble cuna.

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