Hasta hace unos meses, conocíamos las food trucks solo por las películas. Ahora, la comida callejera o streetfood es cada día más habitual en Madrid y los sabores de todo el mundo salen de estas furgonetas vintages. Como la chifa, una cocina que fusiona Latinoamérica y Asia en bocados muy sabrosos.
Si buscamos a los responsables de este boom de la comida callejera en Madrid nos encontramos con Estanis Carenzo y Pablo Giudice. Estos dos argentinos, amigos desde su más tierna infancia en Buenos Aires, han recorrido medio mundo trabajando en fantásticos restaurantes hasta llegar a Madrid. Y hasta aquí han traído una nueva forma de cocinar… y de comer.
Su primer restaurante en la capital fue Sudestada, hace ya diez años, un espacio de cocina del sudeste asiático fusionada con la despensa ibérica. Luego introdujeron en Madrid la comida chifa en su Chifa Comedor y lo último ha sido versionarlo en forma de Chifa Boteco, una barra de bar carioca, y también en food truck, la camioneta que cada mes aparca en MadrEat.
Pero, ¿qué es la comida chifa? Se trata de la cocina que los chinos toman en Perú. Explica Estanis que a principios del siglo pasado hubo una gran emigración china a Perú. Y el nombre proviene de la combinación de los términos chi, comer, y fan, arroz. Los limeños escuchaban a los chinos decir chifan cuando se llamaban para comer y lo aplicaron a la comida en sí.
La comida chifa tiene personalidad propia (como la nikkei, fusión de japonesa y peruana) y estos dos cocineros le han dado una vuelta más, incorporando algún toque español. Pero lo justo. Su cocina es un viaje de América a Asia en un solo bocado.
Chifa Comedor se encuentra en Chamberí, en el local original donde estaba Sudestada antes de cambiarse a Modesto Lafuente. Es pequeño, con la cocina abierta y tan solo seis mesas, por lo que hay que reservar siempre. La falta de espacio se suple con buena comida, auténtica, y un servicio encantador. La mayoría de las propuestas tienen una clara base peruana con algún toque de fusión asiática, aunque en otras encontramos raíces filipinas, venezolanas, ecuatorianas…
Hay platos que debes probar casi “obligatoriamente”: el escabeche filipino, un bonito escabechado con vinagre de frutas y aceite de oliva, con aceitunas, tomate, lima, hierbas aromáticas y verduras, acompañado de un esponjoso bollo de pan con un toque dulce, que también hacen aquí. Olvida cualquier prejuicio y pide la lengua escabechada. De-li-cio-sa. El aeropuerto de calamar, que es un arroz chaufa (arroz salteado al estilo chino) en el que se combinan pato, fideos de calamar frito, huevo, vegetales y ajíes, te hará ir pasando por todos los sabores, desde el dulce hasta el picante. Otro plato chifa, chifa, son los fideos salteados con verdura y cangrejo. No adelanto más.
Las ricas empanadillas de pollo y huitlacoche (que es un hongo del maíz) se comen solas. Y el tamal, que es un plato de origen indígena, se prepara en Chifa relleno de cerdo y acompañado de curry verde tailandés, tomates cherry confitados y hierbas, exquisito aunque ojo, las tortitas de maíz son pesadas así que si ya has comido suficiente, mejor deja este plato para otra ocasión.
En los postres, suena y sabe muy bien el pastel bañado con tres texturas de leche con helado de mango y un toque de té chai, y para los chocolateros, el vaso de chocolate también con un juego de texturas.
La cerveza artesana La Virgen es una creación de Estanis y Pablo y marida perfectamente con su comida, en cualquiera de sus versiones: lager, jamonera, castañas… También hay una breve carta de vinos y lo que es un éxito son sus cócteles. En su carta líquida está la caipiriña, el mojito brasileiro o la batida mojitada de maracuyá.